|
Las Religiones no cristianas
Nuestra Iglesia mantiene también un diálogo constante con las grandes religiones, como el Islamismo, el Hinduismo, el Budismo y el Judaísmo, buscando y reconociendo las semillas de Verdad y Santidad en todas ellas, así como los bienes espirituales y morales que persiguen. Sin embargo, tiene la obligación de anunciar a Cristo, que es el camino, la verdad y la vida (Jn 14, 6), en quien Dios Padre quiso reconciliar consigo todas las cosas.
Exhorta a sus hijos misioneros a que "con prudencia y caridad, mediante el diálogo y la colaboración con los seguidores de otras religiones, dando testimonio de la fe y la vida cristiana, reconozcan, guarden y promuevan aquellos bienes espirituales y morales, así como los valores socio-culturales que en ellos existen." |
|
|
|
Sectas de Origen no cristiano,
Espiritismo, Magia
Existen cientos de sectas de origen no cristiano, orientales o africanas. Generalmente los grupos de origen africano (con mucha influencia en Brasil) están imbuidos de una concepción mágica de lo divino y lo sobrenatural. Muchos de ellos practican la evocación de espíritus, la adivinación, la hechicería, etc. Todo esto es incompatible con la fe y la vida cristianas.
La concepción de lo divino en las sectas orientales es impersonal. La existencia personal de cada hombre queda anulada en el fin de la vida espiritual, en que el individuo se disuelve en la conciencia universal, es absorbido por lo divino.
Nosotros, los laicos de la Iglesia, estamos llamados a favorecer "con el ejemplo de vida y con la propia acción, la mejora de las relaciones entre los seguidores de las diversas religiones." Debemos escuchar lo que se encuentra en el corazón de todos los hombres y testimoniar nuestra propia experiencia de Cristo.
"Sabiendo que no pocos misioneros y comunidades cristianas encuentran en ese camino difícil y a menudo incomprensible del diálogo la única manera de dar sincero testimonio de Cristo y un generoso servicio al hombre, deseo alentarlos a perseverar en la fe y caridad, incluso allí donde sus esfuerzos no encuentran acogida y respuesta. El diálogo es un camino para el Reino y seguramente dará sus frutos, aunque los tiempos y momentos los tiene fijados el Padre (cf. Hch 1, 7)." |
|