Mikal de Zotos

El Príncipe que Renunció a su Trono

    Red Sonja conoció a Mikal en las afueras de la ciudad de Athos (Argos), como un simple aventurero vagabundo que la acompañó al Festival de Gita, la diosa semiolvidada adorada por la tiránica Reina Sortilej. Después de derrotarla en los juegos, Red Sonja recibió la oferta de los ciudadanos liberados de ocupar el trono vacante, pero la hyrkania lo rechazó, pefiriendo seguir con sus aventuras solitarias. Pero Mikal la esperaba fuera de la ciudad, y se ofreció como acompañante.
 
    Juntos llegaron a un misterioso lago, donde contemplaron boquiabiertos cómo se separaban las aguas, y del fondo emergía una procesión de criaturas humanoides pero con rasgos de animales familiares. Los seres se dirigieron a la ciudad que acababan de abandonar los aventureros, que curiosos los siguieron hasta un teatro donde se exhibía un sangriento espectáculo, en el que los animales semihumanos se mataban unos a otros ante los gritos de la multitud exaltada, que clamaba sangre. Sonja aceptó participar, invitada por uno de los extraños seres, con la ntención de acabar con el derramamiento de sangre inocente. Pero se vio forzada a matar a un hombre-sapo que la atacaba continuamente.
 
    Al finalizar el espectáculo, Sonja y Mikal conocieron a Cyphax, el líder de los hombres-bestia, que los condujo de vuelta al Lago, mostrándoles cómo, usando un anillo encantado, hacía que se abrieran las aguas dejando el paso abierto a una ciudad subacuática construida de cristal, en una burbuja de aire bajo las aguas del lago.
 
    Cyphax les relató cómo sus ancestros habían llegado desde su mundo moribundo en carros estelares que cayeron en el lago. Pero los recién llegados no podían respirar el aire terrestre, así que ocuparon los cuerpos de los animales que poblaban el mundo y les parecían hermosos y amigables. Así, construyeron el Reino de Chimu, bajo el lago. Pero las criaturas se acoplaron unas con otras, originando nuevas especies degeneradas que se alimentaban de carne y bebían la sangre de sus conciudadanos. Los habitantes de Chimu se habían convertido en esclavos del pueblo de Athos, y eran forzados a actuar en el teatro para entretener al público que asistía al sádico espectáculo.
 
    Cyphan pidió a Sonja que liberara al líder perdido de su pueblo, que era retenido prisionero en la llamada "Torre que Canta". Al terminar su relato, Cyphax fue atacado a traición por su propio pueblo. Mikal y Sonja se enfrentaron a una horda de hombres-bestia, y finalmente tuvieron que huir con Cyphan en brazos, que antes de morir les hizo prometer que rescatarían a su líder perdidos. Juntos, Sonja y Mikal se encaminaron hacia la Torre.

    En las Colinas de Argos, fueron atacados por una horda de Truands, pequeños hombrecillos que no representaron ninguna amenaza para los aventureros. Al interrogarlos, les dijeron que para llegar a la Torre deberían seguir el rastro de los Jinetes Oscuros, Así lo hicieron, sabiendo que sólo eran señuelos para atraerlos.
 
    Encontraron a los jinetes oscuros, que los atraparon y condujeron ante Kir-El, el Amo de las campanas. Este aclaró que a quien buscaba era a Mikal, y no a la guerrera pelirroja. Mikal fue llevado por los guardias, mientras Kir-El mostraba a Sonja la majestuosidad de la ciudad de Bor-Ti-Ki. Pero le advirtió que mientras estaba en la ciudad, no debía siquiera mencionar la Torre que Canta.
 
