Joaquín Chamorro Aguilar
SIGLO MALDITO, ROÍDO POR LA GUERRA
Hay un Tiempo de los astros. Y hay un Tiempo
del espíritu, la sangre y la carne: un Tiempo humano.
SIGLO MALDITO, ROÍDO POR LA GUERRA...
Siglo maldito, roído por la guerra,
obstinada y brutal, de horror creciente.
En un agosto tuyo vi esta tierra
y ya en ti la explosión saltaba hiriente.
Crecí, soñador joven, y otra guerra
infernal, fratricida, fue mi ambiente.
La más atroz contienda que aún aterra
siguió a ésta incivil nuestra vorazmente.
Siglo tan rico en noble y pura ciencia,
pervertida después, envilecida
aliada indigna y cruel de la violencia.
Siglo sin alma, ni ángel que al fin venza
tu desprecio a la muerte y a la vida.
Vivo contigo; y me hundo en la vergüenza.
HABITANTE EN LA ESTRECHA CELDA OSCURA...
Habitante en la estrecha celda oscura
de esta angustia en la guerra, que me apresa,
desespero intentando abrir la espesa
puerta oculta que así me encierra dura.
¿Dónde el fácil respiro, dónde holgura
ha de hallar el latido que me entesa?
-Aprieta, ¡oh!, más tortor, y al aire expresa
este denso manar de mi amargura-
Habitante en la prieta celda hiriente
que me cerca y asfixia tenazmente
mi existir de español y hombre lamento.
Debiera al fin ceder y, consecuente,
dejar aquí de ser, mas tercamente
a esta vida en la noche doy mi aliento.
MADRE CASTILLA
Triste y largo es el cuadro del paisaje
con el suave horizonte confundido.
Delante un pardo bosque, allá perdido
viste un monte lejano azul ropaje.
Sienas y ocres en plano y recto viaje
por el lienzo del campo en recorrido.
Junto al rio un fiel álamo crecido
vertical pincelada, erecto paje.
Tráeme gozo admirar el cuadro amado
de esta tierra que en claro espacio extiende
su nostalgia de mar tras grave arcilla.
Tráeme un acre dolor que, hondo y callado,
con su canto, aún sin voz, me invade y prende
contemplando tu faz, madre Castilla.
ANTE UNA ROCA DE GRANITO
(En «Las Arribes» del Águeda)
Ante mí, consistente mole dura,
tu presencia se yergue inconmovida,
y eres reto a mi ser de hombre; infiel vida
cual destello fugaz en negra hondura.
Ante mí te levantas, escultura
de granftica plastica, batida
por la lluvia y los vientos, e invencida
por el tiempo tu basica estructura.
Piedra ciega, durable mas que el hornbre,
de la tierra el tambien brote, mas tierno
tallo erecto, de forma deleznable.
Mi marcha llegara, peña sin nombre.
Y tu aqui seguiras, cara a lo eterno:
sentada realidad, roca inmutable.
¡QUÉ CLARO SE HALLA EL MUNDO!
¡Qué claro se halla el mundo! La mañana
limpiamente ofrecida a un sol crecido.
Transparente allí el mar bebe tendido
la vivaz radiación que el cielo emana.
El aire, azul filtrado, no le gana
a la tierra en color resplandecido.
Vibran cosas y espacio en fiel latido.
Toda sombra enemiga huyó lejana.
Animales y plantas, embriagados
de alta luz, son también abierta vida
que en la atmósfera fluida y leve alienta.
¡Qué claro se halla el mundo! Y qué cegados
y abismales misterios tenso anida
tras las formas lucidas que él ostenta.
¿DÓNDE AQUELLA HONDA MÚSICA PERDIDA...?
¿Dónde aquella honda musica perdida
que no pude lograr, aquella huyente
expresión ya total, raudal latiente
de la más cierta esencia de mi vida?
¿En qué secreta cueva transfundida
se sumió ya sin voz su audaz corriente
-oh, imprendida canción, transida fuente-
y dejó en mi esta urgente sed ardida?
Aún intento apresarla, aún me desvivo
por hallarla y poder mostrar su intensa
efusion de hontanar ciego en el suelo.
Explorador tenaz tras de su esquivo
e ignorado aflorar sigo en mi tensa
busca insomne y ya larga cual mi anhelo.
A UNA HOJA DE HIERBA
Breve hojilla tú aquí, tierna y verdosa,
a la tierra sutilmente adherida,
eres vida pequeña, parva cosa
por calladas esencias recorrida.
Transparente tu forma, y temblorosa,
por la brisa en la tarde sacudida,
vegetal plumoncilla, leve, airosa,
me pareces ingrave y aterida.
