HABLAR "EN
LENGUAS"

El poder milagroso del Espíritu
Santo capacitó a los primeros cristianos a realizar grandes logros. Una de las obras más
maravillosas del Espíritu fue el hablar en "lenguas"; los apóstoles
adquirieron el don el día de Pentecostés, como consta en Hechos 2.1-11. Una parte del
texto dice así: "Y de repente se oyó un gran ruido que venía del cielo, como
cuando sopla un viento fuerte, y sonó en toda la casa donde estaban sentados. Entonces se
les aparecieron lenguas como llamas de fuego, repartidas sobre cada uno de ellos. Y todos
fueron llenados del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otros idiomas según el
Espíritu los hacía hablar". Este fue el gran milagro! Si los hombres, hoy en día,
pudieran hablar en lenguas sería un milagro tan grande como lo fue en Pentecostés,
porque hablar en lenguas sería tan imposible hoy como lo fue hace mil novecientos años,
sin la intervención directa del Espíritu Santo
¿QUE
FUE EL HABLAR EN LENGUAS?
Qué significa el hablar "con
otras lenguas"? Un estudio cuidadoso del texto no debe dejar ninguna duda acerca del
significado y del propósito de la Biblia al hablar en "otras lenguas". El
texto, Hechos 2: 6, 8 especifica claramente que la gente "no sabía qué pensar,
porque cada uno los oía hablar en su propio idioma". Y sacaron la conclusión: cómo
es, pues, que los oímos hablar en la lengua materna de cada uno de nosotros? En este
texto el hablar en lenguas no era cosa de hablar un idioma desconocido, sino era la
facultad, con la guía del Espíritu Santo, de hablar un idioma que era comprendido por el
que lo oía, pero desconocido para el que lo hablaba; un idioma que no sabía y no había
hablado antes. El texto revela que había representados allí, a lo menos quince países o
provincias distintas entre el público que oía a los apóstoles hablar en
"lenguas", por consiguiente, se oían unos quince idiomas o dialectos distintos.
La gente de cada país los oía hablar a cada uno en su propia lengua materna. El
Comentario de Benson, Tomo 4, pág. 687, asevera: "Estos discípulos no sólo no
habían aprendido estos idiomas, sino que nunca habían estudiado ninguna otra lengua...
La mayoría de ellos ni siquiera había oído hablar estos idiomas antes, ni tenía la
menor idea de ellos... No hablaban una que otra palabra de la otra lengua, o tartamudeaban
algunas frases, sino que hablaban cada idioma con la natural elegancia y facilidad con las
que hablarían la suya propia: porque lo hecho por milagro es lo mejor en su clase".
El hecho de que se haya logrado el enorme milagro de que los apóstoles hablaran en
lenguas, permitiendo que cada hombre pudiera oírlos "hablar en su propio
idioma", fue causa de que la multitud se maravillara y se asombrara.
NO ERAN SONIDOS
ININTELIGIBLES
Los apóstoles
predicaron el evangelio a más de 3,000 personas que representaban a lo menos quince
países diferentes, y "cada hombre los oía hablar en su propio idioma" en el
que había "nacido". Cuando hablaban en lenguas, no era una jerigonza, ni caló
conglomerado de sonidos ininteligibles. Decían palabras que convencían y que iban al
corazón de la gente. "Cuando oyeron esto, se afligieron de corazón" (Hechos 2:
37), revela la divina palabra.
¿HABLAN LOS
HOMBRES EN LENGUAS HOY EN DIA?
Muchas personas y no pocos
dirigentes religiosos, se han confundido acerca de la posibilidad de hablar en
"lenguas". Algunos pretenden hablar en "lenguas desconocidas".Es
evidente que los hombres de hoy no pueden hablar en "lenguas" como se hacía en
los tiempos del Nuevo Testamento. ¿Dónde está el hombre o la mujer que puedan hablar
quince idiomas distintos que nunca haya oído y que no haya estudiado jamás? ¿No sería
esto tan asombroso hay, como lo fue en Pentecostés? ¿Vino el Espíritu sólo a un
hombre? ¿Podría un hombre predicar el evangelio a un público en el que estuvieran
representadas quince nacionalidades y que cada uno de los oyentes oyera y entendiera en su
propia lengua, o idioma materno lo que se decía, cuando el predicador nunca había
estudiado los distintos idiomas? Eso sería hoy un milagro tan grande como lo fue en
Pentecostés.
