GRUPOS DE ENCUENTRO

IGLESIA EVANGELICA BAUTISTA DEL CENTRO. REG. CULTO No 672. RODRIGUEZ 542. ROSARIO

Aurora de una nueva vida- La paz interior

 

LECCION NUMERO TRES

 

Cómo "salir a flote" en la ansiedad

 

1. LA BIBLIA Y LOS EFECTOS NEGATIVOS DE LA ANSIEDAD (por el Dr V. Grounds)

 

(1) Mateo 25:24-25. La ansiedad, o su pariente cercano, casi sinónimo, que es "el temor", impide asumir responsabilidades y obstaculiza la actividad productiva. De este modo, nos quita la iniciativa y nos disminuye el valor para hacer frente a la aventura de vivir. Una persona ansiosa no sabe aprovechar las ocasiones que la favorecen, ni puede desarrollar adecuadamente todas sus capacidades. Todo esto surge del estudio de esta parábola de Jesús.

 

(2) Juan 20:19. "Por miedo de los judíos". La ansiedad engendra cobardía, como se observa en este pasaje. Una persona ansiosa cierra las puertas de su vida ante el mundo hostil, se siente sacudida por sus propias fobias y queda aprisionada en medio de murallas de terror que ella misma construye.

 

(3) Lucas 10:38-40. La ansiedad puede producir un exceso de actividad. Eso le ocurría a Marta, y le puede pasar a cualquier hombre o mujer. El ansioso no puede disfrutar de un sano período de relax. No tiene tiempo para gozarse en las más hermosas bendiciones de Dios. Es una persona tensa, preocupada, afligida por un "frenético activismo", y no conoce la experiencia de la paz interior.

 

(4) Lucas 8:14. La ansiedad propia del afán obsesivo por los bienes y placeres materiales, produce una vida llena de espinos, sin fruto, que se ahoga en su propia inestabilidad emocional. No hay "sanidad interior", porque no existe un verdadero crecimiento espiritual.

 

(5) 1º Juan 4:18. "El temor (la ansiedad) lleva en sí castigo". ¿Cuál castigo?...¡Desajustes psicológicos, enfermedades psíquicas y físicas, tormentos mentales causados por la imaginación propia!.

 

2. LA BIBLIA Y COMO "SALIR A FLOTE" EN LA ANSIEDAD

 

1º Pedro 1:5-7. Somos -o seremos- afligidos por la tribulación, pero aún en la adversidad confiamos en el Señor. Una canción evangélica dice que en el dolor "es mejor cantar". Jesús declaró: "Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad yo he vencido al mundo". (Juan 16:33). ¡Pensemos en el gran pasaje bíblico de Romanos 8:35-39!....

Alguien dijo que los ansiosos y angustiados están tan preocupados por el futuro, que se olvidan de cómo afrontar el presente. Construyen montañas con simples montículos, al dejar que las cosas insignificantes, adquieran una importancia enorme. A menudo son incapaces de identificar las razones para sus ansiedades y temores.

Leer y comentar entre todos: Salmo 34:4; Filipenses 4:6-7; Mateo 6:33,34; Salmo 42:5.

 

3. DEBEMOS DESCUBRIR LA RAZON DE NUESTRA ANSIEDAD

 

Debemos encontrar más que un paliativo (un alivio del dolor sin cura). En lo posible, debemos llegar a las "raíces del mal". Las siguientes preguntas nos ayudarán: ¿Por qué teme por su trabajo, su futuro, su familia, etc? ¿Es bueno hacerse tanta mala sangre por su equipo de fútbol? ¿Qué lo pone muy nervioso en la semana? ¿Qué cosas puntuales le provocan dolor de cabeza? ¿Qué otras le hacen perder el sueño?

Describa sus sentimientos. ¿Se siente culpable? ¿Por qué? ¿Está tratando de huir de algo? ¿Cuál es verdaderamente su problema? Si la ansiedad está conectada a sentimientos de culpa, esto puede indicar una conducta errónea que necesita ser corregida. Si el problema tiene que ver con el pecado, ¡Hay solución! Que alguno se anime y diga en qué consiste esta solución. La "vida correcta" produce "pensamientos sanos". El hecho de enfrentar nuestro problema básico (el pecado), producirá Dios en nosotros, la clase de conducta que a El le agrada.

Debemos asimilar las enseñanzas de la Palabra de Dios, de tal modo, que comiencen a moldear nuestra vida, y nuestro carácter. Será importante aprender de memoria, textos de las Escrituras, ya que al "tener los pensamientos de Dios" en nuestras mentes, ésta no dará lugar a las preocupaciones que nos llevan a la ansiedad y angustia. La oración debe acompañar siempre este proceso, según Filipenses 4:6.

 

Hasta el próximo encuentro

 

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