Nada tú eres apenas, brizna erguida:
En la piel multiforme de la vida
pelusilla de la ocre faz terrosa.
Nada tú significas, mas crecida
ante mí que te hablo, conmovida
quizá, vibras también, lates hermosa.
DESESPERO
Desespero constante: desespero
por asir la belleza fluida y pura.
Desespero al vivir -gracia insegura-
advertido de un cruel ataque fiero.
Desespero por ser, logrado, entero,
extendido latir tras la negrura.
Desespero al buscar limpia hermosura
presentida y, tal vez, largo agujero.
Desespero y tenaz angustia hiriente
oprimiendo a este afan que alto pretende
superar eso informe que me aterra.
Desespero al estar -hilo viviente-
bajo un filo que cierto y fatal pende.
¡Desespero esencial de hombre en la Tierra!
¿ES PASIÓN POR MUJER INCONSEGUIDA...?
¿Es pasión por mujer inconseguida
esta urgente avidez, presión creciente
que alargar tensas me hace tenazmente,
cual ballesta, las fibras de mi vida?
¿Es querer, es calor de ansia encendida,
esta sed que me hostiga el pecho urente
de un gozoso beber en veraz fuente,
como en vasto desierto presentida?
Ah, no sé. Sólo aquí en certeza he estado
de que un constante hervor, sin fiel trasiego,
soy en el fijo embalse que me atranca.
Sé que aún más vida pido, sé que ciego
ha de ser para el río en mí apretado
el recogido cauce que lo estanca.
UN COCUYO EN LA SOMBRA ESTREMECID0...
Un cocuyo en la sombra estremecido
con su luz sobre una hoja temblorosa,
soy yo, humano, a este fiel barro adherido,
incierta claridad pobre y ansiosa.
Insectillo encendido. ¡Qué azarosa
tu existencia fugaz en el batido
lugar que ha de arrasar incontenido
ese filo brutal que a todo acosa!
Un cocuyo transido, ah, sombra enorme,
soy ya sólo en tu espacio, brote leve
que ha de ser desprendido en golpe hiriente.
Hombre aquí, en tenue luz, ser inconforme,
me sostengo y persisto aún con mi breve
foco vivo en la gran noche latiente.
IMPRENDIDA BELLEZA
Imprendida belleza: Intacta e ingrave
en las cimas flotantes de la vida.
¡Oh, qué largo mi ansiar tras tu crecida
y levísima esencia, grácil ave!
¿En qué ignotos sonidos, qué audaz clave,
he de hallarte, presencia conmovida?
¿En qué ritmos, cuál flor, qué voz transida,
podré ardido lograrte antes que acabe?
Peregrino detrás de tu evidencia,
persiguiéndote sigo en mi alto anhelo,
presentida tú allí, pura y distante.
Quémame, ya enfogada, la impaciencia.
Busco aquí tu perfil, horado el cielo.
¡Y no encuentro la paz con tu semblante !
QUOUSQUE TANDEM...? II
¿Hasta cuándo este azar, este cruel juego
-dime tú, jugador hondo y oscuro-
de un nacer y un vivir prestos al duro
empellón que los lance a un estar ciego?
¿Hasta cuándo este andar nuestro inseguro
sobre un filo fatal, este trasiego
permanente a un pozal negro e impuro
donde quieto el latir vida es sin fuego?
En las sombras trabajas: mas no existe
tu concreto alentar. Un movimiento
sin croupier es la trágica ruleta.
Y así entonces aún más extraño el cruento
deshacer de lo vivo, que persiste
para ser de la muerte jugarreta.
BREVE PAZ
¡Qué sereno está el mar, quieto y callado,
recibiendo la luz limpia nacida !
¡Cómo allí, ya sutil línea perdida,
con el cielo se funde, oro esfumado!
Yo lo miro, y también hoy remansado,
quieta vida soy plena y extendida.
Dejo allá desprender mi ansia en crecida.
Y gozo, ¡ah!, tibia paz de aire flotado.
Pero no ha de tardar, fiel mar silente,
en llegar la borrasca a estremecerte
y hacerse agitación tu calma vasta.
No tardará en llegar tampoco urgente
hasta mí la pasion que asaz me inquiete:
La interior erosión que me desgasta.
EROS EN LA NOCHE
(Nocturno de verano)
¿De dónde ese rumor de voz transida
con la noche me llega y atraviesa?
¿De dónde esa canción lejos perdida?
¿De dónde esta invasión que así me entesa?
¿De dónde esta embriaguez, jamás bebida,
sabor de ansia en mujer que ardida besa?
¿De dónde esta poción de miel y vida?
¿De dónde este vapor que me embelesa?
