GRUPOS DE ENCUENTROS

IGLESIA EVANGELICA BAUTISTA DEL CENTRO. REG. CULTO N:672. RODRIGUEZ 1036. ROSARIO

EDIFICANDOOS LOS UNOS A LOS OTROS

VOLVAMOS A LO BASICO.

LECCION NUMERO DIECISIETE. DECIMOSEPTIMA SEMANA.

ACEPTAOS LOS UNOS A LOS OTROS

 

Introducción

En nuestros anteriores encuentros hemos considerado la manera en que Pablo encaró los conflictos que se originaron en la iglesia de Roma con relación a comer o no comer carne sacrificada a los ídolos. Esto había creado dos posiciones, las de los hermanos fuertes y los débiles (Ro. l4 y l5). Entre ambos grupos no debía existir ni el juicio, ni la discriminación. Debían recibirse o aceptarse los unos a los otros (Ro. l5:7). Los mismos peligros de aquellos tiempos los afronta la iglesia de hoy. Según D. Pentecost, el primer peligro es que una congregación llegue a dividirse a causa de cosas triviales, llegando a romper la unidad entre aquellos que forman la familia de Dios. El segundo peligro es que, como resultado de ellos, Jesucristo sea depuesto de su posición como la cabeza, y otros usurpen este lugar mirando conseguir control de sus vidas. Y el tercer peligro es que una persona o una congregación decida establecer una lista de regulaciones que sustituyan la ley de Moisés y que vengan a gobernar la vida cristiana. Cuando uno se somete a una ley impuesta por nosotros mismos y obedece esta ley para complacer al Señor, se ha convertido en un legalista. Una persona no se constituye legalista porque se ajusta a los niveles de santidad de Dios, sino cuando usa la ley como un medio de producir justicia propia en su vida diaria. Pablo estaba preocupado porque los creyentes formaban leyes para sí mismos con el fin de agradar a Dios. Dios se preocupa de que su pueblo sea santo, gente separada, y esto se realiza mediante la justicia de Cristo, siendo reproducida en la vida del hijo de Dios, por el poder del Espíritu Santo. La vida cristiana no es una vida sin ley, es una vida disciplinada, controlada por el Espíritu de Dios y no regulada por leyes.

 

Pasos prácticos para ayudar a los cristianos a aceptarse unos a otros

 

  1. Es importante asegurarnos de entender lo que Pablo estaba enseñando en Romanos l4 y l5, y no malinterpretar y aplicarlo mal. Pablo enseña que ni el débil, ni el fuerte han de juzgar a los otros, y que el cristiano fuerte debe tener cuidado de no hacer pecar al hermano más débil. "Ofensa" y "tropiezo" son palabras malentendidas por algunos como "ser entristecidos", "sentirse incómodos" o "disgustados", porque otro cristiano hace algo que a ellos no les gusta. Pablo dejó bien en claro que "hacer sentir incómodo" es juzgar, esto ya sabemos que no debe hacerse. Lo que Pablo quiere decir con "ser causa de que alguno tropiece" es causar que otro cristiano realmente cometa algo que no debe hacer en buena conciencia, haciéndole, pues, pecar, contra sí mismo y contra Dios. El hacer sentir entristecido simplemente, no le es ninguna causa de tropiezo. De hecho, algunos cristianos inmaduros "son entristecidos" a causa de su egoísmo. Hay otra interpretación y aplicación erróneas de las enseñanzas de Pablo en Romanos l4. Es irónico que algunos cristianos establezcan estándares extrabíblicos para ellos mismos y luego requieran que todos los otros se conformen a sus propios estándares para ser considerados espirituales. Esto, naturalmente, es también juzgar a los otros y no aceptarlos como deberíamos. Un ejemplo de esto es el cabello largo en hombres, ya que hoy es una forma de corte de pelo para la inmensa mayoría, como lo era en tiempos de los "peregrinos" y no hay rebeldía, ni nada. La espiritualidad no se mide por el largo del cabello.
  2. Evalúe sus propias actitudes y acciones. ¿Está Ud. "aceptando" o "rechazando" a otros según sus propios estándares, o sea, estándares que Ud. ha establecido o aceptado a causa de su propia conciencia débil? Si Ud. lo hace está "juzgando" a su hermano. A esto Pablo lo prohibe en Romanos l4.
  3. Desafío: si enseñamos y practicamos los verdaderos criterios bíblicos de la espiritualidad, generalmente hallaremos que no es necesario usar otros estándares además de la Escritura. Para un estudio del perfil de madurez cristiana, vea las características enumeradas por Pablo en l Timoteo 3 y en Tito l.

  4. Evalúe su actitud hacia otros cristianos con respecto a prejuicios y favoritismos. ¿Puede Ud. verdaderamente aceptar a todos los otros creyentes como hermanos y hermanas en Cristo? ¿Es esto realmente lo que sucede en su iglesia?
  5. Siga este plan de tres puntos para resolver cualquier problema que refleje legalismo y prejuicio:

  1. Reconozca que es un pecado (l Jn. l:9).
  2. Localice las áreas de su vida que necesitan cambio. Pida ayuda a Dios para dominar al pecado. Ore de modo específico sobre estos problemas concretos.
  3. Dé un paso activo. Para empezar, seleccione a otro miembro del Cuerpo de Cristo que haya tenido dificultad en aceptar. Haga algo para esta persona que refleje verdadero amor cristiano. Por ejemplo invítelo a tomar un café o a comer pizza.

 

No espere hasta que "tenga deseos" de ello para cambiar o hacer algo acerca de su pecado. Si espera, es posible que los deseos no lleguen nunca. Los actos de amor cristiano se hacen a base de empezar a ser lo rectos que debemos.

Hasta el próximo encuentro.

 

 

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