Difusión: País Llionés y en especial montes y puertos Astur- Leoneses, Cántabros y Extremeños y en general todos aquellos puertos y regiones que se hayan visto afectados por el fenómeno ganadero de la trashumancia. Se exceptúan en esta distribución todas las zonas del Pirineo Aragonés y Navarro y trashumancia a los Monegros, zona de difusión del Mastín de los Pirineos.
Subespecie:
Molozoide. Tipo «B».
a)
Descripción en conjunto:
Es un
perro de gran talla, hipermétrico y mediolíneo.
Bien
proporcionado, muy potente y musculado. Esqueleto compacto.
De
gran cabeza y cuerpo con pelo semilargo.
Cariñoso,
manso y noble, resulta un perro de gran firmeza ante los enemigos y los extraños,
en especial cuando se encuentra defendiendo y guardando fincas y ganados.
Su
ladrido es ronco, grave y profundo, de una gran intensidad, percibiéndose a
considerable distancia.
Se
trata de un perro muy inteligente, no desprovisto de belleza. Su expresión
manifiesta ambas cualidades.
En su
comportamiento se observa que es un perro seguro de sí mismo, dosificador de
sus fuerzas por ser conocedor de su enorme potencia
b)
AIzada a Ia cruz:
El
peso de un mastín adulto se aproxima a los ochenta kilos en el macho y unos
sesenta en la hembra. El tamaño o altura media, tomando como referencia la
distancia de la planta a la cruz (lomo), es de
ochenta centímetros en el macho y setenta y cinco en la hembra.
La
antigüedad de la Raza no está bien definida. Se cree que las primeras
invasiones celtas y después los fenicios, fueron los introductores en toda
Europa de los perros molosos de Oriente. De estos perros molosos desciende el
Mastín Leonés, después de la lógica adaptación a nuestro país.
Conocido
ya en la baja Edad Media, es un auxiliar insustituible del ganadero y su
pertenencia y protección está ya estipulada en 1270, cuando se funda el
"Honrado Consejo de la Mesta".
Desde
esta época a 1911, creación de la Real Sociedad Central Canina, la raza ocupa
el medio rural únicamente; sin que por este motivo fuese un perro desconocido.
Su nobleza y carácter. le hacen muy apreciado y le hace llegar incluso a la
Corte Real: donde el universal Velázquez lo plasma, manso y noble, en su cuadro
“Las Meninas".
Desde
1911, se comienzan a inscribir perros Mastines en registros genealógicos.