¿De dónde el frasco abierto que me aroma?
¿De dónde la honda fuerza que me entrega?
¿De dónde esta pleamar que me levanta?
¿De dónde este fervor que así me colma;
de dónde esta efusión que así me anega
el pecho en fuego ya, y la garganta?
MÁS LUZ, MÁS SOL...
«Licht, mehr Licht!». Últimas palabras de Goethe
Más luz, más sol; más aire y vida espero.
Radiante alienta, mundo fulgurado.
Que vibre el curvo cielo resonado.
Que dance audaz la sangre ardida quiero.
Más luz, más sol; más rico el gran florero
del campo, generoso y derramado.
Que labios hallen voz de amante a amado.
Que alcance ritmo y canto el bosque entero.
Más luz, más sol... Más hálito ferviente
bebamos en quemante sed urgente
de ser aquí los dos dicha prendida.
Qué raptos de fusión y ardor creciente
relámpagos vibrantes sean, querida,
para en su resplandor no ver la muerte.
COLORES Y HOMBRE
(5 sonetos para una exposición informal expresionista)
I
AQUEL OCRE Y AQUEL AZUL FLOTANTE...
Aquel ocre y aquel azul flotante,
¿qué secreto me cantan acordados?
Y aquel verde esmeralda tras velados
rojos quieto, ¿de qué habla en voz distante?
Aquel limpio carmín, lejos sangrante,
¿de qué llagas inmensas ha brotado?
-Desprendido él tal vez, allá espaciado,
de púrpuras a un sol viste brillante-.
También tú, corazón rojo y ardido
eres, hombre; en el cosmos ofrendado
a otras vidas en sangre renovadas.
Color latiente y vivo, estremecido
luces breve y, transido, encandilado,
expiras con tus carnes entregadas.
II
IMPACTO DE AMARILLO AZAFRANAD0...
Impacto de amarillo azafranado
estrella es, a un nocturno azul prendido.
Ignorado meteoro un rojo ardido
lo atraviesa sutil fluido aguzado.
Un violeta crecido asciende alado,
viajero tras de un leve oro perdido.
¡Qué embebido decir -verbo escondido-
su cromático juego entusiasmado!
La tela invade un ánima extendida
que en ella tiembla, cálida y transida,
con su vívido anhelo insatisfecho.
¡Hondón del hombre en las fibras de la vida!
Rojos y ocres de sangre incontenida.
Brasero enardecido de su pecho.
III
ENREJADO DE ROSAS, Y EN EL FONDO...
Enrejado de rosas, y en el fondo
la extensión de un azul incontenido.
Leve asoma un sutil rojo perdido,
rubor de un escondido latir hondo.
Verde rastro allí pasa indefinido
revelando un diluido perfil blondo.
Todo en música urdido, conmovido
y caliente en certísimo trasfondo.
Certísimo en calor, en densa vida
exaltada y luciente, recogida
en el concreto espacio donde crece.
Trama de amor, color, y decidida
entrega ella, callada y embebida,
en el lienzo tensado que la ofrece.
IV
ROJO ESCARLATA, BERMELLÓN SANGRANTE...
Rojo escarlata, bermellón sangrante,
y amarillos de llama, un sol herido.
Allí azules, granates y, extendido,
un carmín trazo, audaz cantor vibrante.
Todo inmerso en el ritmo coruscante
de un secreto danzar estremecido.
¿Dónde alientas, callado y desvivido,
hombre tenso en el cuadro palpitante?
Eres drama y color, entraña henchida
verazmente mostrada, y transcendida
vida en trazos intensos entregada.
Tiembla el ánima de ansias recorrida.
Y, en cromáticas fluencias desprendida,
su expresión ya en el lienzo es liberada.
V
ENCENDIDO DE ROJOS Y DORADOS
Encendido de rojos y dorados.
Amarillos de flores anhelantes.
Elongados carmines son flotantes
vapores en la tarde desplegados.
Violetas elegidos, serenados,
recorren luminarias ofuscantes.
O buscan, elevados y distantes,
los goces de la sangre liberados.
Hay un hombre en el cuadro que palpita:
Colores, ya cordiales, que se ofrecen,
y oculta realidad que se levanta.
El ardor del instinto se acredita
en púrpuras rojizos que ígneos crecen.
Y, azul de libertad, el aire canta.
ÁBRASE MUSICAL
Ábrase musical, leve, ascendente
ya en poema, la palabra desprendida
de interior elección, voz escogida
de un decir enritmado alto naciente.
Fluya ingrave y ligera, vivaz fuente,
generosa versión incontenida,
esta esencia que llevo dirigida
con calor de hondo amor a lo existente.
