GRUPOS DE ENCUENTRO

IGLESIA EVANGELICA BAUTISTA DEL CENTRO. REG. CULTO No 672. RODRIGUEZ 542. ROSARIO

Aurora de una nueva vida- La paz interior

 

LECCIÓN NÚMERO TREINTA Y NUEVE

 

APRENDIENDO A VIVIR EN PAZ - 1

 

 

Introducción: Con el presente estudio comenzamos un nuevo ciclo que se titula “Aprendiendo a vivir en paz”, con temas que serán muy útiles para las reuniones en hogares. Hemos traducido y adaptado notas del autor evangélico Walter Moore, publicadas hace unos sesenta años en la desaparecida revista “Christian Herald” (Heraldo Cristiano), en tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Recomendamos conservar todos estos materiales porque son de un valor permanente y seamos fieles en concurrir todas las semanas al grupo familiar que esté más cerca de casa o de nuestro trabajo.

 

1.      No se puede llegar a ser jefe con sólo medio día de trabajo

Ver 1º Reyes 6:38

 

El rey Salomón necesitó siete años para construir el templo de Jerusalén, uno de los estupendos edificios del mundo antiguo. Para llegar a las metas más importantes se necesitan dos cosas: tiempo y paciencia. Es imposible llegar a ser líder “en un abrir y cerrar de ojos”. Todo exige aprendizaje, esfuerzo, perseverancia. Arthur Morgan Bryant se dedicó a escribir sus editoriales en “The Illustrated London News” durante años, hasta que su fama se extendió a todo el mundo. Edward Gibbon trabajó veinte años para producir su historia sobre “Decadencia y Caída del Imperio Romano”. Se dice que el célebre escritor latino Virgilio que vivió en los años 70 al 19 antes de Cristo, trabajó siete años para escribir los cuatro libros de las “Geórgicas”, y entre diez y doce años para producir la “Eneida”, un poema épico en doce libros.

Las grandes hazañas y las verdaderas victorias nunca serán el fruto de improvisaciones. La Biblia dice “no nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos” (Carta a los Gálatas, 6:9). ¿Estás dispuesto a aprender, esforzarte y perseverar? ¿Cuáles son tus metas en el corto y el largo plazo?

 

2.  No pierdas demasiado tiempo en detalles sin mayor importancia

Ver 1º Reyes 20:39-43, especialmente el v. 40

 

Un gran artista, pintor de cuadros, llevó a sus alumnos a pintar una puesta de sol, en un espléndido paraje. Uno de esos discípulos, después de poner la tela en el trípode, empezó a dibujar cuidadosamente los más pequeños detalles de un galpón de cereales que se divisaba a lo lejos. El maestro se paró detrás del alumno y, por un rato, estuvo mirando lo que ese joven hacía. Después le dijo: “Si sigues dedicando tanto tiempo a pintar los detalles de ese galpón, oscurecerá y no podrás pintar la puesta de sol. Tienes que elegir una cosa u otra, pero no puedes hacer las dos al mismo tiempo”. En este pasaje bíblico, el guardia se distrajo con pequeños detalles sin mayor importancia: “Y mientras tu siervo estaba ocupado en una y en otra cosa, el hombre desapareció”.  Jesús decía: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia...” (Mateo 6:33). Muchas veces nosotros, perdiendo el tiempo en asuntos insignificantes, también perdemos la visión de la gloria de Dios. Pidamos a Dios que nos mueva a elegir sabiamente, conforme a Su propósito para nuestra vida. ¿Estás invirtiendo tu tiempo en las metas más relevantes o lo pierdes en los detalles?

 

3. Para avanzar, tienes que empezar

Ver Filipenses 3:14

 

El grave error en el que caemos muchos de nosotros no es tener metas muy pequeñas, sino no tener ninguna meta. Un filósofo popular decía que: “la razón porque alguna gente nunca llega a nada, es porque nunca empieza nada”. En una historieta infantil, publicada hace muchos años, se ve a un niño muy pequeño que va caminando por una senda rural llevando un rifle sobre el hombro. Alguien le pregunta: “¿Qué estás cazando?”. La respuesta fue: “No tengo idea. Todavía no lo he pensado”. La vida vale la pena vivirla cuando se tienen metas importantes. Una vida es valiosa cuando su meta es valiosa. Pablo encontró en Cristo una meta que para él fue un conmovedor desafío. Cuando nuestra vida tiene sentido, aprendemos a vivir en paz.

Permítale contarle el secreto más grande para lograr una meta: ¡Empiece ya! Recuerde que las metas son como el pequeño pero poderoso timón de un transatlántico, y a menos que el barco se esté moviendo, aún un aparato tan maravilloso para conducirlo es inútil. Cada vez que establezca nuevas metas, enseguida póngase en marcha con ellas y siga avanzando. ¿Cómo?  Despertándose temprano un día de la semana y dedicar unas horas (dos horas) a evaluar su progreso hasta la fecha. Luego programe actividades relacionadas con las metas para la semana siguiente. Vaya a un lugar donde no será interrumpido y concéntrese en las metas a lograr. Alguno dirá por ahí: “Yo no podría hacer eso. No tengo tiempo”. Les recuerdo que dos horas por semana representa menos del dos por ciento de las horas que pasamos despiertos. Seguro que nuestro futuro valdrá eso y aún más. Considere estas dos horas como una gran inversión y no como una pérdida de tiempo, no le impedirán hacer nada importante, pero sumadas, esas horas lo potenciarán ventajosamente con respecto a otros a quienes les falta el deseo, la dedicación o la paciencia. Y lo mejor es que esas horas invertidas hará que las otras 110 horas que pasás despierto serán mucho más agradables y satisfactorias (ideas de H. Finch).

 

 

Hasta el próximo encuentro

 

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