PODER POR EL BAUTISMO
DEL ESPÍRITU SANTO
El bautismo del Espíritu Santo fue
el manantial del poder milagroso que capacitó a los apóstoles a hablar "con otras
lenguas" (Hechos 2.2-4): "Y todos fueron llenados del Espíritu Santo, y
comenzaron a hablar en otros idiomas, según el Espíritu los hacía hablar". Aquí
se habla de los apóstoles como se asevera en el último verso del primer capítulo de los
Hechos. Los apóstoles, por consiguiente, fueron los que recibieron esta medida bautismal
del Espíritu Santo: "Y ellos comenzaron a hablar en otros idiomas según el
Espíritu los hacía hablar", así se declara en el verso 4. El Espíritu Santo
subrayó el punto de manera que no se confundiera la identidad: "Entonces se les
aparecieron"recuerde, "les", los apóstoles"lenguas como
llamas de fuego, repartidas sobre cada uno de ellos" los apóstoles (verso 3).
De este texto se infiere que cada apóstol, que hablaba "con otras lenguas", fue
identificado por la lengua "como llama de fuego" que se posó sobre su cabeza,
todo esto fue la causa de que la multitud se asombrara. No cabe dada que los apóstoles
fueron los que recibieron el bautismo del Espíritu Santo y los que hablaron en
"lenguas" porque en el verso 7 se dice, "¿Acaso no son de Galilea todos
estos que están hablando? " Los apóstoles todos eran de Galilea. Los ciento veinte
discípulos, que estaban también presentes no eran todos de Galilea.
HABLABAN SEGÚN EL
ESPÍRITU LOS HACIA HABLAR
De este texto que estamos estudiando
(Hechos 2.4), hemos de deducir que los apóstoles fueron "llenados del Espíritu
Santo" antes de que pudieran hablar "con otras lenguas". Además, hablaban
"según el Espíritu los hacía hablar". Vuelvo a citar el Comentario de Benson,
Tomo 4, pág. 687. "Hablaban no lo que habían preparado, sino según el
'Espíritu los hacia hablar' - los proveía del asunto, así como del idioma".
¿Dónde está la persona hoy a quien el Espíritu Santo haya identificado como uno de los
que "hablan con otras lenguas" indicándolo con una "lengua como llama de
fuego" sobre su cabeza? ¿Dónde están las personas hoy que hablen con "otras
lenguas", idiomas que no conocían antes, un mensaje desconocido para ellos,
"según el Espíritu los hacía hablar"? De esto debemos sacar la consecuencia
que los hombres de hoy no hablan en "lenguas", como en los tiempos del Nuevo
Testamento, porque los hombres no reciben ahora la medida bautismal milagrosa del
Espíritu Santo, de la misma manera que los apóstoles la recibieron en los tiempos de que
nos habla la Biblia; ni tampoco guía a los hombres un espíritu divino al pronunciar un
mensaje, como el que guiaba a los apóstoles que hablaban "con otras lenguas"
según el Espíritu los hacía hablar.
EL DON DE LENGUAS
Consideremos más detenidamente los
pasajes que se refieren al don de hablar en lenguas. Según los Hechos 10: 44-46, los
gentiles, que recibían el don milagroso del Espíritu Santo, sí "hablaban en
lenguas y alababan a Dios". En Hechos 19: 6 se lee: "Y cuando Pablo puso sobre
ellos las manos, el Espíritu Santo vino sobre ellos, y hablaban en lenguas extrañas y
daban mensajes recibidos de Dios". Y preguntamos: ¿Ha sido impartido a alguien el
poder milagroso del Espíritu Santo, el que puede capacitar a una persona determinada a
"hablar con lenguas" y a profetizar? ¿Ha sido impartido hoy en día a alguno
por la imposición de las manos de los apóstoles? ¿Cómo puede ser esto ahora, cuando
los apóstoles murieron hace casi dos mil años? Si no, entonces nadie posee el don
milagroso del Espíritu, por la imposición de las manos, para hablar en lenguas.
