GRUPOS DE ENCUENTROS
IGLESIA EVANGELICA BAUTISTA DEL CENTRO. REG. CULTO N:672. RODRIGUEZ 1036. ROSARIO
EDIFICANDOOS LOS UNOS A LOS OTROS
VOLVAMOS A LO BASICO.
LECCION NUMERO VEINTE. VIGESIMA SEMANA
AMONESTAOS LOS UNOS A LOS OTROS
Introducción
El libro "Cuando los santos se pelean" (C.B.P.) de L. Flynn, recordando el episodio del lavado de los pies (Jn 13), nos dice que lavar los pies a los santos, en un sentido espiritual viene a significar ayudar a los demás cristianos a librarse de la contaminación moral acumulada en el camino diario, tanto como la lección mas evidente del servicio humilde a otros. A los creyentes se les pide que se amonesten, exhorten, reprendan y corrijan unos a otros-o en su sentido figurado, que se laven los pies unos a otros. Hubo un episodio de amonestación entre dos apóstoles (Gálatas 2:ll-16), donde Pablo "lavó los pies de Pedro", porque en dicha situación estaba en juego la pureza del evangelio, ya que se quería introducir elementos del judaísmo en la fe cristiana. Fue necesaria la amonestación más firme, pero siempre con bondad y conocimiento.
Cuando Pablo "lavó los pies de Pedro", en esta circunstancia particular, siguió algunos procedimientos importantes para nosotros en el mismo tipo de servicio. Veamos:
l) Asegúrate de que los pies de tu hermano están verdaderamente sucios: tengamos mucho cuidado porque las cosas no son siempre como nos parece a nosotros. "No todo lo que reluce es oro, ni todo oro reluce". No debemos preparar nunca el recipiente de lavar hasta conocer bien los hechos. Hemos de estar seguros de que nuestro hermano ha cometido una falta antes de intentar amonestarlo. Pablo estaba seguro del alejamiento de Pedro del compañerismo de los gentiles, es decir había pies sucios.
2) Cuida de que tus propias manos estén limpias: recordemos lo que Jesús dijo en Mt 7: 5 "¡ Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo , y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano." Las manos de Pablo estaban limpias en la cuestión de la justificación por fe sin obediencia a las obras de la ley. Pablo fue presionado para que circuncidara a un colaborador suyo para hacerle mas aceptable a los cristianos hebreos, pero el apóstol se resistió a hacerlo a fin de mantener la verdad esencial del evangelio (Gal 2:3-5).
3) Haz el lavamiento de pies en el lugar adecuado: las faltas privadas requieren corrección privada, mientras las públicas requieren corrección pública. La duplicidad de Pedro fue pública y de amplia influencia, la corrección de Pablo había de ser "delante de todos" ( Gal 2:l4, l Tim 5:20). El que lava los pies no debe nunca tocar trompeta anunciando, "voy a corregir al hermano fulano de tal". Un lavamiento de pies no es una exhibición de suciedad o fracaso. Tenemos que lavar los pies, no llenarlo todo de barro.
4) Ten el agua a la temperatura adecuada: el agua no debe estar demasiado caliente ni demasiado fría. El decirle a uno sus faltas con malicia o gozo, hace que el agua hierva o se congele. Una reprensión se convierte en una quemazón o en un congelamiento de pies. A pesar de que Pablo, con su fuerte personalidad había de contenerse para no ser demasiado rudo, aquí su reprensión parece alcanzar la temperatura adecuada. ¿ Cómo es nuestra actitud frente a las faltas ajenas?
5) Humíllate: para lavar pies, tienes que ponerte de rodillas como hizo Jesús para lavar los pies de sus discípulos. No podemos erguirnos como un instructor autoritario, ni inflarnos como un pavo real mientras estamos lavando pies. La reprensión de Pablo no fue hecha con una actitud de superioridad, sino con una auténtica humildad delante del Señor. ¿ Qué pensamos de nosotros mismos? ¿ Somos humildes?
6) Se amable: cuando una persona descubre la planta de sus pies, está presentando una parte de su anatomía que es sensible, tierna y cosquillosa. Por eso Pablo trató de restaurar con espíritu de mansedumbre. Cuando arrojas a la gente pesadas piedras de verdad, asegúrate de que las envuelves en amor. Pablo ha de haber dicho la verdad a Pedro en amor, aunque vigorosamente.
7) Seca los pies: despues de lavar los pies de los discípulos el Señor los secó. Una mala labor en el secado puede hacer que los pies queden más sucios que antes de lavarlos, al entrar en contacto con el polvo de nuevo. Restaurar a un hermano que ha errado incluye el secado de pies a fin de que pueda de nuevo andar en los caminos de rectitud; hemos de perdonar y olvidar.
Estos 7 puntos pertenecen al libro "Cuando los santos se pelean". Repasarlos nuevamente y tenerlos presentes para nuestro próximo encuentro.