SAN CLEMENTE
Me gusta
hoy pasear,
por las calles
de mi pueblo,
cuando la
tarde declina,
y el sol
se oculta a lo lejos,
bajo estampidos
de sangre,
y rosetones
de fuego.
.
Bajar hacia
el arrabal,
con sus árboles
enhiestos,
que parecen
los soldados,
de un bizarro
regimiento,
y cruzar
la carretera,
con su paso
bajo el suelo,
para llegar
enseguida,
al asilo
del Remedio,
saludando
a las hermanas,
tan queridas
en el pueblo.
.
Y caminar
hasta el Santo,
traspasar
el matadero,
viendo la
cooperativa,
con sus depósitos
nuevos,
el Silo y
la Alcoholera,
campo de
fútbol y luego,
cruzar la
plaza de toros,
y a la calle
de Boteros,
a ver los
escaparates
de sus bonitos
comercios
y los dos
supermercados
antes, el
mercado nuevo,
Franciscas
y Carmelitas,
con sus antiguos
conventos.
.
Después
a Santa Quiteria,
brillante
como un espejo,
las mágnificas
escuelas
con su placita
en el centro
y el explendido
instituto
de todos
ellos ejemplo.
.
Barrio de
San Sebastian
con su rústico
crucero,
calle de
López de Haro,
donde se
encuentra correos,
para llegar
a la plaza,
que es un
colosal museo,
la iglesia,
cual catedral
de los más
famosos tiempos,
fortaleza
de templarios,
Cruz de alabastro
en su centro,
y presidiendo
la plaza
su famoso
ayuntamiento,
hecho cuando
Carlos V,
fué
capitán de su imperio.
.
Es la Mancha
que camina
por rumbos
firmes y ciertos,
con seriedad
e hidalguía,
con fé
y conocimiento,
de cuales
son sus problemas
que le duelen
muy adentro.
.
La prudencia
fué su guía,
y debe tener
su premio.
D. quijote
con su lanza,
deshaciendo
los entuertos,
y Sancho
Panza a su lado,
con sus prudentes
consejos.
.
Ésta
es mi Mancha querida,
hecha de
historia y recuerdos,
amasada con
trabajo,
modelada
con esfuerzo,
unidos como
una piña
sus piñones
estupendos,
como en la
espiga los granos
exuberantes
y prietos.
.
Piñas
y espigas que son
nuestra esperanza
y aliento.
.
Francisco
Moreno Arenas-Julio 1970