« Misión Cumplida », fueron las
palabras escritas en el fascículo 12 de “Sultans of Swing (Fraternidad)”
por MemoRock. “Espero que algún día
venga a México y ahí estaré, en primera fila”.
Pues hoy, se cumplió dicha Misión.
A sus escasos 52 años y con la fuerza de un roble, Mark Knopfler llegó a México para ofrecernos dos majestuosos conciertos/recitales con lo mejor de su repertorio.
Sobre Knopfler hemos escrito demasiado, y nunca
será suficiente. Artículos, reseñas y
notas tanto en la gaceta “Sultans of Swing” como en algunos ensayos,
artículos y colaboraciones. Knopfler
siempre da de que hablar... (y escribir).
Iniciando la gira de “Sailing to Philadelphia”
llegó el maestro a dar cátedras de guitarra en todos los géneros; directamente
al Recinto del Paseo de la Reforma.
Cuando se formó la fraternidad de “Sultans
of Swing” pensamos en que algún día podría venir Mark Knopfler, a lo cual
calificamos de una utopía, pero no imposible.
Transcurrió el tiempo y en el fascículo antes mencionado se volvió a
comentar. En el documento sobre Dire
Straits y el origen de la Fraternidad “Sultans of Swing” se mencionó
nuevamente.
Honor a quien Honor merece.
Se comentaba que su nuevo álbum saldría al
mercado para el primer día del año 2001, pero se adelantó, y “Sailing to
Philadelphia” apareció por el mes de Octubre del 2000; y obviamente también el
rumor de su presencia a este país, el cual se confirmó a principios de este
año. Su llegada a México fue
confirmada. Marzo del 2001.
La espera inició el conteo final. Los boletos estaban en nuestras manos, para
las dos presentaciones. Iríamos todos
los miembros y grandes fanáticos del buen Rock.
¡Qué recuerdos de Rock 101 cuando presentaron
el álbum de Brothers in Arms!
Así, en punto de las 20:37 horas daba inicio la
gran gira STP del maestro y excelente guitarrista mundial.
Los primeros acordes de “Calling Elvis” fueron
acompañados de aplausos y ovaciones por todos los presentes en el Auditorio
Nacional. A este ritmo: todos de pie.
Terminó la espera y la emoción sigue corriendo
por nuestras venas. Y seguirá por mucho
tiempo.
Con vestimenta oficial y el corazón tatuado con
el apellido Knopfler, estaríamos esperando la llegada de “Sultans of Swing”,
“Brothers in Arms” y “Romeo & Juliet”.
La época de oro del Pop Rock que fuera marcada por Dire Straits: los años ochenta.
Alabanzas al maestro después de los casi diez
minutos de “Calling Elvis”, y de ahí a quemar las mejores. Siguió “Walk of Life”.
Con camisa blanca, playera negra, pantalón de
mezclilla, la voz medio escabrosa y con un acento mejor que el de hace veinte
años, Mark nos promete una larga noche de música. Ahora vendrían algunos éxitos del Philadelphia de los que
destacaron “El Macho” y “Sailing to Philadelphia”.
Llegó uno de las favoritas: “Romeo & Juliet”. Y a las primeras pisadas de la Stratos de
Knopfler, los que seguían sentados, pues
a pararse. Comenzaba una de las
mejores baladas de todos los tiempos.
Con esta rola, fue la primera gran ovación que
recibió el maestro de maestros. Grandes
alabanzas, aplausos y gritos del público conocedor. Porque “Romeo & Juliet” estaba dejando huella en el alma de
muchos de nosotros. Pero esto no fue
suficiente. Después de más de un minuto
de aplausos... se dejó venir “¡SULTANS OF SWING!”. De pie y admirando a Mark,
cantando, y otros bailando, se sintió el enorme placer por estar presentes
durante una rola que dejó huella en el Hit Parade.
Por fin llegó la rola que es denominada como un
himno, que nos ha influenciado a muchos, que marca la vida de una persona en
“dIRE sTRAITS” y que se estableció como una de las mejores rolas del siglo XX y
de los que vienen.
