GRUPOS DE ENCUENTRO
IGLESIA EVANGELICA BAUTISTA DEL CENTRO. REG. CULTO No 672. RODRIGUEZ 542. ROSARIO
Aurora de una nueva vida- La paz interior
LECCION NUMERO TRECE
Cuidado con las ambiciones y rivalidades
1. Conviene dejar todo el lastre que nos impide volar más alto
Hebreos 12:1 dice: "Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante".
En una de sus expediciones al Polo Sur, hace más de medio siglo, el Almirante Richard Byrd advirtió que la carga de su frágil aeroplano era muy pesada y le impedía superar la altura de las montañas del continente antártico. Entonces dispuso abrir las puertas del avión y arrojar al espacio las cajas que contenían cosas útiles pero que estorbaban su vuelo. Todo lo que él llevaba en esas cajas era verdaderamente necesario para la expedición, pero fue mucho más importante ganar altura y sobrevolar las montañas para llegar a la meta. Este sacrificio valió la pena. Y del mismo modo, debemos disponernos a sacrificar "todo peso" (aunque sea bueno), y abandonar "el pecado que nos asedia" (siempre malo) para alcanzar la maravillosa cumbre de la vida espiritual y la paz interior en Jesucristo.
El texto de Hebreos 12:1 comienza con la frase "por tanto". ¿A qué se refiere? El autor sagrado ha mencionado en el capítulo 11 a una serie de testigos de la fe, (unos por nombre: Abel, Abraham, Moisés, etc y a otros anónimamente), y tan numerosos son, que los compara con una nube, metáfora usada para designar a una gran multitud.
Estos calificados personajes están en calidad de testigos y como espectadores de nuestra propia carrera. En la antigua Grecia, una multitud increíble de todos los estados asistían a los juegos deportivos como espectadores. Los vencedores en la carrera de la mañana, a la tarde, mientras aguardaban el premio, estaban como espectadores de los otros que competían y que estaban haciendo los arduos trabajos que ellos ya habían hecho honrosamente antes. El otro ejemplo era que los jueces de las competencias deportivas eran hombres que en años anteriores habían obtenido los honores olímpicos.
Los dos obstáculos que nos impiden correr de la mejor forma posible son:
a) el peso, que dentro del contexto actual sería la vestimenta inadecuada. ¿Quién correría fuera de peso una larga carrera? ¿Quién lo haría con una ropa que no sirve o con una carga, cuando se requiere ligereza de pies y ausencia de todo estorbo?
b) el pecado, aquí no se refiere a pecados interiores, sino a las muchas tentaciones que nos asedian estimulando nuestras flaquezas (ver 1 Juan 2:16). Incluso preocupaciones que nos parecen legítimas, y diversiones "inocentes" pueden sernos un grave impedimento. ¿Cuáles son nuestros pesos y los pecados que nos asedian? Dialogar.
2. Vivir sin trabajar o trabajar sin vivir
Juan 4:34 dice: "Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra". Jesús quería hacer la voluntad de Dios y "acabar su obra". Esa es una de las fórmulas de la paz interior. Hay quienes viven sin trabajar, y no tienen paz. Otros trabajan sin vivir en plenitud, y no tienen paz. Unos y otros viven obsesionados por el dinero y no por hacer realmente la voluntad de Dios. ¿Qué te parece?...¿Cuál es tu caso? ¿Necesitás hacer ajustes?.....
El trabajo no es una maldición (Génesis 2:15 y 3:17-19). Nuestros fracasos, ambiciones, rivalidades, etc., surgen a veces porque pensamos que el trabajo es una maldición, interpretando mal lo que dice la Biblia en Génesis 3:17-19. Pero la verdad es que Dios encargó al hombre una tarea desde el mismo momento de su creación, según Génesis 2:15. Ese trabajo era, al principio uno de los placeres del paraíso. La maldición consiste en nuestra mala actitud hacia el trabajo. Pero recordemos que cuando Dios se hizo hombre, asumió la naturaleza de un trabajador (ver Marcos 6:3). ¡Hasta en eso se identificó con nosotros!. ¿Cuál es tu actitud frente al trabajo diario? ¿Es la correcta? Dar testimonios.
Importa más cómo hacemos nuestro trabajo que cuál trabajo hacemos ( Romanos 12:8). "El que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia con alegría". La Versión Popular traduce: "El que da, hágalo con sencillez; el que ocupa un puesto de responsabilidad, desempeñe su cargo con todo cuidado; el que ayuda a los necesitados, hágalo con alegría". Feliz el cristiano que trata de cumplir bien su trabajo de cada día, y se esfuerza para hacerlo de la mejor manera posible. No dudes que Jesús fue el mejor carpintero de la provincia de Galilea. Si quieres la paz interior, tendrás que servir a Dios de todo corazón, aún en las cosas más pequeñas, sin buscar glorias humanas. ¿Cómo desempeñamos nuestro trabajo secular? ¿Cómo hacemos nuestro servicio cristiano? Dialogar escuchando a todos.
3. Tu brillo personal no debe ser un "flash"
Gálatas 6:9 dice: "No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos".
Hay éxitos aparentes que brillan como un "flash" adicionado a una cámara fotográfica. Por supuesto, el "flash" brilla mucho más que una lámpara común; pero sólo dura una fracción de segundo. Esa luz tan brillante y hasta enceguecedora no sirve para leer un libro, ni nos alumbra en forma permanente si tenemos que caminar en la oscuridad. Cuando Jesús dijo que los verdaderos cristianos son "la luz del mundo" (Mateo 5:14) nunca quiso sugerir que fueran un "flash". Al contrario, tal como leemos en Gálatas 6:9, la Palabra de Dios nos exhorta a perseverar, y dice que "a su tiempo segaremos" y que no debemos desmayar. Nuestra vida tiene que ser una lámpara que brille siempre, y no un "flash" que se encienda y se apague. Juan el Bautista era antorcha que ardía y alumbraba (Juan 5:35-36) y lo hizo hasta la misma hora de su muerte. Gran ejemplo de este profeta, porque su fidelidad a Dios le dio la verdadera paz interior. ¿Y vos?....
Hasta el próximo encuentro.