Indice
1-El mito de Teseo
2-Otros laberintos
3-Acertijos clásicos
4-Soluciones
Teseo fue un héroe griego que
venció a muchos enemigos y libró a Grecia de infinitos males. Cada año los atenienses
debían entregar a Minos -rey de Creta- como tributo de guerra, siete doncellas y siete
jóvenes, que eran entregados como pasto al Minotauro: un monstruo mitad hombre, mitad
toro. Cuando los mensajeros del rey
Minos llegaban a Atenas para demandar el tributo de jóvenes y doncellas, toda la ciudad
se vestía de luto.
En cierta ocasión, Teseo, que estaba en edad
de poder partir con el grupo de jóvenes, pidió ser uno de ellos y prometió a su padre
que mataría al Minotauro, librando a Atenas del horrible tributo. Apenas llegado a Creta,
se atrajo la simpatía de Ariadna, hija del rey Minos, y, con ayuda de la princesa,
pudo realizar su hazaña.
El Minotauro estaba encerrado en un
intrincadísimo edificio llamado Laberinto; el que entraba en él no podía
encontrar jamás el modo de salir.
Por sugerencia de Dédalo, un artífice
ateniense constructor del edificio, Ariadna dio a Teseo un hilo. Atando un extremo de este
hilo a la entrada del laberinto y llevando en la mano el ovillo de dicho hilo, Teseo pudo
entrar hasta donde se hallaba el Minotauro y matar al monstruo, y, después, recogiendo de
nuevo el hilo en el ovillo, salir incólume del laberinto.
El laberinto cretense construido por Dédalo
en las cercanías de Knossos y destinado para ser morada del Minotauro, es uno de los más
famosos, por haberlo popularizado la mitología grecolatina. Se recuerdan, no obstante,
otros laberintos célebres: el laberinto egipcio en las cercanías de Arsinoe, que contaba
doce patios y unas 3000 estancias; el laberinto samio, en la isla de Samos; el laberinto
itálico, o sea el monumento sepulcral de Porsenna, rey de Chiusi. |
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Ayuda a llevarle sus herramientas y el
cemento al albañil 
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¿Qué camino deberá seguir el camión para
llegar hasta la excavadora? 
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1.- ¿Cuántos ratones puede
comerse un gato en ayunas? 
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2.- Dos vacas se
encuentran en un prado; la una mira hacia el Este y la otra hacia el Oeste. ¿Cómo
podrían mirarse una a la otra, sin necesidad de volverse? 
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3.- En una rama había cinco
gorriones. Un cazador dispara un tiro y mata tres de ellos. Decid cuántos quedan en la
rama. 
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4.- Ocho niños están sentados en torno a una mesa, sobre la cual
han colocado una cesta con ocho peras. Cada uno de los muchachos toma una pera, y lo
asombroso es que todavía queda una pera en el cesto.

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5.- Diecisiete
estudiantes jugaron una mala pasada a un hotelero de agrio carácter que, por añadidura,
tenía fama de ser muy tacaño. Le encargaron que preparase una comilona, rogándole que
figurase entre los comensales. Convinieron, después, que la cuenta sería pagada por el
comensal que le correspondiese, de acuerdo con esta condición: contarían uno a uno, los
que estuviesen en la mesa, y al que le tocara el número 7, se retiraría quedando ya
exento del pago. Continuarían contando, a partir del ausente, y nuevamente se retiraría
el que hiciera el número 7. Y así sucesivamente, hasta que no quedase más que uno solo
de los comensales. Éste sería la víctima, y de su bolsillo saldría el pago de la
minuta. Sin sospechar nada, aceptó el hotelero, y los estudiantes comieron hasta
saciarse, y lo que es mejor, sin pagar un céntimo, porque fue precisamente el hotelero el
designado por la suerte ..., aunque más justo es decir, por la mala suerte. 
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1. El gato se comerá un solo ratón,
porque cuando se coma el primero dejará de estar en ayunas.
2.- Las dos vacas están encaradas,
mirándose, aunque una de ellas mire también al Este y la otra al Oeste.
3.- Ninguno, porque los demás
emprendieron el vuelo.
4.- Cada niño tomó una pera. El
último se quedó con la pera... y el cesto.
5.- El hotelero creyó hacer un gran
negocio, puesto que los comensales fueron numerosos. Los estudiantes, decididos a darse
una comilona a costa del ingenuo hotelero, comenzaron contando a partir del comensal que
precedía ocho lugares al dueño del hotel; de este modo, los estudiantes iban siendo
eliminados, uno tras otro, y cuando el hotelero hubo de pagar, se vió precisado a sacar
el dinero de su propio bolsillo para pagarse a si mismo.
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