DISTINTAS CLASES
DE LENGUAS
El apóstol declaró en I Corintios
12.10, que había "diferentes clases de lenguas". La facultad de hablar en
lenguas por un poder milagroso del Espíritu incluye evidentemente diferentes dones,
poseídos por diferente gente, con un propósito diferente. Según los ejemplos que
aparecen en el Nuevo Testamento, se revelan, a lo menos dos propósitos primarios: el de
trasmitir el mensaje divino y el de la edificación. Parece ser que en algunos casos el
don de "lenguas" capacitaba a alguno para interpretar las "lenguas" (I
Corintios 14: 26, 28). Sin embargo, parece que otros debían ser sus propios intérpretes
(I Corintios 14: 5, 13). Como la iglesia de Nuestro Señor crecía en los tiempos del
Nuevo Testamento, algunas congregaciones se formaban de hombres y mujeres de diferentes
nacionalidades, diferentes lenguas, que poseían el don milagroso de las "distintas
clases de lenguas" por determinado tiempo, junto con otros "dones
espirituales" (I Corintios, Capítulo 14). El valor que Pablo atribuía al don de
hablar en "lenguas", a medida que la iglesia crecía espiritualmente, lo expresa
cuando dice: "Ahora, hermanos, si yo los visito y les hablo en lenguas extrañas,
¿qué provecho tendrán ustedes, a menos que les hable de algo que Dios nos hace saber, o
les dé algún conocimiento de la verdad, o algún mensaje recibido de Dios o alguna
enseñanza? " (I Corintios 14: 6). El apóstol concluye, "Doy gracias a Dios que
yo puedo hablar en lenguas extrañas más que todos ustedes; pero en la reunión de la
iglesia quiero más bien decir cinco palabras que se entiendan, para enseñar también a
otros, que decir diez mil palabras en una lengua extraña" (I Corintios 14.18, 19).
EL HABLAR EN LENGUAS,
EL RESUCITAR A LOS MUERTOS, EL SANAR A LOS ENFERMOS
Del estudio de las Escrituras
deducimos que es evidente que a los que iban a hacer milagros del Espíritu Santo se les
prometía: "En mi nombre echarán fuera espíritus malos; hablarán en nuevas
lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si beben algo venenoso no les hará daño;
además pondrán las manos sobre los enfermos y éstos quedarán sanos" (Marcos
16:17, 18). Hacemos las siguientes preguntas:
- Si alguno puede hablar en lenguas
hay, ¿podría "beber algo venenoso" y que no le hiciera daño?
- Si alguno puede recibir el bautismo
del Espíritu Santo y hablar en lenguas hay, ¿no podría "poner las manos sobre los
enfermos y éstos quedarán sanos" de una enfermedad incurable?
- Si alguno puede hablar en lenguas por
el poder milagroso del Espíritu Santo, ¿no podría por el mismo poder "resucitar a
los muertos"?
- Si alguno puede recibir el bautismo
del Espíritu Santo y "hablar en otras lenguas", como algunos lo hicieron en la
iglesia de Corintio, ¿no podría también profetizar, o trasmitir el mensaje divino,
"según el Espíritu los hacía hablar"?
LENGUAS DESCONOCIDAS
E INTERPRETES
En I Corintios 14: 2, 22, Pablo
escribió: "Pues la persona que habla en lenguas extrañas, habla a Dios".
