GRUPOS DE ENCUENTRO

IGLESIA EVANGELICA BAUTISTA DEL CENTRO. REG. CULTO No 672. RODRIGUEZ 542. ROSARIO

Aurora de una nueva vida- La paz interior

 

LECCIÓN NÚMERO CUARENTA Y CUATRO

 

APRENDIENDO A VIVIR EN PAZ - 6

 

 

Introducción: esta es nuestra sexta entrega de la serie titulada “Aprendiendo a vivir en paz”, con temas traducidos y adaptados de las notas del escritor evangélico Walter Moore, publicadas hace unos sesenta años por la desaparecida revista “El Heraldo Cristiano”, en tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Recomendamos conservar todos estos materiales, porque son de valor permanente.

1.      Tienes que arrojar el lastre por la ventanilla

Ver Hebreos 12:1

 

En una de las expediciones al Polo Sur, el célebre Almirante Byrd observó que la carga que llevaba el avión era demasiado pesada e impediría que la máquina pudiera volar por arriba de las montañas que se divisaban adelante, en su avance hacia el polo. Sin embargo, la carga era útil, pues contenía elementos muy importantes para el éxito de esa expedición y de sus estudios e investigaciones. Byrd tuvo que elegir. En ese momento, la carga útil, que antes parecía una bendición, había pasado a ser un lastre que no le permitía tomar altura. Sin vacilar ordenó a la tripulación que abriese una puerta del avión y arrojase toda la carga. Así el avión pudo ascender, pasar por encima de las cumbres, y alcanzar la meta. A veces hay que sacrificar cosas perfectamente legítimas, para lograr mayores victorias y disfrutar de verdadera paz interior en Cristo.

¿Considerás que en este último tiempo estás con algún “lastre” que te impide levantar vuelo? ¿El “lastre” puede ser una relación amistosa que no te edifica? ¿Puede ser haberte comprometido con alguna cosa que te está distrayendo de poder lograr las metas de mayor valor? ¿Tenés algún plan que te permita deshacerte de este “lastre”? ¿Necesitás ayuda adicional para superar montañas en tu propio camino? Dialogar y que alguien cuente alguna experiencia vivida hace corto tiempo.

 

2.      Los que triunfan nunca descuidan su vocación

Ver Evangelio de Juan 4:34

 

Jesús afirmó: “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió y que acabe su obra”, es decir, que no la deje inconclusa. Un prominente ciudadano Charles M. Schwab, dijo que “la persona que no trabaja por amor a su trabajo sino por interés material, está condenada a fracasar financieramente, a no tener suficientes recursos, y a no hallar muchas satisfacciones en la vida”. Hay gente infortunada que vive sin trabajar pero hay otra gente que trabaja sin vivir, a causa de su obsesión material. ¡Felices los que viven en y a través de su trabajo!... Al cumplir el trabajo que le había encomendado su Padre, llevando a la mujer samaritana a conocer la Verdad eterna, Jesús no se afligía por el alimento material, pues estaba viviendo una experiencia que nada procedente de este mundo podría igualar. Jesús nunca abandonó su trabajo, ni protestó por falta de bienes materiales. Ver también Filipenses 4:11-13. ¿Pensás que en este tiempo tan difícil para todos los seres humanos es momento para descuidar nuestra vocación cristiana? ¿Cómo podremos acelerar el cumplimiento de los propósitos de Dios? ¿Qué sería en nosotros el hecho de acabar su obra? ¿Estás dispuesto a pagar el costo que sea necesario? ¿Te has dedicado este último tiempo con la intensidad que Dios te requiere para realizar tu obra?

 

3.      Hay “creyentes” que no son “cristianos”, aunque creen serlo

Ver Evangelio de Mateo 25:32

 

Este pasaje corresponde al Juicio de las Naciones, pero también sirve para ilustrar las características de algunos “creyentes” que no son “cristianos”. El pastor y escritor inglés Charles Kingsley, que vivió en el siglo XIX, envió cierta vez una carta a un joven miembro en su iglesia, diciéndole: “Querido muchacho: Con propósitos prácticos podemos dividir a la raza humana en tres partes: 1) las personas honestas que desean tener una buena conducta y  realmente se portan bien; 2) las personas deshonestas que quieren comportarse mal y así lo hacen; 3) las personas  idiotas, que un día son  honestas y otro día son deshonestas, según les convenga. Pero estos idiotas se dividen en dos grupos: “idiotas negros” e “idiotas blancos” (nada que ver con la segregación racial). Los “idiotas negros” son los que desean portarse mal, pero no se atreven, excepto si portarse mal está de moda. Y los “idiotas blancos” son los que quisieran portarse bien, pero en realidad no se animan, salvo que portarse bien esté de moda”. Los verdaderos cristianos están en el punto número uno. ¿Dónde estás tú?....

 

4.      Tenemos que estar agradecidos cuando nos sentimos insatisfechos

Ver Lucas 18:14

 

La autocrítica es un buen ejercicio, porque casi siempre tenemos la tendencia a pensar bien acerca de nuestra propia obra y a rechazar las correcciones que proceden de otros hermanos. Jesús dijo: “Cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido”. Para el Señor, los casos más graves eran los de la gente que se sentía satisfecha consigo misma. En la parábola del fariseo y el publicano (Lucas 18:9-14), Jesús censuraba al fariseo orgulloso de su propia “espiritualidad” y reconocía el mérito del publicano que confesaba su insuficiencia. No olvidemos que el Señor hizo notar  a los “religiosos” de su tiempo: “Los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios” (ver Evangelio de Mateo 21:31-32). La tragedia más grande de la vida cristiana no es fracasar, ¡sino engañarse y engañar a otros negando el fracaso espiritual! Alguien le preguntó a un viejo marino: “Si un hombre se cae en esta agua ¿se ahoga?” el marino contestó: “Nadie se ahoga cuando  cae al agua pero se ahoga cuando cae y se queda allí adentro”. No nos quedemos en el error de negar nuestros errores y pecados. ¿Y por casa cómo andamos?

     

Hasta el próximo encuentro

 

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