GRUPOS DE ENCUENTRO

IGLESIA EVANGELICA BAUTISTA DEL CENTRO. REG. CULTO No 672. RODRIGUEZ 542. ROSARIO

Aurora de una nueva vida- La paz interior

 

LECCION NUMERO SEIS

 

NI ACUSACIONES, NI RESENTIMIENTOS

 

1. 2 Samuel 16:5-12 - "DEJADLE QUE MALDIGA".

 

No importa que te arrojen piedras (vs 6) ni que te maldigan (vs 7). Uno de los guardias, miembros de la escolta del rey David (vs 9), quería matar a un enemigo político que atacaba al monarca arrojándole piedras e insultándolo. Pero David tan sólo dijo: "Dejadle que maldiga" (vs 11). ¡No desperdicies tu energía emocional irritándote con los que "te tiran piedras", te critican, o te insultan!. ¡El que te perjudicas eres tu mismo, pues dejas crecer en tu corazón una raíz de amargura! (ver Hebreos 12:15). Lo que importa no es la opinión de la gente, sino lo que Dios opina sobre nosotros. ¿Qué opina Dios acerca de ti?......Ver Mateo 5:44.

 

2. Mateo 6:15 - "SI NO PERDONAIS.......TAMPOCO VUESTRO PADRE OS PERDONARA".

 

El Dr Harry Emerson Fosdick dijo que "estar resentido contra alguien es lo mismo que incendiar nuestra propia casa para matar a un ratón". El resentimiento es un desagrado lleno de indignación y mala voluntad como resultado de algún daño, insulto o injuria, ya sea real, imaginario o no intencional. El resentimiento va junto con la amargura, y con frecuencia, son el resultado de la ira no resuelta. Si dentro de nuestro corazón hacemos un puerto para anclar nuestros rencores, los que padeceremos más daños, seremos nosotros mismos. El odio, el resentimiento, el rencor, destruyen nuestra felicidad, hieren nuestra personalidad, y deterioran nuestra vida espiritual. Los consejeros profesionales revelan que un gran porcentaje de quienes reciben asesoramiento en la actualidad, son seres amargados, airados y resentidos. Los sentimientos "retenidos" corroen al individuo, hasta que algunas personas se transforman en incapacitados emocionales y enfermos físicos. Su capacidad para actuar se reduce, disminuyendo su eficiencia, con dificultades para dormir y relacionarse, sufriendo una especie de "erosión". Algunos llegan a obsesionarse, tanto que nace en ellos el deseo de "ajustar cuentas" y hasta el punto de matar a alguien. El individuo que tiene ira no resuelta y profundamente enraizada, no será una persona en plenitud.

Un caso clásico de resentimiento y "ajuste de cuentas", lo constituye la historia de Caín y Abel (Génesis 4:1-16). Caín estaba furioso porque sus ofrendas fueron rechazadas por Dios, quien aceptó las de su hermano. La diferencia no era entre Caín y Abel, sino entre Caín y Dios. Caín se llenó de resentimiento y depresión ("su rostro decayó"). En lugar de arrepentirse y buscar el perdón del Señor, descargó su ira sobre su hermano.

El verdadero cristiano perdona para ser perdonado por Dios (Marcos 11:26). Pero, ¿qué piensas de ti mismo? ¿eres de veras un cristiano auténtico? ¿sabes cómo se llega a ser cristiano?..... Podemos comentar el pasaje bíblico de Mateo 18:11-35 o, al menos, leerlo con cuidado.

 

3. Mateo 7:1 - "NO JUZGUEIS, PARA QUE NO SEAIS JUZGADOS".

 

Si sospechas de una persona que te parece deshonesta, tal vez tengas que limpiar tus anteojos, o cambiarlos. ¡Qué persistencia tenemos en juzgar a los demás y, al mismo tiempo, cuán indignos somos para juzgar! Dios no nos autoriza a juzgar a otros, porque nuestros juicios acerca de los demás surgen de nuestros propios pecados (Romanos 2:1). Nuestros verdaderos motivos para juzgar otras personas nunca son puros. Por eso Jesús dijo: "El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella" Juan 8:7. Por otra parte, acusamos y juzgamos a los demás para gratificar nuestro propio ego. ¡No nos inspiran el amor ni la misericordia! No perdonamos a quienes acusamos, ni oramos por ellos, pese a que las acusaciones pueden ser imaginarias, ni auxiliamos al que realmente a caído. Sólo un auténtico cristiano cumple el mandamiento de Gálatas 6:1-3. ¿Lo haces tú?

 

4. Mateo 7:3 - "LA VIGA QUE ESTA EN TU PROPIO OJO".

 

Un profesor fue al pizarrón y puso allí un gran hoja de papel blanco. Después tomó un fibrón y marcó un punto negro en el centro del papel. Cuando terminó esa tarea preguntó a los presentes: "¿Qué ven?". Todos contestaron: "Un punto negro". Y entonces el profesor dijo: "¡Cómo! ¿Ninguno vio esta gran hoja de papel blanco?". Tenemos un tendencia a señalar los "puntos negros" en otros, ¡pero ni siquiera deseamos conocer sus virtudes y méritos!

¿Hay una viga en tu propio ojo? ¿O comprendes tus propios pecados? ¿Cómo salir a flote? Ver 1 Juan 1:5-10.

Hasta el próximo encuentro.

 

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