NIGHTWISH
Tarja: Mi Deseo Nocturno
Por
Carlos Zaldívar
La
espera ha terminado, pero ha iniciado otra, porque prometieron regresar muy
pronto. Este segundo lunes de diciembre, en vísperas de navidad, en el Circo
Volador, nos dimos cita centenas de fieles sirvientes de la banda finlandesa de
Nightwish. La cita fue a las veinte horas
con treinta minutos en el templo del metal.
Llegamos
temprano, para hacernos de la vestimenta, literatura, discografía y fotografías;
cual fieles devotos evangelistas antes del culto.
El
templo de Calzada de la Viga fue abarrotado desde tempranas horas y la emoción
y ansias por alabar al “nu-metal” aumentaban cada minuto.
El
crepúsculo estaba naciendo y los gritos de “Nightwish, Nightwish”
ensordecían por momentos nuestros deteriorados y tiernos tímpanos… ya faltaba
poco.
Cuando
las manecillas marcaban las veinte horas con treinta y dos minutos y con una
épica introducción, fueron apareciendo JUKKA NEVALAINEN
en la batería, EMPPU
VUORINEN en la guitarra, MARCO HIETALA en
el bajo, TUOMAS
HOLOPAINEN en los teclados y tras un breve lapso,
Tras
cada rola y el agradecimiento del público, Tarja declaraba con dulce y tierna
voz las palabras de “Gracias Mexico City”, acompañadas de algunos
besos. Rolas como “Sleeping Sun”, “She
is my sin”, “Bless Child” y “The Kingslayer” nos hicieron vibrar y sentir vivos, como para seguir sus pasos por
toda Europa y en un tour largo y agotador.
Marco
comentó que en época de navidad no quisieran regresar a casa – “Ustedes son los culpables” – comentó. Se aventaron el cover de Megadeth “Sympathy for Destruction” y otra balada, tras la que los sentimientos brotaron como cualquier
metalero meloso.
“Once” es el album que vienen promocionando con esta gira que durará hasta
fines del dos mil cinco, con un ángel caído, llorando tras ser exiliado del
paraíso; pero no sabe que el verdadero paraíso es al que ha llegado.
La
segunda vestimenta de Tarja, al puro estilo nórdico y “modern fashion” que podamos conocer, fue de pantalón negro y blusa
roja de cuello alto, espalda al descubierto y adornada por su larguísima
cabellera oscura, contrastando con su voz e interpretando “Wishmaster”.
El
poder de las baquetas de Jukka, hizo que nuestros cuerpos estuvieran al borde
de una explosión interna, dispuestos a admitir cualquier exageración de
decibeles para terminar confortablemente aturdidos.
Tanta
fue la emoción, la euforia y admiración por la banda que logramos hicieran un
segundo encore. No podía faltar “Over the Hills and Far Away” del irlandés Gary Moore.
Pensé
que durante el concierto, los aclamaría y acompañaría en algunas rolas, como
cualquier fan que va predispuesto a un ritual musical. Pero esta vez, ese paradigma fue roto: en
cuanto Tarja llegó al escenario tan modesta y humildemente… quedé perplejo (y pendejo, ¿por qué no?) de tan inimaginable belleza que se
minimiza en los wallpapers, álbumes o fotos. Así, sin más ni más, fue la visita
del amor utópico, platónico y el de una diosa que nos complace con lo mejor de
nuestra música: el metal.
A
casi dos horas del evangelio un-metal, se despidieron de la manera más
elegante y humilde; rindiendo homenaje a sus fans, respeto… y la promesa de
regresar pronto.
“Buenas Noches” fueron las últimas palabras ovacionadas de Tarja, quien nos incitó al
deseo (por tercera vez) con una falda y botas negras, y una blusa con un
exquisito escote y semi transparente al frente.
Esta
noche de diciembre, Tarja fue una vez más, mi deseo nocturno.