Además, el apóstol dijo: Así que, la capacidad de hablar en lenguas sirve de señal a
los que no creen, y no a los creyentes". La cosa es ¿Debe haber una lengua
desconocida? De ahí se infiere que si uno habla una lengua que no entiende el hombre,
entonces sería una lengua desconocida. Aún si Dios la entendiera no tendría ningún
valor para los hombres. El hecho en sí mismo de que Pablo diga que "la capacidad de
hablar en lenguas sirve de señal a los que no creen, y no a los creyentes",
demuestra evidentemente que las "lenguas" eran para beneficio del hombre. Si era
para "los que no creen", entonces el hablar en lenguas no sería una lengua
" desconocida que se hablara con Dios sin que el hombre la entendiera. Así el
apóstol deduce, "Lo mismo pasa con ustedes: si con la lengua no dicen palabras que
se puedan entender, ¿cómo se va a saber lo que están diciendo? ! Estarán hablando al
viento! " (I Corintios 14: 9). Además, ¿por qué habría la necesidad de
interpretar si el hablar en "lenguas" no fuera para que los hombres sacaran
provecho de lo que oían? Tal vez no comprendamos completamente lo que significaba hablar
en lenguas en los tiempos del Nuevo Testamento, si se trataba de convertir al pecador o de
edificar la iglesia, pero tenemos la certeza de dos cosas. Una: el hablar en lenguas se
hacía por el poder milagroso y directo del Espíritu Santo. Dos: el hablar en lenguas era
indudablemente para provecho del hombre que entendía inteligentemente lo que se decía.
El hablar en lenguas era una relación milagrosa con el mensaje divino.
¿LENGUAS HABLADAS
CON DIOS O CON EL HOMBRE?
¿Eran los mensajes de los que
hablaban en "lenguas" en los tiempos del Nuevo Testamento, dirigidas a Dios o al
hombre? Algunos, que pretenden hablar en lenguas, aseveran que el hablar en lenguas en los
tiempos del Nuevo Testamento tenía por objeto hablar con Dios y no con el hombre. Con
esta afirmación pretenden probar que los hombres de hoy están capacitados para hablar en
"lenguas". Es obvio que nadie entiende a los que pretenden hablar en
"lenguas", y de acuerdo con lo que afirman, no se trata de que nadie entienda,
puesto que están hablando con Dios y no con el hombre. Consideremos este asunto. La
declaración del apóstol, "Habla a Dios y no a la gente" (v.2), indica que el
hablar no era entendido por los hombres, no que no debiera ser entendido por los hombres.
El contexto refuta completamente que la idea de "hablar en lenguas" se dirigiera
a Dios y no al hombre. Pablo realmente asevera que el propósito primario de las
"lenguas" era para que se beneficiaran "los que no creen" (v.22). La
declaración del apóstol de que se hablaba "a Dios" simplemente indicaba que
"hablar en lenguas", en esas circunstancias, sería entendido sólo por Dios y
no por el hombre. Según Pablo esto refutaría el propósito del hablar en
"lenguas". El apóstol saca la consecuencia, "lo mismo pues con ustedes: si
con la lengua no dicen palabras que se puedan entender, ¿cómo se va a saber lo que
están diciendo? Estarán hablando al viento! (I Corintios 14: 9). El hablar en lenguas,
ya fuera a Dios o al hombre, era un don milagroso, ya fuera por el poder del derramamiento
bautismal del Espíritu Santo, como en Hechos capítulo 2, o por la imposición de las
manos de los apóstoles, como en Hechos, capítulo 8, o en el capítulo 19. En I Corintios
12: 7-10, Pablo declara definitivamente que estas administraciones milagrosas del
Espíritu incluyen la palabra de conocimiento, dones para sanar, obras milagrosas,
profecía discernimiento de los espíritus, el hablar e lenguas y la interpretación de
las lenguas. Si las lenguas siguen hoy día, entonces los milagros no ha cesado
definitivamente y estas otras administraciones deben estar en evidencia tanto como el
hablar en lenguas. ¿Dónde está la persona que tiene indudablemente conocimientos
sobrenaturales, que recibe revelaciones divinas de Dios en el cielo? Si se llegara a
encontrar una persona semejante, entonces los hombres inspirados por Dios falsearon el
concepto cuando declararon que el evangelio de Cristo, palabra de Dios, es la revelación
completa y definitiva de Dios al hombre. El escribió: "Me admira mucho que ustedes
estén dejando tan pronto a Dios, el cual les llamó por medio del amor que Cristo nos
tiene, y que están siguiendo un mensaje de salvación diferente. No es que en realidad
haya otro mensaje de salvación. Lo que pasa es que hay algunos que les molestan a
ustedes, y quieren cambiar el mensaje de salvación de Cristo" (Gálatas 1: 6-8).
