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POEMA NO. 95 (al Oceano) Estos versos datan de finales del siglo XVIII. Fueron encontrados en el borde de un precipicio, sujetos a la tierra con una piedra. De su autor nada se sabe aun, solo se puede suponer que es la historia de tan enigmatico sujeto, que termino su vida por las razones que se exponen en el siguiente texto. |
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Hoy quiero que leas estos versos escritos para ti. Que los lean tus bellos ojos de jade... Y sólo, sólo por un momento te acuerdes de mí, mientras mi razón a tu rostro evade. La voz que me cantaba por las noches cuando lo último que pensaba eras tú, se calló hoy... por mi cuarto regando flores y sembrando melancolía en mi poesía azul. Me asomo por la ventana incapaz de dormir para descubrir estrellas y una lágrima en mis ojos. La lágrima es un grito del alma, del sentir, del no poder vivir sin ti ni siquiera un poco. ¿Qué voy a hacer esperandote los días, mientras cada segundo me acerca mas a la muerte? Le hablo al viento, le susurro algo de poesía para que te llegue algo de mi, al no poder tenerte. Abro el cristal y un pájaro vuela de mi pecho. Vuela hacia la luna y opacándola me canta. Cómo quise besarte, y cómo aun lo deseo. Ya no quiero solo pensar en ti, eso ya no me basta. Sucede que desde que me dí cuenta te amo, desde que te ví pensando en el olvido. Mi voz a través de las estrellas te llama en vano y acabo rendido, regando el suelo, perdido... ¡Cómo no quieres que te ame, dueña de mi infinito, si recogiste mi amor y le diste forma con fantasías! Y le diste a mi alma el soplo de vida que siempre quiso y ahora se resiste a vivir si la tuya no le hace compañía. Si tus miradas pueden engendrar ese amor, ¡ay! tú ya has despertado en mi, tal vez sin querer, un laberinto de pasión, un infierno de sentimientos que te hará feliz. Con mi canto, quiero darte alas de felicidad y que mires cómo brillan abajo mis manos. Quizá así te des cuenta de que con esta edad podemos volar más lejos, más tierno, más alto... Pero abro los ojos y sigo viendo esas estrellas, ese quedo reflejo de tu belleza inalcanzable. Las contaré hasta que te olvide (la noche entera) y llorar y gritar en éste mi estado lamentable. La misma luna que descompone mis lagrimas es aquella que descansa sobre tus labios. Llévale un pedazo de mi dolor, señora de las ánimas y con ella bésala, con un beso que dure años. Yo sólo fui una sombra enamorada que te miraba y no hacía mas que adorarte, pensando en si sólo te tuviera a mi lado un pequeño momento... y abrazarte... Yo no era mas que alguien más para ti, alguien caminando por las sombras de tu vida. Que era sombras y sólo eso, pero dí: ¿no te das cuenta que toda tú me fascinas? Sucede que no se qué hacer cuando te mencionan. Un sudor frío me recorre la espalda; con sus obvias preguntas me presionan a pensar en ti, queridisima hada. -¿Como son los ojos de esa creatura? "Son dos volcanes que arden en mi corazón llenándolo, al no verlos, de triste penuria y no poder apagarlos con mi dolor. Son dos armas mortales para este pobre desválido que lo traspasan como si de cuchillos se tratase y me llevan a un lugar perdido donde sólo puedo gritar tu nombre...herido..." -¿Cómo es que te enloquece su sonrisa? "Cuando ella ríe, toda tristeza como humo se va y el ver tanta perfección, me cautiva... Me da a entender que lo que no fue, será". -¿Qué futuro esperas encontrar, desgraciado? "Solo ella dicta mi destino con pluma de oro, ella se ha convertido en mi espíritu aferrado, del que sin ella, ¡me importaría poco!". ¿Es que no me explico cuando digo que no entiendo cómo se atreve a amarla otro, siendo tanto mi amor? ¿o es que el mundo no entiende de sentimientos tan puros que puedan venir de un muerto corazón? ¡Que infinitamente feliz hubiera sido si tan sólo me hubieras amado una vez! Con mirarte, una luz entra; era preciso que lo nuestro fuera imposible... no pudo ser. No podias ser mía, no se me concedió esa dicha, nunca los serás... y yo solo, con mis lagrimas, que corren como nieve por las laderas de los días en que tengo que mojar los versos de mis poemas. He hecho mi elección, querida, nunca más... Nunca más me vere reflejado en tus ojos... Nunca más te sentirás tan profundamente amada... Me quedo aquí con el viento, tan solo... He expresado lo poco que queda de mi ser, espero que alguien te los entregue, prenda bella. Vive dichosa sin mí, mientras yo no esté... que ya te veré más tarde, en la divina pradera. Y tal vez mientras escribo estos versos corra por mis mejillas un húmedo dolor... Y tal vez mientras tú leas estos versos, surja en ti algo de lástima o compasión... Siempre quise que fueras feliz, y aun lo deseo. Con esta oración, digo mi último adiós. Acuérdate de mí de vez en cuando, en tus sueños... que yo vigilaré el tuyo... junto a Dios. JO WERTHER 1999 |