¿ECOLOGISMO?
La madurez no es un término ligado exclusivamente al conocimiento cuantitativo y a la experiencia sensible ni, simplemente, al paso del tiempo. Una sociedad madura sería aquella que logra, paulatinamente, un grado de desarrollo mayor de todas las posibilidades inmanentes en los seres que la conforman de una manera equilibrada y serena. Digamos que todas las posibilidades se resumen en dos: la posibilidad de desarrollo Científico y la posibilidad de desarrollo Espiritual. Desarrollar una posibilidad más que la otra es ya, en rigor, una aberración, una disfunción. Aun sabiendo que, como dijo Aristóteles, es difícil descubrir la Verdad, pero todavía es más difícil plantear las dificultades razonable y convenientemente sin que nadie se asuste y te conceptualice bajo la etiqueta de pesimista, el problema ecológico no tiene solución, puesto que las necesidades "creadas" son muchas y los medios disponibles pocos. Y estos medios son pocos no porque no existan materialmente, sino porque las estructuras de poder de los pueblos llamados "desarrollados", los tienen hipotecados para asegurar su "progreso". Solemos llamar "países subdesarrollados" a los que no tienen ni comida ni tecnología y "primitivos" a los que aún se mantienen en una estructura científico-espiritual equilibrada con respecto al Mundo y que se gobiernan según la Tradición que sus antepasados les han legado y así se sienten herederos del Conocimiento, no como un acto erudito sino bajo la Sabiduría que les otorga el saber que lo han de perpetuar... y paradójicamente nos llamamos "desarrollados" cuando tenemos una tecnología que nos corroe, cuando somos víctimas de un nihilismo que nos enajena tanto del medio en que vivimos como de nuestra verdadera esencia, cuando no tenemos ya ningún dios dispuesto a protegernos porque, hace ya algunos años, los expulsamos del ágora, ni ninguna musa complaciente que nos aconseje, cuando inmersos en la vorágine productivista y consumista no sabemos ni lo que queremos ni lo que necesitamos, cuando no somos capaces de entender que la "Ley de la Selva" se refiere a la Imparcialidad de la Naturaleza (necesidad de equilibrio) y no al poder egoísta basado en el desprecio y la humillación de nuestros conciudadanos y de nuestro entorno más inmediato. El problema ecológico es ante todo un problema onto-lógico. Es decir, una adecuación de lo que somos: ontos, con lo que hacemos y decimos: logos. El problema afecta al mundo en su totalidad (Cielo y Tierra). J. M. Gracia. |
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