Comunicado: Feministas por la paz en el mundo.

Movilización Internacional: 5 DE OCTUBRE 2001

Queremos expresar nuestro profundo pesar y consternación por la devastación y las tremendas pérdidas sufridas por nuestras hermanas y hermanos en los Estados Unidos de América. Nuestros primeros pensamientos son para las víctimas inocentes y para sus familiares y amigos que en estos momentos deben vivir una indescriptible pena y dolor.

Consideramos que ninguna razón sea del orden que sea puede excusar o justificar lo que ha ocurrido y comprendemos perfectamente la necesidad de encontrar a los culpables y llevarlos ante la justicia. Sin embargo, nos oponemos firmemente a la respuesta vengativa y bélica que el presidente Bush propone al mundo porque provocará inevitablemente la muerte de todavía más víctimas inocentes.

Queremos subrayar que el terrorismo y la guerra han causado ya demasiadas víctimas inocentes: los civiles que murieron durante el bombardeo de Bagdad y a causa del embargo contra Irak, las masacres en Bosnia, el genocidio en Ruanda y los muertos durante la guerra de Vietnam y en Hiroshima y Nagasaki.

La guerra no es la respuesta a los atroces crímenes contra la humanidad cometidos el 11 de septiembre del 2001. Puesto que el deseo de venganza conduce sin duda a más violencia, nuestra única esperanza reside en la difícil búsqueda de la paz. Una solución militar reforzaría solamente la lógica de la guerra.

Esperamos que nuestros gobiernos se comporten con compasión, justicia y con respeto a la dignidad de todos y de todas. Los culpables deben ser llevados ante la justicia conforme a los principios de la ley, con respeto por sus derechos humanos y en conformidad con el derecho internacional. Sus actos de terrorismo son un crímen contra la humanidad y deberían ser juzgados ante un Tribunal Penal Internacional.

Pedimos a los gobiernos no sacar conclusiones precipitadas e infundadas sobre hipotéticas conexiones entre estos actos de terrorismo, las diferentes comunidades de inmigrantes (en nuestros respectivos países) y la necesidad de reformar nuestras leyes de inmigración. Toda persona inmigrante o perteneciente a cualquier minoría racial debe beneficiarse de la plena protección de sus derechos civiles, derechos a la igualdad y otros derechos humanos reconocidos en nuestra legislación. Los principios básicos de una sociedad libre y democrática deben ser plenamente respetados, particularmente en estos tiempos difíciles.

Estamos alarmadas por los recientes ejemplos de violencia y desprecio contra musulmanes, árabes y otras minorías raciales. Individuos y organismos religiosos y comunitarios son objeto de ataques racistas. Estamos especialmente consternadas por los ataques contra niños inocentes en algunas escuelas, algunos de ellos objetivos fácilmente identificables por sus prácticas religiosas.

Los gobiernos deben tomar medidas urgentes para denunciar, parar, remediar y prevenir estas expresiones de racismo, odio e intolerancia. Deben combatir todas las formas de discriminación y ningún individuo o grupo debe ser señalado por su raza, color, etnia, religión o cultura.

Las mujeres a menudo las primeras víctimas del fundamentalismo, de la injusticia y de la guerra y ellas son también las primeras en desarrollar alternativas a la violencia. Por ello, un verdadero proceso de paz debería incluir a las mujeres y a las organizaciones que las representan en el camino de encontrar soluciones al terrorismo internacional y a la guerra. También debe intentar remediar la causa de muchos conflictos: pobreza, injusticia, desigualdades sexuales y raciales, discriminaciones étnicas y religiosas y la violación de los derechos colectivos de los pueblos.

Durante la Marcha Mundial de Mujeres en el año 2000, los grupos de mujeres plantearon diversas recomendaciones para eliminar la pobreza y la violencia contra las mujeres a escala internacional que son esenciales para la justicia y la igualdad.

También planteamos políticas específicas que podrían a largo plazo crear una cultura de paz en la escena internacional: reiteramos nuestra demanda de que nuestros gobiernos hagan presión en el seno de la ONU para que cese toda guerra y ocupación militar, que se garantice el retorno de los refugiados a su tierra, que se presione sobre los diferentes estados para que respeten los derechos humanos y se acepte la jurisdicción del Tribunal Penal Internacional.

Juntas declaramos con todas nuestras voces diferentes y desde diferentes lugares:
Nos oponemos a la guerra y a toda intervención militar
Queremos justicia, dignidad e igualdad para todos y todas
Pedimos una protección eficaz contra el racismo y el odio
Nos oponemos a cualquier restricción de nuestra inmigración y refugiados políticos
Apoyamos las libertades y derechos democráticos para todas y todos
Instamos a los gobiernos a incluir a las mujeres en los procesos de paz Pedimos políticas nacionales e internacionales basadas en principios democráticos y en marco de derechos humanos que promuevan la igualdad de la mujer.
Queremos paz y soluciones pacíficas.

 

Texto elaborado por la Marcha Mundial de Mujeres -

Comité de Canadá http://www.canada.marchofwomen.org/
Traducido al español por Mujeres en Red http://www.nodo50.org/mujeresred/

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