Cante y lleve también el sentimiento
que me invade ante el cosmos encendido
con la tierra y el sol que nos sustenta.
Ábrase; y entregada con mi aliento,
vaya en ella el latir estremecido
que conmigo aún más vida ser intenta.
DESPRECIO DEL POETA POR LA MUERTE
Puedes llegar -un momento, ah, cualquiera-
como flecha fugaz, mas heridora.
Puedes segar, potente, a cualquier hora,
mi hablar con tu imponente hoz certera.
Puedes cortarme, hendir mi hebra sonora
expuesta al operar de tu tijera.
Soy un juego en tu mano compresora.
Puede apretarme, ahogarme, cuando quiera.
Mas, perdido ahora yo en un ritmo ardiente,
no me aterras, que a mi temor desmiente
la feliz vibración que lo supera.
He de seguir, seguir... Canta creciente
este mi hondo latir, del poema fuente.
¡Ha de vivir mi voz aunque yo muera!
¡DIVAGAR!
«Divagar es lo mejor».
Palabras que oí pronunciar a
Unamuno en un discurso.
¡Divagar...! Dejar fluir, ya derramada,
la palabra en el aire suspendida,
con incierto avanzar de hoja perdida
sin saber dónde va, leve flotada.
¡Divagar...! Puro hablar ser, fiel a nada,
cual viajero vapor, brisa embebida.
Palpitante calor, niebla de vida,
solamente la voz vaga espaciada.
¡Divagar...! Y, aunque tronco hecho a este suelo,
me halle preso en fatal valla certera,
sea yo, al menos, así nauta en lo ingrave.
¡Divagar...! Y dejar que, ave ligera
la palabra en errante y audaz vuelo,
libertad le dé al ser que, ah, en mí no cabe.
CUAL MENDIGO A TU PUERTA...
Homenaje a Tagore
Cual mendigo a tu puerta estoy sentado,
la ocasión esperando de encontrarte.
Cual mendigo a tu pórtico arrimado
anhelando poder al fin hallarte.
Pasan gentes. Su afán apresurado
va tras no sé qué cosas. Sólo aparte,
junto a tu escalinata, desvelado,
yo me obstino callado en esperarte.
¡Muévete! ¡Nos estorbas! A menudo
me reprenden así, con voz airada,
trajinantes que ofusca la riqueza.
Mas varado sigo aquí, ansioso y mudo
haragán que no sabe pedir nada,
aguardando a que luzca tu belleza.
A ELSA, BAILARINA CLÁSICA
Hoy he visto a lo humano ascender leve,
y sutil rasgo hallar de algo divino.
Hoy he visto en flotado girar breve
puras formas lograr fiel torbellino.
He podido saber que un femenino
cuerpo tenso y audaz, bello, se atreve,
suspendido él, a ser vida en destino
vertical de ave, o flor que alta luz bebe.
Hoy te he visto danzar, Elsa, y no acierto
a saber si aún aquí tu torso es cierto
o fluidez de vivaz aire ritmado.
¡Ah, retorna a pisar, grave ya, el suelo!
No te rapte, rival torvo en tu vuelo,
presa en red musical, un viento airado.
LLAMA Y DRAMA EN UN BAILE POR SOLEARES
Uno, dos, tres... El pie en el suelo llama
a hondas fuerzas que se alzan y enardecen.
¡Cómo en ellas se alargan y embebecen
sangre y cuerpo en ardiente y audaz trama!
Uno, dos, tres... La danza se hace drama
de ansias tensas que en brava lucha crecen.
A una, ritmos de tierra la estremecen.
A otra, limpio querer alto reclama.
Uno, dos, tres... Airado taconazo
enérgico señala ya el rechazo
de aquello que al espíritu arrebata.
¡Serenidad!... Mas, nueva en torso y brazos
trepa vida serpeada de ígneos trazos
hasta que un gesto altivo al ser rescata.
VIVIR
Vivir sólo es flotar, ir como el ave,
aspiración suspensa en toda cosa,
musical efusión, fogata airosa,
nube que aún de lo térreo nada sabe.
Vivir es avanzar, ser fluida nave,
y olvidar que feroz, constante acosa
la existencia tenaz fuerza imperiosa,
de lo vivo enemiga dura y grave.
Vivir es deambular libre cantando,
la mirada y la voz lejos, y luego
consumir lo escogido del presente.
Vivir, ¡ah!, es para mí galopar ciego,
los caballos del verso cabalgando,
por caminos de amor, e ir ahuyentando
con trallazos de ritmos a la muerte.
