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El capítulo XVI de El Libro de los Médiums, está dedicado a los médiums especiales y trata la extensa gama y variedad de los médiums, según las condiciones particulares de los mismos.
Especial mención merecen los médiums psicógrafos que son aquellos que tienen la facultad para transmitir el pensamiento de los espíritus por medio de la escritura. Es curioso observar con qué minuciosidad trata Allan Kardec esta materia y divide en una extensa gama de matices este tipo de médiums, según el desarrollo de su facultad, y según el género y la especialidad de las comunicaciones: novicios, improductivos, hechos o formados, lacónicos, explícitos, experimentados, históricos, literarios, etc.
La facultad de escritura es la más común, y también aquella que resulta más fácil y cómoda para los espíritus, siendo una herramienta muy buena para los médiums que se la tomen en serio, pues se puede hacer una buena labor en pro del espiritismo y sin hacer grandes esfuerzos.
No obstante, es curioso observar la forma en que Allan Kardec distinguió a los distintos tipos de médiums dentro de este campo, siendo algo que parece no dársele su importancia, ya que en nuestros contactos podemos encontrarnos con muchos médiums de escritura, pero en realidad no sabemos con qué tipo de médium estamos tratando, ya que ni sabemos en qué grado tiene desarrollada su facultad, ni qué tipo de comunicaciones recibe, tanto por su especialidad como médium propiamente, como por sus cualidades morales.
A este hecho hay que prestarle la debida importancia, no ya sólo será positivo y provechoso para el mismo médium, sino también para todos aquellos con los cuales comparta sus comunicaciones, ya que si pretenden evolucionar en sus facultades y comunicaciones, y no quedarse estancados o entorpecidos por espíritus de baja condición, todos deberán hacer un esfuerzo para convertir la mediumnidad que tienen a su alcance en un instrumento accesible para los espíritus buenos y útil para nosotros los encarnados.
No basta por tanto con saber que tenemos esta facultad, sino que hemos de ser conscientes en qué grado la tenemos, cuales son los espíritus que atraemos, y qué tipo de trabajos y comunicaciones podemos obtener con más facilidad y menor índice de incorrecciones y errores, de este modo nos estaremos encaminando por un sendero que nos conducirá a ir perfeccionando nuestra facultad y cerrándole el paso a todos aquellos espíritus que quisieran servirse de ella para su entretenimiento y nuestro estancamiento.
Ser médium psicógrafo, por ejemplo, no nos pone por tanto a la altura de poder recibir comunicación con todo tipo de espíritus, tengamos siempre en cuenta que es nuestro grado de evolución el que marca en primer lugar esta pauta, y después la preparación que vayamos adquiriendo, no estamos todos en las condiciones de alcanzar la facultad de Chico Xavier, Divaldo u otros. Poniendo por ejemplo la medicina, existen especialidades, uno puede decir soy médico, y después dirá soy cardiólogo, anestesista, etc., cada uno cumple su función, lo mismo ocurre con la psicografía y todos no podemos hacer lo mismo.
Tal como nos dice Allan Kardec, este tipo de facultades necesita mucha práctica, y adquirir la experiencia necesaria para que podamos fiarnos de las comunicaciones que obtenemos requiere de mucho estudio y grandes dosis de humildad y discernimiento. En general se necesita de un tiempo más bien amplio para que la facultad se desarrolle y las comunicaciones que se van obteniendo en un principio y quizás durante meses o años van encaminadas a ese desarrollo y para nuestro estudio, análisis y aprovechamiento personal, más que para ser dirigidas a los demás.
Esto hemos de tenerlo en cuenta. En definitiva hemos de tener la paciencia necesaria para llegar a ser un médium hecho, consumado y experimentado, del cual podamos tener al menos un índice elevado de fiabilidad en sus comunicaciones. Aprovecho esta oportunidad para que todos aquellos que posean esta facultad en fase de desarrollo consulten y estudien el capítulo citado del libro de los médiums, el cual sin duda alguna les ayudará en gran medida en dicho desarrollo.
El escollo de la mayor parte de los médiums
principiantes está en tener comunicaciones con espíritus
inferiores y deben tenerse por dichosos cuando sólo son espíritus
ligeros.
ALLAN KARDEC.