Desde el principio, el hombre se planteó este problema: ¿A quién debo adorar y cómo debo hacerlo? Este tema se viene proyectando hasta nuestros días y para muchos sigue siendo un problema sin solución.

Desarrollo: comencemos con una pregunta, ¿quienes son, a su juicio, los seres que deben ser adorados? ¿Dios el Padre, Jesucristo, el Espíritu Santo, los Angeles? ¿Serán los hombres y mujeres prominentes del lº siglo? ¿Será la difunta Correa, el gauchito Gil, Pancho Sierra, Gilda....o algún otro ser? Veamos,

* Pedro no aceptó adoración: Hechos 10:24-25.

* Pablo no aceptó adoración: Hechos 14:12-15.

* Los Angeles no aceptaron adoración: Apocalipsis 19:9-10.

Jesús aparte de la adoración de los magos (Mateo 2:11), en su ministerio recibió adoración: Juan 9:35-38, y no la desestimó. Por otra parte, Jesús vino a habitar entre nosotros, se humilló tomando forma de siervo y se hizo obediente hasta la muerte y muerte de cruz, entonces el Padre le dio un nuevo título: SEÑOR. Y reclamó para su Hijo, que ante El, "se doble toda rodilla" (doblar la rodilla, postrándose, es una definición de adoración), siendo una demanda para todos los seres vivientes (Filipenses 2:5-11).

Como en la Biblia tenemos "todo lo que era, todo lo que es, y lo que ha de venir", podemos conocer que ocurrirá en el futuro, en la eternidad y que seres son los que recibirán adoración eterna. Apocalipsis 5:13 (leer): "El que está sentado en el trono" es Dios el Padre y "el Cordero de Dios" es Jesucristo. El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1:29).

Pregunta: ¿Cuál es el papel del Espíritu Santo en lo que hace a la adoración? El Espíritu Santo no atrae la gloria sobre su persona, sino su función es inspirar la adoración de todos los hombres hacia Jesucristo y dar testimonio de El (Juan 15:26 y 16:13-14).

En resumen: los dos seres que son dignos de adoración presente y eterna son: Dios el Padre y Dios el Hijo: Jesucristo. Definidos quienes son los dos seres adorables, veamos el tema: La verdadera Adoración.

1) Una adoración falsa, selecciona lo que quiere saber y entender de Dios y omite lo que no quiere. Los samaritanos (y muchos millones de personas hoy en día), tomaban parte de las Escrituras e ignoraban el resto. Una de las cosas más peligrosas que existen es una religión parcial. En Estados Unidos, un pastor organizó un movimiento para ayudar a un hombre sentenciado a la pena muerte. Una noche, una mujer le habló por teléfono y le dijo: "Pastor, ¿Ud. conoce su Biblia? ¿No sabe que la Biblia dice: Ojo por ojo y diente por diente?". Esta mujer tomaba la parte de la Biblia que le convenía y se "olvidaba" la gran enseñanza de la misericordia que impartió Jesús (por ejemplo en el Sermón el Monte).

2) Una adoración falsa es una adoración ignorante. La ignorancia en vez de ser madre de la devoción, es su verdugo. La adoración a Dios debería incluir al hombre en su totalidad. El hombre no solo tiene corazón sino también mente. Jesús dijo: "Vosotros adoráis lo que no sabéis, nosotros adoramos lo que sabemos" Juan 4:22. Saber o no saber, es una cuestión de la mente, y ésta está para hacerla trabajar. Es cierto que la adoración comienza con un acto emocional, pero llega el momento en que hay que pensar en esa respuesta emocional: ¿lo qué estoy adorando, es lo que Dios quiere?

Una gran parte del fracaso religioso se debe a la pereza intelectual. El hombre y la mujer religiosos deben saber no solo que creen, sino también por qué lo creen.

3) Una adoración falsa es una adoración supersticiosa. Una adoración falsa se realiza, a veces, no por un deseo auténtico o sentimiento de necesidad, sino porque el hombre teme que podría resultar peligroso no ofrecer esa adoración. Jeremías 44:16-18: ¿No será que por dejar de adorar a la Reina del Cielo "nos falta todo"? Incluso hacia Dios, a veces hay adoración inspirada en el miedo, cuando debe basarse en el amor y en la gratitud por todo lo que El ha hecho y en el anhelo de estar con El para recibir vida, y vida eterna.

4) Jesús señaló cuál es la verdadera adoración a Dios. Si Dios es Espíritu, no está limitado a "las cosas" y por lo tanto, la adoración de ídolos, no sólo es inútil, sino que es un insulto a la misma naturaleza de Dios. Al adorar ídolos se ofrece culto a Satanás (1 Cor 10:19-20). Si Dios es Espíritu, no está limitado "a lugares". Limitar la adoración a Jerusalén u otro lugar, es poner límites a algo que en sí, no tiene límites (1Tim 2:8), y los dones que deben ofrecerse deben provenir del espíritu del hombre: amor, lealtad, obediencia y devoción. La adoración auténtica se da, cuando el espíritu del hombre, su parte inmortal e invisible, se encuentra con Dios, que es inmortal e invisible. Es llegar a través de nuestro espíritu a tener amistad e intimidad con Dios. ¿Deseas adorarlo en verdad?

Hasta el próximo encuentro.

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