EMBRIAGUEZ DE ABRIL
Ebrio en honda ebriedad, y no de vino,
de la vida sino, lagar ferviente,
en un cielo de abril, vaso luciente,
bebo su matinal fluir claro y fino.
Me rebasa su hervor, súbeme urente
en pleamar transcordial de aéreo destino.
Embarcado estoy ya, ciego valiente,
en su alado vapor, fácil camino.
Fácil viaje: avanzar de ola que funde
gratamente, al pasar, toda compuerta
que mi ardida expansión gozosa impida.
Ebrio en honda ebriedad ya se confunde
mi alma en tierras y azul, plena y abierta,
con el aire... la luz... la mar crecida.
DE UN TRÁGICO BALLET ESPAÑOL
I
POTENCIA HORIZONTAL, FUERZA PRENDIDA...
Potencia horizontal, fuerza prendida
por la furia tremenda que te crece,
toro en iras y ardor, tromba de vida,
tu presencia en el coso ya estremece.
Delante un hombre está: su forma erguida:
e, irritándote audaz, la capa mece.
Rojo vivo ante ti, roja la hervida
sangre tuya encendida que enfebrece.
Y allá vas, hacia él, que tenso espera
tu cegada embestida, preparado
para el sesgo en donaire que ha de hacerte.
Tiembla ya en crispación la plza entera.
¡Quieto el tiempo! En el ruedo han comenzado
a danzar prieto baile vida y muerte.
II
EL TORO PLANTADO
Preparado el testuz, el cuerpo presto
al designio feroz que te condena,
en el medio del ruedo, erguido, apuesto,
quieto esperas, plantado en la ocre arena.
Muralla circular, de voces llena,
te limita excitante; y pronto, en gesto
agresivo, ya es arco audaz tu enhiesto
cuello tenso que el recio ataque entrena.
Un hombre llegará, intentando airoso
ordenar y esquivar, solo en el coso,
tu arrancada con temple y grácil arte.
Y ciego seguirás, ya sin reposo,
torbellino vital, ciclón hermoso,
hasta ser de la muerte fácil parte.
INVOCACIÓN AL RITMO
Llegue un ritmo alto, al fin. Dance la vida
y su intenso batir de olas me anegue.
Llévese a la nostalgia desprendida.
Lléneme, ya feliz: dichosa llegue.
¿Qué brotada canción, qué voz crecida,
ha de ser la que en fiel gozo me entregue?
Suba plena, y rebase incontenida
mi honda copa en hervor que al cosmos riegue.
Que mis fibras se tensen, que sacuda
limpio un arco el cordaje recto y vivo
de mi entraña, ya en fiesta preparado.
¡Oh alegría, expansión, gracia desnuda!
Bata el canto al dolor; búrlelo esquivo.
Llegue un ritmo; ebrio son: tiempo extasiado.
LEJANÍA DE AZULES...
Lejanía de azules, nubes rosas
como naves en marcha distanciadas.
Quietas formas las cosas gravitadas
se hacen ansia, crecidas y anhelosas.
Nieblas vagas, viajeras perezosas,
el horizonte velan esfumadas.
Suaves sierras, del aire enamoradas,
enrojecen de vida codiciosas.
Entregada ya el ánima, extendida
en el ámbito hallado, lenta bebe
fluido encanto en callados tonos grato.
Y ella espacio también, cuando perdida
ya en la tarde que luz transida embebe,
es color, aire... amor sin arrebato.
RECORRIDO POR TODAS LAS ESENCIAS
Recorrido por todas las esencias
de la cósmica vida recolecto
tensamente en mi ser de humano erecto
sus azares diversos y secuencias.
Fiel resumen tal vez es mi existencia
del viviente universo; y en mí acepto
además de su dicha el gran precepto
de sufrir hasta la última sentencia.
Hombre soy: llevo el mar, el sol, la planta,
y animales variados que aún sustenta
roja sangre ritmada en ronda grata.
Mas también vertical mi ser aguanta
la presión que a su aliento ahogar intenta.
¡Y su inercia total cuando los mata!
EL TOREO DE LA MUERTE
De la muerte también yo, fiel torero,
hombre tenso y erguido, el cuerpo recto,
ciego espero el temido, atroz efecto
de su cuerno fatal, buido y certero.
Está el ruedo desierto. Tronco entero
firme aquí, vertical ser aún erecto,
solitario en constante riesgo acepto
su embestida brutal de toro artero.
Y el peligroso juego audaz prosigo,
el quehacer de mi suerte desplegando,
como todo esto vivo, en honda guerra.
¡Oh, cuán pobre la gloria que persigo!
Ser, de cierto, prendido, y caer dejando
quieto el pecho, tendido en sombra y tierra.
EN EL AIRE ME SIENTO FLUIDO LEVE...