¿Dónde está la persona con el don para sanar a los enfermos, que pueda curar una
enfermedad incurable, limpiar a los leprosos, y resucitar a los muertos? El día que
ustedes puedan encontrar a alguno que cure enfermedades incurables, resucite a los
muertos, y hable por inspiración divina, como en los tiempos del Nuevo Testamento, ese
día también podrían encontrarse a los que pudieran hablar en lenguas. Si ustedes
encuentran a uno encontrarán al otro. La pretensión de que las lenguas se dirigen a
Dios, y no a los hombres, y que ustedes no pueden entenderles, no tendrá la menor
importancia. Si ustedes no pudieran entender sus lenguas, ustedes entenderían y se
convencerían, ciertamente, si los vieran curar a un cuerpo cubierto de lepra, o resucitar
a una persona que hubiera muerto. Ustedes no encontrarán a uno solo porque los milagros
han dejado de existir.
LENGUAS COMO
SEÑALES
Vamos a dedicar mayor consideración
a los textos que se refieren al don de hablar en lenguas. En I Corintios 14: 22, el
apóstol dijo que "el hablar en lenguas sirve de señal a los que no creen, y no a
los creyentes". Según los Hechos 10: 44-46, los gentiles, que recibieron el don
milagroso del Espíritu Santo, "hablaban con lenguas y alababan a Dios". Los
hermanos judíos, que acompañaban a Pedro se "maravillaron. . . porque los
oyeron" y les entendieron, así como la gente en Pentecostés oyó y en tendió a los
apóstoles que hablaban en lenguas (Hechos 10: 23; 44-46; Hechos 2: 6-11). Si no hubieran
entendido, ¿cómo podían haber sabido que lo' que hablaban en lenguas (idiomas) hablaban
de las "magníficas obras de Dios" y "alababan a Dios"? El hablar en
lenguas, idiomas desconocidos para el que hablaba, pero entendido en su propia lengua
materna por cada oyente, era una señal que confirmaba la palabra de Dios (I Corintios 14:
22; Hebreos 2: 3 4). "El mismo Señor les ayudaba y comprobaba su mensaje por las
señales milagrosas que sucedían" (Hechos 14: 3; Juan 20: 30, 31; Marcos 16: 17-20)
LAS LENGUAS NO ERAN
VENTAJA PERSONAL
Las señales milagrosas, incluyendo
las "lenguas", no eran en beneficio de los que recibían los dones, sino en
provecho de los que no creían y de los oyentes. Si todos hubieran podido tener el don
milagroso de las lenguas, todos habrían buscado entonces, el don milagroso de la
profecía, o el don sobrenatural del conocimiento, del cual Pablo había dicho que era
mayor que el de lenguas (I Corintios 14.5). ¿Por qué contentarse con uno de los dones
menores y no tratar de alcanzar el mayor? Además, si alguno buscara el don de las
"lenguas" para su propio y personal provecho, inspiración y edificación,
debía buscar al mismo tiempo el don milagroso de la "interpretación", porque
sin este don, las palabras en una lengua no valdrían nada comparadas con palabras que
pudieran comprenderse diez mil contra cinco! - (I Corintios 14: 5;13-19).Si el don de
lenguas hubiera sido para provecho personal de un individuo y de su relación con Dios,
entonces de nada serviría el don de interpretación. En los tiempos del Nuevo Testamento
los que hablaban en lenguas eran individuos en circunstancias especiales, quienes por un
poder milagroso y directo del Espíritu Santo, hablaban para provecho de los demás y no
de sí mismos.
