GRUPOS DE ENCUENTROS

IGLESIA EVANGELICA BAUTISTA DEL CENTRO. REG. CULTO N:672. RODRIGUEZ 1036. ROSARIO

EDIFICANDOOS LOS UNOS A LOS OTROS

VOLVAMOS A LO BASICO.

LECCION NUMERO ONCE. UNDECIMA SEMANA.

HONRAOS LOS UNOS A LOS OTROS

 

Introducción

Jesucristo dio el supremo ejemplo de honrar a los otros sobre él mismo, cuando estaba en la tierra. En una ocasión, cerca ya de su muerte, dio a sus discípulos una importante lección. Durante una cena juntos, Jesús, sabiendo muy bien que "el Padre había puesto todas las cosas bajo su poder, y que él había venido de Dios y regresaba a Dios", llenó un recipiente de agua y se inclinó a lavar los pies de sus discípulos. Después de terminar, los hizo objeto de una lección que no olvidaron nunca. "¿Sabéis lo que os he hecho? -les preguntó-. Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues, si yo, el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis" (Jn. l3:l2-l5). Jesús quería que aprendiéramos un principio. Pablo confirmó esta verdad cuando dijo que los cristianos han de "preferirse en honra los unos a los otros". Esto es lo que Jesús quería ilustrar cuando tuvo lugar el episodio del lavamiento de los pies. Ver Mt. 23:ll-l2.

 

Pablo aplica este principio dinámicamente

 

El apóstol Pablo, aunque nunca se sentó a los pies de Jesucristo mientras él estuvo en la tierra, aprendió sin embargo esta lección muy bien. Aplicó esta verdad a su ministerio entre las iglesias del Nuevo Testamento. Así escribió a los filipenses: "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo" (Fil. 2:5).

¿Cuál es este sentir o actitud? Pablo lo describió con mucho cuidado. Cristo demostró a la humanidad el mayor acto de generosidad, humildad y autosacrificio en el universo: Fil. 2:6-8. Nos referimos a su entrega en la cruz. Este acto de amor y sumisión de Cristo, le llevó en esencia al mismo resultado que él había prometido a sus discípulos que llevaría el "preferir en honra a los otros": ¡a la exaltación! Esto es lo que Dios hizo a Jesucristo: Fil. 2:9-ll.

Dios exaltará a todos los cristianos que prefieran en honra a los otros antes que a sí mismos. Puede no ser de modo inmediato, pero sucederá. Si no en la tierra, por toda la eternidad que es lo que realmente cuenta. Pablo, para asegurarse que los filipenses entendieran lo que quería decir por imitar a Cristo en sus actitudes y acciones, introdujo el párrafo acerca del acto de humildad y generosidad de Cristo diciendo: "Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a sí mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros" (Fil. 2:3-4).

 

Pasos prácticos para aplicar hoy este principio

  1. Para evaluar sus actitudes hacia los otros cristianos, las siguientes preguntas le ayudarán a precisar sus puntos fuertes y débiles: ¿Cuántas situaciones puede recordar en que ha tratado de honrar a otra persona por encima de Ud. mismo? ¿En qué maneras refleja Ud. su sincero aprecio por la otra persona?
  2. Algunos usan una "versión moderna" de la Regla de Oro: "Haz a los demás para que ellos te lo hagan a ti". Esta versión modernista no suena sincera y no va de acuerdo al Evangelio.

    Observación: Si Ud. no puede recordar fácilmente varias situaciones en que ha intentado llevar a cabo el mandato de Pablo en Ro. l2:l0, probablemente no "prefiere en honra a los otros".

  3. Si le es difícil alegrarse con los éxitos ajenos, dé una mirada inquisitiva a su personalidad y pregúntese ¿por qué soy así?

  1. Algunos son así porque siempre quieren ser el centro de la atención y quieren toda la atención. Esto es un problema espiritual y emocional serio, que refleja inmadurez y carnalidad. Si éste es su problema, confiese su pecado y haga un nuevo programa en su vida. Aprenda de memoria Fil. 2:3-4 y medite sobre el pasaje cada día.
  2. Otros son así porque son en general muy inseguros, porque sienten la necesidad de ser honrados ellos mismos. Nunca tienen suficiente honor y atención. Se alimentan de sí mismos, se llenan de sí mismos, pero todavía tienen hambre. Incluso después de esto se quejan de que no se les da suficiente atención. Son personas que no recibieron suficiente amor y atención. Por tanto sus personalidades se desarrollan como las esponjas. No pueden dar, sólo pueden recibir. Estas personas necesitan comprensión, ayuda y paciencia por parte de los otros. Se debe reconocer la necesidad de poner en un nuevo orden su mente y sus emociones. Además de memorizar la Escritura (como Fil. 2:3-4), necesitan consejos amorosos, mezclados con la confrontación directa de sus pautas de conducta, hecha con cautela y tacto. Si Ud. se da cuenta que tiene este problema empiece hay a buscar ayuda de otro miembro maduro del Cuerpo de Cristo. No desobedezca a Dios ni un día más. Si continúa, se privará de una bendición que sería suya si "prefiriera en honra a los otros".

 

Recuerde, nunca puede perder honrando a otros. Dios no olvida, ni lo harán aquellos a quienes honre.

 

 

Hasta el próximo encuentro.

 

 

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