En el aire me siento fluido leve:
Tibia calma dejada y extendida.
¡Qué quietud en la tarde contenida!
Limpia luz tenue allí mi hálito bebe.
Sutil brisa el azul vibrado mueve
imitando a mi azar de incierta vida.
(Ave blanca es tal vez, allá transida,
mi esperanza en perdida ruta breve).
Más ahora, ¡oh!, por qué. Soy vagarosa
esencia con la luz, el ser, la cosa,
humana transfusión en todo enclave.
Nada pido. Soy fluencia pura ingrave.
Nada soy quizá yo. Mi ser rebosa
al espacio entregado: ¡ah, errante nave!
AÚN TE ANSÍO, BELLEZA
Aún te ansío, belleza: logro intacto,
escogido, perfecto y distanciado.
No eres cuerpo, modelo limitado,
acabado, total, medido, exacto.
Eres tal vez sonrisa huyente, rapto,
noche viva de encanto indescifrado.
O quizá vago amor; o un transformado
temor afín del gozo en hondo pacto.
Aún te anhelo, y persigo tu esperada
floración extasiada de la vida;
elegida, distinta, limpia y grata.
Aún te adoro, querida indesvelada.
¿Eres tú? ¿Tiemblas, ya reconocida?
Tu expresión presentida me arrebata.
INTERROGACIÓN EN LA NOCHE
Ante el cosmos plantado, el tronco erguido,
e inseguro en mi humano latir breve,
torno a ser, asombrado y sorprendido,
la honda y tensa pregunta que me embebe.
Vuelo torpe a lanzar ávido el buido
dardo de un inquirir que alto se atreve
a buscar la verdad, el fiel sentido,
de este enorme universo, en vuelo leve.
Y ante el cosmos, de nuevo exasperado,
interrogo tenaz sobre el motivo
esencial de mi estancia en este suelo.
Mis preguntas proyecto: mas callado
sigue el cielo en la noche, y crece activo
mi encendido indagar tras de mi anhelo.
QUIERO MÚSICA SER
Quiero música ser: perdidamente
en el aire distante liberado.
Quiero ingrave sonar, y largamente
derramarme en el ancho espacio amado.
Volandero cantar extensamente
ir, viajero en fiel tiempo inacabado.
-Un sonido mi esencia; y un viviente
surtidor melodial mi hálito alzado-.
Quiero así transfundirme; y entregado
a hondos ritmos, creciente y conmovido,
a la entraña llegar de toda vida.
He de música ser, vibrar flotado.
Y romper, ya fluyente y desprendido,
esta grávida red que me invalida.
PASA, NOSTALGIA
Pasa, ¡oh!, pasa: Creciente y desprendida
déjame aquí, nostalgia que atraviesas
a mi vida y la exaltas y allá entesas
largamente doliente y contenida.
Pasa, ¡oh!, pasa: que avanzas y no cesas.
Soy tendido anhelar, ala inmovida,
contigo, y nunca lograr puedo la huida
forma intacta y querida: Tú me expresas.
Tú me expresas ya fiel. Pues haz viviente
eres tenso de fibras, que hondamente
me atirantas, lejana proyectada.
Pero pásame ya: pase volcada
esta crátera henchida en que me embebes.
Pasa o mátame al fin: pues paz me debes:
¡Oh encendida nostalgia inacabada!
CON LOS RITMOS CABALGO FELIZMENTE...
Con los ritmos cabalgo felizmente,
entregado a ti, poesía: mi desvelo.
Pasad altos las simas de la muerte:
Adelante, corceles: ¡salto y vuelo!
Adelante: Y, pendientes sobre el suelo,
no dejadme rozar el barro inerte.
Cante el verso. Resuene el violonchelo
del vibrante silencio tensamente.
Recte címbrico el arco: crezca el tono
de las íntimas fibras en su presa
suspensión desvivida tras lo hermoso.
Con los ritmos cabalgo; y no abandono
su encendida carrera que embelesa.
¡Con los ritmos mi vida hasta el gran foso!
SOBRE EL ABISMO NEGRO SUSPENDIDO...
Sobre el abismo negro suspendido
en las redes vivientes sigo ciego.
Hombre nuevo, a la tierra desprendido,
sobre un hondo barranco mi haz despliego.
Mi haz de fibras pendientes en un juego
de hilos tensos tramando un escogido,
coloreado tapiz donde, crecido,
a encendido vivir grato me entrego.
A encendido vivir tras la clara altura,
embebido en lo azul o ebrio de gozo,
ignorante del foso cierto abajo.
Tejed fibras, urdid ante la hondura
el más fino dibujo, que un destrozo
brutal pronto ajará vuestro trabajo.
