GRUPOS DE ENCUENTRO

IGLESIA EVANGELICA BAUTISTA DEL CENTRO. REG. CULTO No 672. RODRIGUEZ 542. ROSARIO

Aurora de una nueva vida- La paz interior

 

LECCION NUMERO CATORCE

 

Ni enojos ni resentimientos

 

Introducción: como ya hemos visto en otras lecciones de este mismo cursillo, los enojos y resentimientos impiden que hallemos paz interior, o la deterioran si es que alguna vez la hemos alcanzado. Por ejemplo, hay auténticos cristianos que un día descubrieron el secreto de la paz interior al aceptar a Cristo, pero su paz se fue malogrando a medida que comenzaron a sentir y cultivar rencores. Leer en la Biblia el pasaje de la Epístola a los Hebreos 12:14-15. Si no seguimos la paz con todos, brotará alguna raíz de amargura que nos estorbará a nosotros y contaminará a otros muchos. Y eso nos hace mal en tres aspectos: el espiritual, el físico y el psíquico, afectando también nuestra relación con nuestra familia y con las demás personas que pertenecen a nuestro entorno. Cultivar el enojo, guardar los resentimientos, es "mala onda", en el lenguaje popular. Leer en la 1º Epístola de Juan 3:14-15.

 

1. Las verdaderas víctimas del odio

 

Ver Daniel 3:20-22.

Los hombres más vigorosos del ejército de Nabucodonosor actuaron como verdugos, y se encargaron de arrojar al horno de fuego ardiendo a tres fieles siervos de Dios que se llamaban Sadrac, Mesac y Abed-nego. Eran tres jóvenes que se habían negado a postrarse ante el ídolo construido por orden del rey. Entonces (ver v. 19) el emperador "se llenó de ira" y ordenó que los tres creyentes fueran quemados vivos a causa de su actitud. Esa decisión era apoyada por todos los que adoraban al ídolo y se habían postrado ante él. Pero, admirablemente, los tres jóvenes fieles no murieron. Dios los protegió en el fuego. En cambio, los que perecieron ¡fueron nada menos que los verdugos (v.22)! víctimas de su propio odio. Aunque ellos eran paganos, lo mismo puede ocurrir hoy entre los cristianos. Usualmente, las víctimas de los resentimientos no son aquellas contra las cuales ese rencor es dirigido, sino que las víctimas son las personas que cultivan el resentimiento, y se dañan en su vida física, emocional y espiritual. Comparar Romanos 12:18-21.

 

2. No mires tanto a los hipócritas: Limpia tus propios anteojos

 

Ver Evangelio de Juan 8:7 (Este es el testimonio de Walter Moore, en época de la 2º Guerra).

Tengo un vecino que muy rara vez va a las reuniones de la iglesia. Un día me dijo que, cuando él va a alguna reunión, se sienta siempre adelante, en la primera fila, para no perder su "buen espíritu" mirando a hipócritas que se sientan en otros lugares del templo. Ese hombre tan resentido olvida que al ir a la iglesia no vamos para juzgar a los demás, sino para pedir perdón por nuestros pecados y experimentar la paz con Dios, junto a muchos hermanos que sienten lo mismo que nosotros sentimos.

La palabra hipócrita, literalmente en el griego, es un actor de teatro ("hupokriteis"), y de ahí, por su sentido secundario de actuar, de dar una representación ajena a la realidad de la propia persona, vino a denotar un engañador, uno que pretende lo que no es, o que oculta sus verdaderos pensamientos, actitudes e intenciones bajo una máscara de falsas apariencias. La hipocresía constituye una constante tentación, en la que incluso grandes creyentes cayeron ocasionalmente, como en el caso de Pedro y Bernabé, amonestados por Pablo (Gálatas 2:13). El cristiano debe siempre guardarse de la doblez hipócrita de su vida, y no asustarse cuando otros caen en este pecado.

En Mateo 7:1-5, Jesús exhorta a no juzgar a los demás, y a limpiar nuestros ojos, sacando nuestra propia viga y dejando de señalar la paja en el ojo ajeno. Los hombres que pretendían matar a pedradas a la mujer adúltera, se sintieron avergonzados cuando Jesús les recordó los pecados que ellos cometían. Jesús siempre está dispuesto a perdonarnos.

 

3. No eres parte del tribunal de Cristo, ni estás sentado en el trono de Dios

 

Ver Romanos 2:1 e Isaías 14:12-15 (¡Ojo: Este segundo pasaje se refiere a Lucifer!)

El Señor no quiere que juzgues; quiere que ames a tus enemigos, y a todos en general (Mateo 5:44-46, Lucas 6:27-28,37). La mala conducta de otros debe ser corregida con mansedumbre por los líderes espirituales. Gálatas 6:1-2 dice: "Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo". Sin embargo, nadie tiene derecho a juzgar, ni a vengarse, ni a cultivar el rencor. Dios ordena que prevalezca el espíritu de perdón (leer Evangelio de Mateo 18:21-22).

El tribunal de Cristo, es donde todo quedará manifestado, a fin de que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o malo (2 Corintios 5:10). El Señor Jesús se sentará en el tribunal. Es El quien murió por los pecados de los creyentes y resucitó nuevamente para su justificación; y El es la justicia del creyente. El no va a juzgar su propia obra. Los pecados que han sido perdonados no serán recordados, pero las cosas que se han llevado a cabo en el cuerpo serán revisadas, todo será examinado por El en su verdadera luz tanto lo bueno como lo malo, y esto destacará la gracia de Aquel que ha dado la salvación.

Por eso hoy pensemos: ¿de qué manera hemos usado los talentos que nos han sido confiados? Habrá aquellos que han usado materiales impropios, y tal obra será quemada, con lo que el obrero perderá su recompensa. Para otros, su obra permanecerá, y los tales conseguirán recompensa por su labor. Entonces no olvidemos que el que estará sentado en el trono es nuestro Señor, nosotros de pie delate de su Majestad. Juzgar no es nuestra tarea, hacerlo es perder nuestra paz interior.

Hasta el próximo encuentro.

 

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