GRUPOS DE ENCUENTROS

IGLESIA EVANGELICA BAUTISTA DEL CENTRO. REG. CULTO N:672. RODRIGUEZ 1036. ROSARIO

EDIFICANDOOS LOS UNOS A LOS OTROS

VOLVAMOS A LO BASICO

LECCION NUMERO TREINTA

SOPORTANDOOS LOS UNOS A LOS OTROS

 

 

Introducción:

Cierta vez, un rey solicitó a un famoso artista, que pintara su retrato para exponerlo ante sus súbditos. Vestido con su armadura y con la espada en la mano, el rey posó para el artista. Cuando éste se sentó ante la tela para comenzar su obra, notó que una horrible cicatriz sobre el ojo derecho del rey afeaba la frente. El artista temía que si trasladaba la cicatriz al lienzo, el rey se disgustaría; y si no la pintaba faltaría a la verdad. ¿Qué hacer? Después de un momento de vacilación, el artista dijo al rey: "Majestad, estoy pensando en el título que podemos dar al cuadro. Y si usted lo aprueba podría ser Un saludo a sus súbditos, para lo cual sería necesario que levantara la mano para el saludo". La idea agradó al rey, quien al levantar la mano para el saludo, dejaba la cicatriz escondida.

¿Tenemos el tacto y la cortesía de esconder las cicatrices y tachas de nuestros semejantes? Es mejor no hablar mal nunca de nadie; es ideal siempre mencionar lo bueno de los demás. "Las flores perfuman las manos que las esparcen".

"Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor" Efesios 4:2. En nuestro encuentro anterior, hemos estudiado el "sobrellevar los unos las cargas de los otros". Esta orden de soportar, nos parece similar, pero su sentido es muy diferente. El soportar con paciencia tiene que ver con la tolerancia, el tolerar con paciencia las idiosincrasias y debilidades, tener un espíritu perdonador hacia los que pecan contra nosotros.

"Soportarse los unos a los otros", pues, significa ser pacientes con las debilidades de los otros. Nadie es perfecto. Todos fallamos, particularmente en las relaciones humanas. Algunos hablan de "hermanos fáciles de amar" y otros de "hermanos difíciles de amar". ¿Será esto así? ¿Qué pensamos de aquellos que son dados a monopolizar las conversaciones y "monologan" y no dialogan? ¿Qué nos parecen aquellos que piensan que sus hijos son los mejores "modelos" del mundo? ¿Y los que siempre quieren tener razón? ¿Será que la tienen? ¿Cómo reaccionamos ante aquellos que se creen que los únicos que tienen problemas son ellos?

Cuanto más conciencia tengamos de nuestras propias debilidades y flaquezas, más fácil nos será tolerar a los otros. La carta de Pablo a los colosenses nos hace responsables de un modo más claro: "Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia, soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros." Col 3:12-13.

 

Paciencia

 

En Ef 4:2 y Col 3:12-13, en ambas ocasiones, el mandato de soportarse, va precedido por una palabra clave: paciencia. Otras veces se usa la palabra longanimidad (ver Col l:10-12). Esto es muy importante en la vida familiar, donde nos conocemos mejor que en cualquier otra unidad social, es decir somos pocos y nos conocemos mucho. Vivimos juntos día tras día, semana tras semana, año tras año. Se nos ve lo mejor como así también lo peor, tanto a padres como a hijos. Los padres esperan a menudo, más de los hijos que de ellos mismos, y los hijos esperan más de los padres que de otros adultos o ellos mismos. Y juntos esta dinámica da lugar a estallidos en los que hay de todos menos paciencia y tolerancia de los unos a los otros. Lo mismo puede decirse de la familia de Dios. Aquí también todos se conocen y en algunos casos demasiado, y es fácil darse cuenta de las maneras de ser de los otros. Es por eso que Pablo nos reta a "soportarnos los unos a los otros en amor". Cuando somos tentados a ser impacientes unos a los otros, necesitamos pensar en Jesucristo y su actitud hacia nosotros. Este era el secreto de Pablo, la longanimidad y la paciencia del Señor, marcaron su vida (1 Tim 1:15-17) y le dieron su excepcional tolerancia hacia los otros. El verse el peor de los pecadores y haber experimentados el amor y la paciencia de Dios al salvarle, hizo que Pablo respondiera a los otros con el amor y la paciencia de Jesús.

Un espíritu perdonador

 

Soportar a los otros y tener un espíritu perdonador, son conceptos sinónimos. Esto lo deja claro Pablo, en su carta a los colosenses (ver 3:13). Algunos cristianos arrastran agravios durante años. ¡Qué tragedia! ¡Qué desgracia! Que fuera de lugar para un seguidor de Jesucristo. Cuan desagradecido es el cristiano que guarda un agravio contra otro cuando Cristo a cancelado su deuda. Ver ahora entre todos Mateo 18:21-35 y sacar las conclusiones correspondientes.

Hasta el próximo encuentro .

 

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