25 de mayo de 2007
Haz el amor, no la campaña
Se lo están copiando todo a
Cicciolina, lo de la campaña caliente y hasta lo de ponerse
alitas en el chocho. La candidata belga Tania Deveraux, disfrazada de
ángel de nata como sobre el chocolate de su tierra, había
prometido 40.000 felaciones, que son más o menos los puentes
que ha dicho Chaves que va a erigir la Junta si votan al PSOE. Claro
que la chica ha matizado que la propuesta sólo pretendía
ser una crítica a los compromisos incumplidos de los
políticos. O sea, que ya sabemos que no va a haber ni
felaciones ni puentes, que no hay cuerpo ni presupuesto que resistan
eso y todo es por calentar al personal. En Alicante, también
Eva Climent, del Partido de la Ciudadanía, se promociona en un
vídeo besando con lengua a su marido, un beso que parece dado
con toda la fregona sin escurrir del amor. Pero en Andalucía
parece que tiene más éxito el sexo guarrindongo de
Frutos Barbero en Arriate, aunque hablar de “casa de señoritas”
le queda como de notario putero. O, por otro lado, el sexo
colectivizado y como en autobús de Los Verdes de Jerez, que
han propuesto el “bono sexo”, dos horas de hotel a precio de
botellón para los jóvenes, cuyo primer problema
municipal sigue siendo mojar el churro. Dicen estos verdes, que lo
son por el verde de toda la vida, que “liberar la sexualidad supone
liberar el pensamiento”, y es como un anuncio de Red Bull empezando
por los bajos y una vuelta al flower power de la pelota picada
que a Eva Hache le dio para su monólogo, cuando todo lo que
tenía la televisión para ofrecernos eran señores
feos con bigote o con camisa de cuadros arrojándose a la
cabeza calaveras y porrones de vino, imposible nada menos sensual.
Bueno, sí, menos sensual aún fue el “gran debate
regional” que montó Canal Sur, con candidatos muy conocidos
en su casa a la hora de comer. Fue el equivalente político de
la braga alta o el camisón hasta el tobillo: aburrido,
previsible y matrimonial como la postura del misionero. Esperábamos
toda una cama redonda con los grandes de la política regional,
pero sólo salieron unos vecinos con las pequeñas
intimidades y callos del pueblito de cada uno al aire, muchas ganas
de apagar pronto la luz, obviedades y palanganeros, y ninguna pasión
ni atletismo virtuoso en el acto. La política, como la cama,
para dormir, parecían decirnos.
Lo que le quedaba a la campaña
era ofrecer sexo. Claro que al menos supone una alegría entre
los apocalipsis etarras o urbanísticos con los que nos
asustan. Ya los antiguos dioses sabían que no existían
juramentos de amor y por eso perdonaban a los que los transgredían,
al igual que ocurre con las promesas electorales. Así, podemos
aliviarnos mirando la campaña en clave sexual, como si nos
imagináramos a todos los candidatos en calzoncillos o en
liguero, que eso siempre da ternura. El PSOE y la Junta optan por esa
seducción de ramazos y collares que son sus inversiones, ese
sexo como un chantaje con diamantes y cenas por el medio que hacen
los ricos. El PP, con sus dormitorios de caoba, pregona un sexo
decente y tapado, con rosario e hijos para los ejércitos de la
Patria. El PA lo que parece buscar es sexo desesperado, que ellos
andan ya en Andalucía como en las discotecas a las cinco de la
mañana. IU, por su parte, lo que exhibe es el nudismo alegre
del que sólo tiene su amor universal para revolcarse por las
colinas. En esta campaña sucia, mentirosa, que a unos les
justifican primarias y a otros facturitas, el sexo, el sano
desfogamiento del sexo, nos ha avivado la televisión cuando ya
estábamos seguros de que no nos casaríamos con ninguno
de ellos. Y yo me sigo preguntando quién calienta más
la campaña, el munícipe que nos dará noches
locas de hotel o Aznar y Chaves con sus declaraciones entre
estreñidas y despatarradas.
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