GRUPOS DE ENCUENTROS

IGLESIA EVANGELICA BAUTISTA DEL CENTRO. REG. CULTO N:672. RODRIGUEZ 1036. ROSARIO

EDIFICANDOOS LOS UNOS A LOS OTROS

VOLVAMOS A LO BASICO.

LECCION NUMERO QUINCE. DECIMOQUINTA SEMANA.

ACEPTAOS LOS UNOS A LOS OTROS

 

Introducción

"Aceptaos los unos a los otros, como también Cristo nos aceptó, para gloria de Dios" (Ro. l5:7). En algunos grupos cristianos el ser "aceptado" o "recibido" por los otros depende básicamente de cosas que uno hace o deja de hacer. Y como puede suponer, esta lista de "haz" y "no hagas", no consiste en una lista de requerimientos bíblicos. Muchas de estas cosas, consisten en actividades extraescriturales, la mayoría de las cuales son culturales. Esto debe llamarse "legalismo", y nada es capaz de triturar la unidad verdadera entre los cristianos de un modo más eficaz que las reglas y más reglas que se usan o se han usado para evaluar la relación de una persona con Jesucristo. Si la aceptación o rechazo de otros está basado en el legalismo, esto conduce a una conducta de enjuiciamiento y a una falsa espiritualidad. Crea también culpa falsa, destruye la libertad personal de ser la clase de cristiano que Dios quiere que cada uno sea y, con frecuencia, conduce a invalidar los verdaderos estándares bíblicos de conducta cristiana. Pablo trata este tema con claridad en Ro. l5:5-7, presentando la aceptación de los otros cristianos como una clave básica para la unidad. Por lo menos en dos áreas los cristianos han infringido históricamente este mandato de "aceptarse los unos a los otros": juzgándose unos a otros (legalismo) y mostrando parcialidad (prejuicios). Es interesante que estos problemas sean tan antiguos como las iglesias del Nuevo Testamento, y que la Biblia habla de modo decidido en los dos casos, condenando los dos como pecado.

 

Juzgar a otros

El participar en un juicio falso hacia otro cristiano, es una infracción a la amonestación de Pablo a aceptarnos unos a otros.

 

El apóstol Pablo, según vemos en Romanos l4 y l5, estaba preocupado al ver la posibilidad de una división en esa familia de cristianos, sobre el tema de la conducta cristiana relacionada con las cosas que calificaríamos de dudosas (como serían comer carne o no). Los problemas aparecían en las mentes de unos porque asociaban estas actividades con cosas pecaminosas, y porque su conciencia era débil. Para otros no había tal asociación y no sentían esta culpa, pero esto confundía a los primeros. En la iglesia de Roma y de Corinto, una actividad común consistía en comer carne que había sido ofrecida a los ídolos. Pablo, en su manera inimitable, lleva a tratar el problema a fondo, según vemos en l Co. 8:4,7-8 y Ro. l4:l4.

¿Cómo trató Pablo este problema?

  1. Habló a los cristianos débiles y a los fuertes Ro. l4:3.
  2. El hermano débil, es aquel que no posee la fe para creer que Dios ha hecho todas las cosas limpias y aceptables. El hermano fuerte es aquel que cree y acepta la revelación de Dios de que todas las cosas son permisibles porque Dios ha abolido la ley que hacía las cosas limpias e inmundas. El peligro era romper la unidad por causa de cosas triviales, que Jesucristo fuera depuesto de su posición como la Cabeza, y otros usurpen este lugar controlando la vida de otros miembros del Cuerpo.

  3. Pablo dirigió sus comentarios de modo principal al fuerte en la fe, aquellos que comían carne ofrecida a los ídolos sin pecar (ya que los ídolos no representaban nada importante para estos hermanos) (Ro. l4:20-2l y l5:l). Después de exhortar a los cristianos maduros y a los inmaduros a no juzgarse unos a otros, Pablo pone la carga más pesada sobre los cristianos maduros, quienes deberían ser sensibles hacia otros que no eran tan fuertes como ellos, para no hacerles tropezar ni pecar. Si estas dos actitudes obran conjuntamente en un cuerpo local de creyentes, el resultado tiene que ser la unidad.

 

Preguntas:

¿Estoy dispuesto a aceptar a otros miembros de la familia de Dios de la misma manera que Cristo me aceptó a mí? ¿Soy proclive a juzgar a otros? ¿Me gustan los conflictos?

 

Los conflictos generalmente no emergen por una causa simple. El conflicto tiene sus raíces en las fallas personales, los problemas no resueltos, las expectativas diferentes, las diferencias de personalidad y los patrones de comportamiento diferente. En un equipo de trabajo, el potencial para el conflicto se multiplicará por el número total de personas que están involucrados en el proceso o resultado de la toma de decisiones. Nuestras opciones frente al conflicto son: ignorarlo y esperar que se vaya, espiritualizarlo, negarlo, quejarnos de él, evitarlo, volvernos agresivos, etc. Debemos ser solícitos en guardar la unidad de la familia de la fe y para ello debemos resolver los conflictos aún al riesgo de un dolor potencial (la verdad a menudo es dolorosa de oír). Hay diferencia entre "dolor" y "daño", frente a la resolución de los conflictos. Cuando un dentista está haciendo un tratamiento de conducto está "haciéndote doler" pero no te daña. Comer caramelos es indoloro, no te duele, pero te hace daño. Si amamos a los otros, trataremos con los conflictos de frente. Nos arriesgamos a "sentir dolor" a fin de sanar y crecer.

Ver Pr. 27:6

Hasta el próximo encuentro.

 

Índice - Página principal

1