Es un afecto profundo dentro del cual todos somos libres. . ."


  Otro santafesino, Jorge Abarca, de 25 años, dice haber encontrado en el Clínicas "el idealismo que en casa no podia expresar. Uno deja de lado las inhibiciones de su pago natal y sale a dar una serenata o se tira en la vereda a leer. Ademas siento que me estoy formando politicamente. En charlas de café en lecturas sueltas, en la lucha estudiantil, me siento cada vez más rumbeado."

    Más alegre, Plinio Zandrino (24 años, Villa María) confiesa que el com-pañero del Clinicas es "muleta" de las propias inperfecciones, y hasta el propio barrio se solidariza. El carnicero, el almacenero, las casas de familia, todos protegen y ayudan al estudiante. Si uno se fija en las cuentas de los almacenes, ahí dice 'El Cholo', 'El amigo del flaco', 'La novia del negro', y todo asi. Hay canilla abierta para la yerba, el azúcar y la carne. Y en los últimos desórdenes del Cordobazo, todo el mundo dejo la puerta abierta de su zaguán, por si algún estudlante rezagado se veía en apuros con la policía..."

    El fenómeno de succión que produce el Clínicas se refleja en Emilio Assarés, de 22 años, nacidó en la propia ciudad de Córdoba: "Desde que empecé a es-tudiar viví en el barrio General Paz. Allí estaba desconectado. Un dia vine al Clínicas de visita y me quedé para siempre. Me adoptaron los muchachos. Aquí he aprendido el valor de la amistad y he adquirido conciencia politica. Además, uno tiene el orgullo de ir al interior y decir: soy del Clínicas."

Desde el techo del Clínicas se ve el río Primero y terrazas, que la lucha política convirtió en trincheras

Página principal      ¿Cómo era ?      Historiando el barrio  Cepillo Inardi 
La piojera

1