¿Cómo es posible que Mark, un humilde ser
humano, disfrute la guitarra como si fuera su mejor amante?, ¿Por qué su manera
tan especial de darle un feeling extraordinario a ella? Pues después de buscar miles de respuestas,
la más sencilla y obvia es que está ayudado por la Mano de Dios. Es un milagro poder tocar así. Con “Sultans of Swing”, Mark se explayó,
debrayó totalmente y se extendió por un mundo ilusorio de fantasías que ni
Bukowski ha vivido.
Sin pasarse de extravagancias o movimientos
sobresalientes, sino con humildad y respeto para el público que lo vio crecer,
Knopfler continua con el solo de guitarra extraordinario.
Ya no es el jovenzuelo de casi 29 años (edad cuando la compuso), tocando y cantando “Sultans of Swing” y que fuera hacer historia y llegar al Número uno en aquel 1977. Hoy, a casi cinco lustros décadas, “Sultans of Swing” ha madurado. Es un sonido evolucionado de voz y guitarra.
Los decibeles producidos por aplausos de miles
de fanáticos, comenzaron a subir... y duraron bastante tiempo. Fue una larga y emotiva ovación para el gran
guitarrista de los Straits. Humildemente
esperó, agradeció y continuó con más del Philadelphia.
Estábamos muy satisfechos, pero la ruta musical
todavía se veía larga. Ahora pedíamos por “Brothers in
Arms”, “Money for Nothing”, “Once Upon a Time in the West” y “Private
Investigations”.
Algunas más del Philadelphia y luego se
despidió. Llegó entonces el primer encore,
para que regresara con “Speedway to Nazareth” y “Telegraph Road”. Mismas rolas de larga duración que causaron
más aplausos y emociones en el público.
Después el segundo y tercer encore. Queríamos más y faltaban éxitos. ¿Dónde estaba “Money for Nothing”?
Finalmente regresó después de una larga
petición de aplausos. Regresó para
deleitarnos con la rola que significa una gran amistad entre hombres que suelen
ser hermanos, de sangre o de corazón; regresó con “Brothers in Arms”. Que delicia de rola, que nos recuerda
algunos amaneceres nublados y fríos en “The House Rock”. Después vendría el ícono ochentero de “Money
for Nothing”, pero esta vez ya con un sonido más académico y lírico.
El inicio es guitarra acústica y percusiones, y tras una breve pausa...
llega la guitarra principal. Bienvenida sea “Money for
Nothing”. Todos de pie y siguiendo al maestro en su
travesía por un centro comercial de electrodomésticos. Eso sí, se extraño la voz de Sting en los
coros, pero que más podíamos pedir.
Nosotros lo sustituimos.
La impresión de Mark se reflejaba en su
rostro. Un rostro de asombro e
inesperado. La respuesta de sus fans
era grandiosa. Casi todos se fueron
satisfechos, excepto los miembros de “Sultans of Swing”, pues esperaríamos al
día siguiente para volver a reentrar al viaje maravilloso a Philadelphia y sus
alrededores.
El siguiente concierto, fue similar. Pero la ovación fue más grande y regresó a
un cuarto encore. Esta vez agradeció infinitamente a sus fans. Tardó en retirarse y tras unas breves
inclinaciones en aprecio y admiración, se retiró.
El primer final del concierto significaba el
inicio del primer encore, y así sucesivamente.
Quisiéramos que no llegara el final de estos inicios, que marcaba una
nueva experiencia para Knopfler. Y al
transcurrir el tiempo nos dimos cuenta que faltaron “Private Investigations”,
“Tunnel of Love”, “Twisting by the Pool”, “Far Away” y otras. Eso puede significar que las guardó para el
siguiente Tour de regreso por México.
Al final de los conciertos, todos de pie, y
dando gracias por tal experiencia, iniciamos la retirada. Una experiencia que contaremos siempre en
cada sesión y con todo aquel que sea fanático de la buena música, del buen Rock
y de Mark Knopfler.
Al final, y todavía de pie y en la primera
fila, estaba Dios. Aplaudió a Knopfler,
pidió un nuevo encore y lo ovacionó. Lo
bendijo y volvió a ascender.
Este texto está dedicado a los pequeños
“Sultans of Swing”: Guillermo, Diego
Mark, Angélica Yunuen, Carlos, Ricky, Dylan Alejandro y París René, quienes en
un futuro estarán recordando estas experiencias del Rock.
Abril 2001.