GRUPOS DE ENCUENTRO
IGLESIA EVANGELICA BAUTISTA DEL CENTRO. REG. CULTO No 672. RODRIGUEZ 542. ROSARIO
Aurora de una nueva vida- La paz interior
LECCION NUMERO VEINTE
Reconocer nuestros errores - VI
18. La lección de las cosas perdidas
Ver Lucas 15:24
"Se había perdido y es hallado". En este capítulo 15 del evangelio de Lucas hallamos tres relatos de Jesús sobre cosas perdidas. Primero una oveja perdida de un redil compuesto por cien de ellas. El pastor amoroso no estuvo satisfecho con tener seguras a las otras noventa y nueve, fue movido por un sentimiento de piedad a la búsqueda intensa y arriesgada del desdichado animal. Cuando la encuentra se llena de gozo y la transporta sobre sus propios hombros.
Después está la historia de la moneda perdida. Aquí es una entre diez, pero hay un deseo intenso de su dueña en recuperarla prontamente. La mujer enciende su lámpara, barre por todos los rincones de su casa y la busca con gran diligencia. Cuando la encuentra se llena de gozo y comparte el descubrimiento con vecinas y amigas.
Y finalmente, un hijo perdido. Aquí es uno entre dos, quien luego de recibir su herencia anticipada, se marcha bien lejos de su propia familia para "disfrutar" del mundo. Lo que hace en realidad es desperdiciar sus bienes viviendo perdidamente lejos de su amoroso padre. Luego que se quedo sin un centavo, y haciendo un trabajo que él consideraba despreciable, vuelve en sí, e imagina como sería su vuelta al hogar. No solo lo piensa sino que lo realiza, y contrariamente a sus ideas, es recibido con "bombos y platillos" personalmente por su padre.
Cuando el hijo vuelve al hogar, que suponemos por el relato mismo, era lo más parecido a un mendigo en la indigencia total (se le ofrece un nuevo vestido y calzado para sus pies), el padre dice: "Porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse". Es la misma actitud que toma Dios, porque el personaje central de la llamada parábola del hijo pródigo es el propio padre, quien es una figura de Dios mismo. La parábola podría llamarse mejor si fuera la parábola del padre amoroso.
En los tres relatos, se enfatiza un intenso deseo de recuperar cada cosa perdida. Jesús definió su misión diciendo: "El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido" (Lucas 19:10).
El objetivo del Señor es la búsqueda. Si reconocemos que estamos perdidos, será mucho más fácil encontrarnos con El, porque nadie está al margen de su amor.
Jesús vino a buscar y salvar lo que estaba perdido
19. No hay que confiarse demasiado
Ver Lucas 2:44-45.
María y José creían que el niño Jesús, con sus doce años, regresaba de Jerusalén junto con ellos. Pensaban que caminaba mezclado con el grupo de parientes y conocidos. En esa confianza, recorrieron tranquilamente el camino de un día. ¡Pero estaban equivocados! ¡Jesús no estaba allí y tuvieron que volverse a Jerusalén para buscarlo!....Lo hallaron, felizmente, tres días después, conversando en el templo con los doctores de la ley. Pero, ¡cómo deben haber sufrido esos tres días!.....¡Y menos mal que lo encontraron!. Claro que hay un solo Jesús.
Por ello no debemos confiarnos demasiado. Pensamos que nuestros hijos, nuestros parientes, nuestros amigos, etcétera, caminan con nosotros y creemos que "todo marcha bien". Pero a veces no es así. ¡Imagínense las noches que pasaron María y José, al descubrir que el niño Jesús no estaba donde ellos suponían!.....Por supuesto, Jesús era Jesús. Pero nuestros hijos, o amigos, o parientes, etcétera, ¡No son Jesús!.
Entonces tomemos nuestras precauciones. No nos confiemos demasiado, imaginando que todo funciona bien. Analicemos todas las cosas a la luz de la Palabra de Dios, incluyendo nuestra propia vida, y evitaremos desagradables sorpresas.
¡ No nos confiemos demasiado, imaginando que todo funciona bien !
20. ¿Deseamos realmente la paz interior?
Ver Mateo 6:12
Mucha gente dice que Dios no les da paz interior. No es cierto. La verdad es que Dios les ofrece paz interior, pero ellos no quieren aceptarla. ¿Por qué? Porque no aceptan las condiciones. La paz interior se alcanza cuando se recibe el perdón. Y el perdón sólo se recibe cuando nosotros aceptamos a Cristo y perdonamos todas las ofensas de los demás.
"Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores"
Hasta el próximo encuentro.