GRUPOS DE ENCUENTROS

IGLESIA EVANGELICA BAUTISTA DEL CENTRO. REG. CULTO N:672. RODRIGUEZ 1036. ROSARIO

EDIFICANDOOS LOS UNOS A LOS OTROS

VOLVAMOS A LO BASICO.

LECCION NUMERO SIETE. SEPTIMA SEMANA.

MIEMBROS LOS UNOS DE LOS OTROS

 

Introducción

En nuestro último encuentro destacamos tres grandes verdades que enseñan las Sagradas Escrituras en cuanto a que somos miembros los unos de los otros. Ellas son:

 

  1. Ningún cristiano individualmente puede funcionar de modo efectivo por sí mismo.
  2. Ningún miembro del Cuerpo de Cristo debe creerse más importante que otro.
  3. Ningún miembro de la familia de Dios, debe abstenerse de trabajar en firme para guardar la unidad en el Cuerpo de Cristo.

 

Además en la lección sexta, mencionamos tres pasajes importantes en las cartas de Pablo que ilustran y describen el funcionamiento del Cuerpo de Cristo: l Co. l2, Ro. l2 y Ef. 4. En estos mismos pasajes se hace referencia a los dones espirituales, pero no dice que estos primitivos cristianos no supieran cuáles eran los dones que habían recibido. Sabían muy bien cuáles eran los dones recibidos, su problema era que los usaban de modo incorrecto. Algunos se ponían por encima de los demás o rebajaban a los otros cristianos. Otros querían dar la impresión de que eran más importantes que otros. Parecían vivir como si no necesitaran a los otros miembros del cuerpo o familia. Algunos que sabían que tenían los dones "poco notados" se consideraban poco importantes.

¿Estaban bien estas actitudes? ¿A qué conduciría esta conducta errada? ¿Que pasaría con la unidad entre los miembros, la cual debían ser solícitos en guardar? ¿Me siento orgulloso por el don o los dones que Dios me ha dado? ¿Me siento "propietario" de mi don o éste pertenece a la familia de Dios? Dialogar e intercambiar ideas permitiendo expresarse a todos los presentes.

 

Nuestros dones espirituales deben ser ejercidos con humildad, mansedumbre y paciencia, ya que los dones no son concedidos para gloria propia, sino para ministrar o servir a los otros.

¿Me considero una persona humilde?, ¿mansa?, ¿paciente? ¿Estas virtudes son desconocidas para mí?

En la Biblia se hace más énfasis en como funcionar como miembros del Cuerpo de Cristo, que a buscar y descubrir nuestros dones (aunque las dos cosas son importantes). ¿Cuál de las dos cosas se está llevando mi tiempo, mi esfuerzo y mi energía?

 

El énfasis adecuado

 

Uno de los énfasis de la Biblia con relación a los dones y el funcionamiento como miembros del Cuerpo es que maduremos y crezcamos en Cristo. Esta es la primer causa de preocupación de Pablo en su carta a los corintios. Estos creyentes no deben hablar, pensar y razonar como niños (l Co. l3:ll).

 

El amor a los otros es la clave más significativa para la unidad y la función efectiva del cuerpo.

 

Cuando Pablo discute las cualidades necesarias para ejercer el liderazgo en la iglesia (ancianos y diáconos), no hace ninguna referencia a los dones espirituales. Mas bien describe de modo detallado sobre algunas características personales: sobre todo el estar por encima de toda reprensión, ser moralmente puros, templados, prudentes, respetables, hospitalarios, capaces de enseñar, no adictos al vino, no pendencieros, no codiciosos, amables, apacibles, que gobiernen bien su casa y que tengan buena reputación entre los no cristianos, y otras más (l Ti. 3 y Tit. l).

En dicha lista aparece: "apto para enseñar", que algunos han interpretado como el don de enseñanza, sin embargo en el texto original y por el uso que hace Pablo de las palabras en l Ti. 3:2 y 2 Ti. 2:24, se ve con evidencia significativa que estaba hablando de calidad de la vida, no de una habilidad pedagógica particular o un don espiritual. Además sería raro que Pablo singularizara un don: el "de enseñar", como requisito para el liderazgo y omitiera el "don de pastor" o el de "administración". Esto sería extraño en vista del hecho que Pablo instruye a los ancianos definitivamente a ser responsables de la enseñanza, pastorear y llevar las responsabilidades administrativas de la Iglesia.

Debemos repetir entonces que en la Escritura hallamos un enfoque general, abundante y repetido hacia madurar en Jesucristo.

Para finalizar, y teniendo presente que debo cuidar a otros miembros de la familia de Dios: ¿hago todo lo que puedo para ayudar a otros miembros a madurar en Cristo, midiéndolo según las cualidades especificadas en l Ti. 3 y Tit. l?

Pensar muy bien antes de responder apresuradamente.

 

La próxima semana continuaremos tratando esta importante función de ser miembros los unos de los otros.

Hasta el próximo encuentro.

 

 

 

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