30 PASOS

Jorge Alfredo Tempio


    El pequeño Angel se dirigía con paso cansado a su pequeña casa de pequeñas flores, consigo llevaba el pequeño maletín en donde se guardaba para salir a la calle.

    El ostracismo de los pensamientos dolientes, la mirada desplazada hacia dentro y hacia abajo difícilmente levantada le proporcionaba la vista de solo tres baldosas por delante y demasiadas hacia atrás.

    Duro el trabajo de este día de gente difícil de distintas condiciones, distintos ánimos medio gesticulantes medio mascullando por lo bajo; refregando manos, estrechando manos, estableciendo y deshaciendo alianzas, sonriendo, simulando, disimulando, vendiéndose, comprando, prometiendo, volviendo a sonreír entre paredes exudando aire acondicionado en las oficinas en franca expansión a la de al lado y "la del frente", apuntando todas al piso supervisor y al costado permeable del Jefe.

    Duro de resistir los pensamientos y seguir con el trabajo del día de hoy, duro por el trabajo y por los pensamientos del trabajo ajenos al trabajo del día de hoy los pensamientos. De fácil fascinación, baldosa tras baldosa el destino supo acechar lleno de barro resbaloso y flojera salpicadora la ilusión recién planchadita recién puestita y estrenadita.

    Sí, el de hoy día duro para el pequeño Angelito. Dolía pesadamente la cabeza y ese dolor parecía lo único realmente grande en él.

    "Es curioso, como caminando me había olvidado de que estaba caminando" se decía y se alentaba a seguir caminando. Que era de noche, que hoy día veintitrés, que había un programa muy bueno por T.V al que seguramente le gustaría mucho ver, que lloviznaba y se mojaba lentamente y que había que cuidarse de los ladrones que a esta hora deambulan por las calles como las sombras.

    No aceleró ni un segundo el paso pasivo, impasible mientras cavilaba sobre las cuestiones importantes de la vida, esas que te alejan de la vida, esas por las que te desvivís y te ayudan a mantenerte entretenido mientras pasa la vida.

    Caminaba por los mismos viejos anhelos, esos lugares comunes que agonizan años antes morir de pena en un alma. De esos hay que cuidarse ya que a esa hora deambulan como ladrones en las sombras. Esas, las mismas calles, la vereda de baldosa por baldosa floja conocedora del abandono al piloto automático ausente de esos pasos charco tras charco.

    No se explica, acaso fuera el viento o un grillo, o tal vez ambos, o un ladrido de un perro atravesando la oscuridad vieja de la verja, o ese persistente reciente mal olor a mierda canina de pisada desafortunada, (callecitas de Belgrano que tenés un no sé ... ) que seguía y lo seguía hacia ya.... ¿Cuánto?

    O… tal vez el creciente rugir de un motor de auto potente pero impotente (tal vez…, tal vez fuera eso).

    De todas maneras no alzó la cabeza, después de todo sólo se trataba de imágenes como esas otras imágenes entre tantas imágenes que se movían por todas partes. ¿Observarlas, para qué?

    Quizás porque no eran muy distintas a las de las baldosas flojas o a la de los charcos es que una pequeñisima porción de si se interesa. Suficiente. Calculó que los pasos que los separaban eran más o menos unos treinta, ahora veintisiete y disminuyendo. Allí su cerebro adormecido-cansado comenzó a movilizarse con la lentitud del que se despereza y fue enfocando la lente de su mente pequeño Angelito gran angular.

    Algo vio.

    Vio una damisela gran angular en apuros pero no muchos, motor rugiendo potente pero impotente y rumor de gato sobre el tejado cortejando…pero no tanto.

    Todas las imágenes se desplazaron a veinticinco pasos, veinticinco pasos para corregir la lente…¡Pequeña gran …! ¡Pequeña gran idea Angelita !

    ¡Sería él como un príncipe y ella la dama rescatada ! ¡Encantada!

    "Es curioso, viviendo me había olvidado de que estaba vivo "se decía, mientras se obliga a vivir, apurando unos tras otros, los pasos.

    El corazón se llenó de vida instantánea con un poco de azúcar por favor pues la miraría fijamente, vería por ella en sus ojos la necesidad de ayuda y todo eso, la llamaría por un nombre cualquiera y luego caminarían como viejos conocidos.

    (Veinte pasos acercándose) Esos ojos diáfanos ¿Eh, Angel? Esa mirada temerosa, andar apresurado y el perseguidor implacable, obsceno. ¿Un nudo en la garganta, eh Ángel pequeño, pequeñito Angelito?

    Replanteo de la cuestión : (quince pasos ) coche grande - ¿Hombre grande -puños grandes?. Nada de arrugar. ¡Está decidido! (CATORCE pas …).

    No todavía NO. Ahora sí. No, tampoco (trece …).Hay algo que no me cierra, veamos (y este tipo que no para) ¡Hola, que tal Arabella! (doce) ¿Se llamará Arabella? No importa, entenderá y caminarán luego como viejos amigos, el pesado se marcharía y ella agradecida…

    ¿Y si no se marcharía? ¿Y si bajare y luchare cual caballero herido en orgullo por dama robada? (diez…) Él, el Angelito, el comedido, el lesionado, el…, el preferentemente cobarde (proyecto unánimemente aprobado).

    Soledad de las calles…, pero no tanto, al menos para ella. Al lado un auto gesticulador. Delante (SIETE PASOS) un joven de apariencia decidida, sin duda esta observando. Mas bien bajo él, tez morena, pantalón salpicado y pequeño maletín en mano de puño apretado. Seguramente la ayudará, le dirá algo así como Arabella, que es lo que ella espera, (CINCO…) y con una sonrisa (DOS …) ahuyentarán los fantasmas del miedo (UNO). Le dirá …

    "Es otoño y caen las hojas marchitas de los árboles cansados, atrás quedan … y perdón si no me doy vuelta a mirarlas. Duro el trabajo de hoy, la gente dura, duros los pensamientos del trabajo ajenos al trabajo y ajeno al trabajo los pensamientos que vuelven y vuelven. Cansancio, mucha humedad y Perdoná, perdoname sabés, pero no, hoy no… quizás... otro día.

    Duro el cuerpo del cansancio más flojera de baldosas callejeras (nunca se termina de conocerlas).Ayer pantalón nuevo, hoy salpicado, hoy día veintitrés hay un programa muy bueno por T.V. Si, si… creo que eso… me agradaría. "





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