      En el palacio, Sonja se liberó y escapó, pro el hechicero Orubu, que dominaba la ciudad, liberó a un enorme reptil de dos cabezas para que fuera tras ella. Sin embargo a Sonja no le costó mucho derrotar al monstruo, separando sus dos cuellos con un fuerte golpe de su espada. Sonja se encontró en medio del palacio, y se enteró de que Orubu era en realidad el hermano de Cyphax, que después de tanto tiempo fuera de la ciudad subterránea había adquirido rasgos casi humanos, gracias al poder de la Torre que Canta. Orubu condujo a Sonja a una parte de la ciudad que casi nadie había visto: una torre donde pendían enormes campanas. En el camino, Orubu reveló a Sonja que Mikal el Vagabundo era en realidad el Heredero del Trono de Zotoz, y su destino ya no estaba en sus manos, pues había sido llevado a la Torre que se dejaba ver en el horizonte, más allá de los límites de Bor-Ti-Ki.
 
    Orubu explicó a Sonja que al tañer las campanas, él se arrojaría desde lo alto de la Torre, y sería capaz de volar como un ave, proeza que ningún humano había alcanzado jamás. Invitó a la guerrera a unirse a él y compartir el poder, pero ella se rehusó, diciéndole que estaba loco. Las enormes campanas empezaron a moverse, y al hacerlo, accidentalmente empujaron a Orubu hacia el vacío, Se precipitó al suelo, acabando así sus sueños de grandeza.
 
    Sonja salió de la ciudad montada en su córcel, con dirección a la Torre que Canta. Al pie del edificio, fue seducida por la belleza y el perfume de las flores que crecían a sus pies, y cayó inconsciente, víctima del venenoso y seductor aroma. Fue llevada al interior en brazos de dos seres extraños, mitad humanos y mitad insectos, que eran los guardianes de la Torre. Cuando estaban por encadenarla, Sonja se liberó y los atacó; en lugar de defenderse, los seres insectoides se escudaron dentro de capullos de seda.
 
    Sonja escuchó un extraño murmullo, y al mirar hacia arriba descubrió a una enorme mujer con alas de libélula, suspendida de lo alto, sostenida y apresada con sus propios cabellos. La gigantesca mujer pidió ayuda a la pelirroja, pero cada vez que cortaba sus cabellos, éstos volvían a crecer, enredándose alrededor de su cuerpo. Seguidamente apareció una nube de pequeños insectos con cuerpo de hombres, que atacaron a Sonja con diminutas lanzas. Una vez que la tuvieron prisionera, la obligaron a beber un néctar dorado. Al momento sus cabellos rojos empezaron a crecer y envolver su cuerpo.
 
     Entró el Guardián de las Abejas, un extraño hombre-bestia, con Mikal encadenado. Al ver a Sonja, se lanzó sobre el Guardián, pero fue derribado con su extraña arma. Sonja le escuchó decir que mientras bebiera el néctar, no podría escapar. Así, la siguiente vez que los hombres-abeja le llenaron la boca de néctar, lo escupió, y al cabo de un rato logró liberarse. Al ver esto, la mujer gigante le pidió que la matara, ya que ésta sería la única forma de liberarse. Sin estar muy convencida, la pelirroja finalmente lo hizo.
 
    Al morir la Reina, los pequeños hombres-insecto cayeron al suelo sin vida, y Sonja se arrojó sobre el Guardia. Éste se defendió con el arma con que había derrotado a Mikal, pero Sonja le arrojó encima lo único que encontró a la mano: un capullo de seda que, al romperse, liberó cientos de orugas que se abalanzaron sobre el cuerpo del guardián.
 
    Sonja liberó a Mikal, que le ofreció una enorme riqueza, ya que la Torre guardaba enormes sarcófagos llenos de oro, joyas y piedras preciosas.  Le explicó que efectivamente, era el heredero del trono de Zotoz, pero había renunciado a él para escapar de la enorme responsabilidad que pendía sobre sus hombros. Sin embargo, con las riquezas rescatadas de la Torre, podría liberar a su pueblo y reinar. Ofreció a Sonja tomarla como Reina, pero la aventurera lo rechazó. Finalmente Mikal le dio uno de dos anillos gemelos, que según él contenía enorme poder. Él conservó el otro. Pero al salir de la Torre, la hyrkania arrojó el anillo al lago, despidiéndose para siempre del apuesto Mikal.
 
 
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