R U S H
EL PRISMA CANADIENSE
Por Carlos Zaldívar
En la mitad de la década de
los setenta, inicié el vuelo. Un vuelo en
una noche interminable. Un vuelo por el
progresivo. Reinaba un azul nocturno,
profundo y la inquietante mirada del búho frente a la mía: Fly By Night estaba
en mis manos. Un concepto creativo,
innovador y genial, tanto musical, artística e imaginativamente. El país de la hoja de maple, había enviado a sus
emisarios del progresivo a recorrer el mundo.
Los teclados y guitarra de
Geddy, el bajo de Alex y las percusiones de Neil, quienes iniciaron esta misión
evangélica de propagar el progresivo por el mundo, llegaron a México. Un sueño que lustros atrás, tuvimos los fans
de ese prisma canadiense; en que algún día se dejaran “Rolar los Huesos” por
estas tierras. Era casi imposible. Sólo soñábamos.
La separación temporal llegó
y el análisis y la reconciliación de cada elemento de ese prisma, marcó la
pauta para la continuación de tal misión.
Sabíamos que después de recorrer los “Hemisferios” del planeta, pisarían
suelo azteca. “Vapor Trails” daba
“Señales” de un tour que al asomarse por las “Ventanas Poderosas” indicaban
este destino.
Twain no lo hubiera escrito,
ni Verne se lo hubiera imaginado: Treinta mil almas apostólicas del progresivo
en el foro sol, los emisarios canadienses, los efectos audiovisuales, tres
secadoras de lavandería... y el gran inicio con Tom Sawyer. El viaje apenas nacía, a una distancia de
casi treinta años. El “Maestro” Neil
Peart mostraba los comprobantes, constancias y sellos de ser el “mejor
baterista del planeta”.
Aterrizaron rolas que indiscutiblemente
fueron toda una “Retrospectiva” progresista.
“A New World Man”, “Red Alert” y otras
Lee
mostró su poco español con “Gracias, Gracias”, pero su potencial en las cuerdas
y en los teclados sobrepasaba cualquier lenguaje nativo en el planeta; él habla
un lenguaje universal, el que además de entenderlo... lo sentimos: RUSH vive en
nosotros. Pero tres horas como
partícipes en una misa progresiva, no fueron suficientes para escuchar y sentir
a todo “Vapor” lo que Rush quiso ofrecernos.
“Subdivisions” no apareció, pero tras semejante comunión, adquirimos
limpieza y pureza. Después, sólo con
“Different Stages”, “A Show of Hands”, “Signals” o cualquier otro álbum bajo la
almohada podríamos conciliar el sueño.
Yo, simplemente con “Fly by Night”.
Esa noche del cinco de octubre fue inolvidable, porque también fueron
conmigo Carlos y Rick, quienes a su corta edad, ya conocieron al “Mejor
Baterista del Mundo”. Ahora... sólo les
falta conocer a Dios, en persona.