LLEGUE YA EL PURO HABLAR...
Llegue ya el puro hablar, fácil ligero,
flotador en la vida que lo mueve.
Llegue el limpio sonar, grácil y leve,
alto y claro vibrar, de aires viajero.
Llegue el fluido esencial que ávido espero
contenido en el verso que lo entregue.
Pueda en él ya mostrar esto que embebe,
vapor ciego, mi ser: vivo brasero.
Surja en plena extensión -brote dehiscente-
la expresión, aún secreta, en mi latiente
tórax pleno, que se alza y enriquece.
Láncese la fiel voz, nueva y creciente,
que volcada en lo azul ceda fluyente
lo que alado cantar bello merece.
VEGETAL SOY TAMBIÉN...
Vegetal soy también. Savia latiente,
de la tierra favor, llevo embebida
y, pendiente en mi ser, sube crecida
hacia el sol y el azul: fluido silente.
Vegetal yo también: tronco sufriente
a la tierra prendido, mas erguida
como rama deseosa y desvivida,
mi nostalgia de un bien lejano ausente.
Y plantado sigo aquí, árbol humano
vertical que tal vez se halle cercano
al momento ignorado del derribo.
Mientras tanto, cual fiel pájaro hermano,
llégame un verso afín que hace verano
con su canto en el huerto donde vivo.
AUSCULTACIÓN DE LA NOCHE
Un rumor solamente, un tenue acento,
de la noche viviente se me entrega.
Un rumor: nada más. Acaso el viento
que, perdido y fugaz viajero, llega.
¿Una voz? Ah, no: Se alza y despliega
leve insecto su alado, aéreo sustento.
O aquí dentro, al pasar tenso un momento,
honda fibra esencial vibra en mí ciega.
De nostalgia quizá: cuerda elongada
y tirante, que allá prende y se aleja,
o en su arranque interior tiembla transida.
Voz total de la noche inexpresada.
Rómpela ya en cantar: ábrela y deja
que fusión musical sea con mi vida.
A UN POCO DE BARRO
Arcilla primordial, empastecido
substrato genesial donde la vida
fue lanzada a ser fiel forma y latido
en el ánima humana florecida.
Masa ciega y sin voz, tal vez crecida
tensamente, a ser llegues conmovido
cuerpo en goce, o, ya grave y desvivida,
tiembles, ocre sufriente y contenido.
O puede que en un tiempo hayas plasmado,
torso erecto en colmado latir fuerte,
cierta vida selecta y elevada.
Puede ser que un audaz relieve alzado
antes fueses, y aquí ya, barro inerte,
sólo tierra con muerte remasada.
A UN VIEJO ROBLE
Como tú, viejo roble aposentado
en la tierra, seguro el tronco fuerte,
planta de hombre también, hondo afirmado,
¡ah!, quisiera yo ser árbol latiente.
Árbol vivo en tenaz lid resistente
al embate de un cierzo despiadado.
Árbol recio en querer, tenso y alzado,
vertical tras de un claro aire luciente.
Mas en duro interior llevas tú plenas
vetas rectas que ascienden savias puras
dando vida y sustento desde el suelo.
Y en mi entraña de vísceras y venas
sólo fibras dolientes e inseguras
trama son de inlogrado y ciego anhelo.
TRAPECISTA-HOMBRE
Saltimbanqui también yo, el juego airoso
de la vida realizo suspendido.
Trapecista obligado, hago el riesgoso
trabajo de seguir siendo latido.
He de ser y existir, rizar movido
volatines al filo del gran foso.
Avanzar, sin respiro en fiel reposo,
sobre un hilo sutil alto prendido.
Y un momento ignorado, mas seguro,
ha de ser fatal hueco donde caiga,
en fallado viraje, tras del suelo.
Trapecista sin red, circense oscuro,
en el aire estaré mientras me traiga
la mañana coraje para el vuelo.
EN MI TÓRAX TENSADO Y CONMOVIDO...
En mi tórax tensado y conmovido,
¡qué riqueza latiente y encendida!
Albergarla no puede contenida
este ingrávido vaso en mí crecido.
Este vaso que asciende y, extendido,
aún pretende colmar su alta medida.
Mientras, hombre-árbol yo, planta movida,
grave sigo en el suelo suspendido.
Grave sigo; y no sé si este fiel lazo
que a la tierra me liga -tallo activo-
es la fibra esencial que me sustenta.
Forma de hombre mi ser, extraño trazo
en la plástica enorme de lo vivo,
todavía no sabe por qué alienta.
HAY UN RUDO SAYAL...
Hay un rudo sayal bajo mi veste
de hombre aquí satisfecho en grata vida.
