LECCION NUMERO VEINTISEIS.

Aunque la gente debe servirse unos a otros, a fin de poder sobrevivir, aunque todos tenemos una naturaleza pecaminosa, hay una manera de servirnos unos a otros que nos hará libres, creando relaciones muy satisfactorias y duraderas. Esta manera es el amor, y el amor es lo que nutre la verdadera amistad y el auténtico servicio.

Una revista ofreció un premio a la mejor definición sobre lo que es un amigo. Entre las miles de respuestas estaban las siguientes: "alguien que multiplica el gozo, divide la pena y cuya fidelidad es inviolable", "un reloj que da la hora completa y nunca se atrasa". Pero la definición que mereció el premio fue la siguiente: " Un amigo es uno que llega cuando todos se han ido". En Cristo tenemos todos la posibilidad de contar con el amigo leal. En Marcos 10:45 dice: " Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos". Todo el evangelio de Marcos presenta a Jesús como modelo de siervo y nosotros como sus discípulos debemos imitar al Señor. Ver Lucas 22: 24-27 y dialogar entre todos acerca del lugar que anhelamos que es "sentarnos a la mesa" o "el que sirve". ¿ Qué estamos haciendo en este tema del servicio desinteresado a otros ?

Pablo, el gran apóstol se consideraba servidor de Cristo, y administrador de los misterios de Dios (1 Cor 4:1), pero en el idioma griego y en este caso, la palabra siervo es "hyperetes", que se refería al esclavo que iba encadenado en cierto tipo de embarcaciones del mundo antiguo que se movía a remos, y estos remeros iban en la parte no visible del barco y por supuesto la más incómoda, para que otros disfrutaran de toda comodidad y exentos de molestias. Los que sirven a otros son multiplicadores del gozo, los que dividen las penas ajenas y demuestran una fidelidad digna de todo elogio. ¿ Nos gustaría ser siempre este tipo de servidor ? ¿ Es fácil serlo ?

Por fe en la muerte y resurrección de Cristo somos hechos libres de la dominación de nuestras naturalezas pecaminosas y podemos servir realmente en amor. Los actos de esta clase de conducta Pablo los llama el "fruto del Espíritu". Notemos que Pablo enumeró cosas que están en el contexto de las relaciones (Gal 5:22-23), y no se trata de meras emociones. Cuando nos "servimos unos a otros en amor" hay, naturalmente, expresiones de amor. Las hay también de gozo. Hay paz, esto es, verdadera unidad y armonía en el Cuerpo de Cristo. Hay paciencia por parte de los unos a los otros. Hay mansedumbre, templanza, benignidad, bondad, etc. Cuando "vivimos por el Espíritu, andamos también por el Espíritu (Gal 5:25). Ya no nos "mordemos y devoramos los unos a los otros, ni nos provocamos y tenemos celos uno del otro".

Evalúe ud mismo con su grupo que está reflejando, el fruto del Espíritu o las obras de la vieja naturaleza.

Las respuestas, darán cuenta de su madurez cristiana y la necesidad o no de hacer ajustes.

Se incluye una escala de 7 puntos para ayudar a medir las manifestaciones de "semejanza a Cristo". El número 1 significa que la característica " no es visible". El 7 indica que es "siempre visible". Los números intermedios de 2 a 6, son grados crecientes de visibilidad.

Seamos muy sinceros y reflexionemos seriamente y ..

Hasta el próximo encuentro.

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