EL EVANGELIO DE UNA
VEZ POR TODAS
Las palabras inspiradas de Judas son
una de las pruebas de que han cesado los milagros. Declaró: "Queridos hermanos, he
sentido grandes deseos de escribirles acerca de la salvación que tanto ustedes como yo
tenemos; pero ahora me veo en la necesidad de escribirles para rogarles que luchen por la
fe que fue entregada una vez por todas a los que pertenecen a Dios" (Judas 3).
Ciertamente no puede haber duda en la afirmación en este texto, de la revelación
completa de la voluntad de Dios. Se condena, sin lugar a duda, la teoría de revelaciones
adicionales y sucesivas, y Pablo añade que la maldición del Dios Todopoderoso caerá
sobre todo aquél que pervierta, añada o quite algo a la palabra de Dios (Gálatas 1:
7-9). Hubo un período de revelaciones a los santos y esas revelaciones se confirmaron por
las señales y milagros hechos por los santos, pero los milagros ni se necesitan ni se
hacen hoy día. Judas nos exhorta a que "luchemos por la fe que fue entregada una
vez por todas a los que pertenecen a Dios", queriendo decir que la fe del
evangelio fue de una vez y para siempre entregada a los santos.
UN CAMINO
TODAVÍA
MEJOR
Nunca existió el propósito de que
estas obras milagrosas del Espíritu tuvieran carácter permanente en la iglesia. Se
dieron cuando la iglesia estaba en la infancia para que duraran hasta que "llegara lo
que es los libros del Nuevo Testamento escritos después de la destrucción de Jerusalén
incluyendo I Juan, II Juan, III Juan, escritos en el año 90 A. D., y el Apocalipsis,
escrito en el año 96 A. D., no existe ningún registro de milagros o de dones
espirituales que se hayan puesto en práctica o que se hayan realizado en la iglesia en el
tiempo en que se escribieron. No cabe ninguna dada al respecto. Los milagros, que se
hicieron para confirmar la palabra de Dios, ya habían dejado de existir. Parece evidente
que los milagros se habían limitado o cesado completamente, al terminar la vida de
aquellos que hacían milagros; y se ve claramente en el caso de Pablo, cuando recomienda
medicina a Timoteo, y el hecho de que haya dejado a Trófimo, su compañero de viaje,
enfermo en Mileto. Sin miedo de contradicción efectiva, podemos sacar la conclusión que
después de la muerte del último apóstol, y después de la muerte de la última persona
a quien los apóstoles le hubiera impuestos las manos, no se ha hecho ningún otro
milagro, por medio del hombre en este mundo. Con la revelación del evangelio completa,
establecida; y ya confirmada su perpetua validez, debe ser aceptado sin añadirle ni
quitarle nada:"Toda Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar y
reprender, para corregir y educar en una vida recta, para que el hombre de Dios esté
capacitado y bien preparado para hacer toda clase de bien" (2 Timoteo 3.16, 17).
"Cualquiera que se adelanta demasiado y no se queda con lo que Cristo enseñó, no
tiene a Dios; pero el que se queda con la enseñanza de Cristo, tiene al Padre, y tiene
también al Hijo" (2 Juan 9). Cuando los hombres pretenden hablar en lenguas, por el
poder del Espíritu Santo, ¡esto es la negación del poder y de la validez del evangelio!
¡No hay otro evangelio! pervertir el evangelio, o predicar otro evangelio, aunque se
pretenda que es una revelación del cielo, es estar maldito de Dios. El apóstol inspirado
dedujo: "Pero si alguien les da a ustedes un mensaje de salvación distinto del que
ya les hemos dado, que esa persona sea puesta bajo maldición, no importa si soy yo mismo,
o si es un ángel que venga del cielo" (Gálatas 1.6-9).
Fuente: El Hablar en Lenguas Por
V.E. Howard