Hay espartos rugosos dentro de este
traje externo que aún llevo en forma erguida.
Porto un cíngulo estrecho; y ya es herida
su erosión interior de espino agreste.
-Tensa lucha en mí crece: sostenida
agresión de una oculta y negra hueste-.
Llevo un rudo sayal; roce secreto
que mis llagas reaviva tenazmente
hasta hacerme rodar quizá vencido.
Y nadie, ¡ah!, tal vez sabe de este prieto
ceñidor pertinaz que largamente
me desuella detrás de mi vestido.
INEXPRESABLE
Ah, no puedo expresarme, y decir quiero
la riqueza interior que hoy me rebosa.
Ah, no puedo lograr mostrarla hermosa
en palabras que hallar feliz espero.
Ah, no puedo exprimir, volcar sincero
en mi hablar la vivaz fuente gozosa
que en latiente calor llevo hervorosa
manteniéndome así prieto esenciero.
Y he de tenso quedar y, aún contenido,
denso brote a estallar, troje oprimido,
en intentos de ser verbo espaciado.
Quiero, al menos, vibrar, darme en sonido.
Y, entre ritmos, dejar fluir desprendido
este cáliz vital hondo y colmado.
A LA TIERRA LLEGADO...
A la tierra llegado, móvil ciego
mi vivir ya lanzado a un viaje incierto,
marcha en largo carril corvo y desierto,
tras de un logro ignorado al que no llego.
Acortar quiero el tiempo a veces, luego
retrasarlo también pretendo, y siento
que perdido aquí estoy, hombre, y sustento
pido en mi deambular, o ya me entrego.
Ya me entrego al fiel suelo, y tiemblo ahogado
en sus limos inertes, mas, erguido,
nuevo y fuerte remar doy a mi barca.
Avanzar y volver, tornar llagado
al camino sin luz, y caer transido
finalmente, ¡ah!, es el sino que me marca.
RENUNCIACIÓN DE HOMBRE
¡Ah, no más preguntar! Ni un sólo intento
nuevamente de abrir la sombra inmensa
que parece impregnar crecida y densa
el diverso vivir que es todo aliento.
Nunca más yo lanzar, tenaz y atento,
este urgente indagar, buida apetencia,
al costado esencial de esa presencia
dilatada y plural, de vasto asiento.
Mi renuncia es total. Esfuerzo vano
fue mi tenso buscar del hondo arcano
que en el cosmos secreto estar prefiere.
Nunca yo interrogar. Ebrio pagano
he de aquí sólo ser, dichoso hermano
del feliz animal que nada inquiere.
¡DAME FUERZA, PALABRA...!
¡Dame fuerza, palabra...! Ya desvelo
por llegar a la estancia musicada,
el sereno lugar, donde flotada,
rapte al ánima un poema, sobre el suelo.
¡Dame fuerza, efusión...!, abierto al cielo
y la mar, allá incierta y distanciada,
para alzar la canción, aún no brotada
melodía que amor prenda en su vuelo.
Quiero así a mi vivir darle un sentido
vertical, ¡oh ascendencia!, pleno hallado,
aunque caiga en mi empeño, el pecho hendido.
Olvidar ello espero: e ir elevado,
con respiro, en mi voz tensa exaltado,
y no andar por la tierra confundido.
COMO AROMA EXTENDIDO, VAHO EXHALADO...
Como aroma extendido, vaho exhalado
de hondo fuego en el aire difundido,
quiero ciego marcharme: humo transido
en huyente horizonte disipado.
Que ello sea cual baño, alto, elongado,
pleno y grato, de azul desvanecido.
-Tenue abrazo feliz, beso fundido
que al espacio tornar me haga entregado-
Que este duro existir, este vibrante
tronco humano esencial, aún calor siendo,
fluido se haga en fiel mar, ya intáctil nave.
Que me pierda yo aquí, mas diluyendo
lentamente mi ser, leve y flotante:
niebla incierta, vapor... hálito ingrave.
ESFERA MADRE TIERRA
Ensalzar, ¡ah!, debiera tu belleza,
Tierra nuestra, en el cosmos distinguida
con infinitas muestras de la Vida
en ti plasmada; ¡oh asombro!, ¡qué riqueza!
¡Cuántos seres y plantas, con destreza
sin igual de una plástica escondida,
modelados en tu área, preferida
para tanta plural naturaleza!
Soprendido y pasmado, yo debiera
cantar en ditirambo entusiasmado
tu inmensa producción de madre activa.
De rodillas te miro, hermosa esfera.
Mas rechazo en mi horror de hombre angustiado,
que también el morir sobre ti viva.
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