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A partir del siglo XIII, después de la conquista cristiana de las tierras valencianas, tenemos constancia de muchas representaciones iconográficas de la Virgen María, tanto en escultura como en pintura. Santa María del Castell de Corbera, es una bella talla gótica perteneciente a la última mitad del siglo XIV o principios de XV.
La verticalidad típica del gótico se manifiesta también en las formas de sus figuras, las cuales solían estar en hornacinas. La imagen de la Virgen tiene unos caracteres definitorios propios. Tiene la figura una expresión juvenil en el rostro y de fresca belleza. Es de proporciones alargadas, pero se le insinúa un pequeño ritmo curvilíneo. Precisamente, ese juego curvilíneo de los vestidos responde al desplazamiento de los ejes de la imagen, donde el peso se descarga solamente sobre la pierna izquierda, mientras que la derecha está un poco flexionada.
La Virgen del Castillo presenta unas características físicas marcadamente humanizadas, cosa que nos aproxima aún más a la segunda mitad del siglo XIV o principios del XV. Si observamos la figura apreciamos su movimiento. Destaca la elegancia de su porte, su gesto y su principio de sonrisa que ilumina el rostro. Todos estos detalles son indicadores de que nos encontramos ante un nuevo humanismo. El artista domina a la perfección los juegos de las telas y consigue una mayor rotundidad en la pieza. Esta Virgen, es una expresión clara de la visión religiosa que tenían los hombres es de esta época, más individual e íntima.
La imagen está tallada en madera de conífera. Entre las características de esta madera destaca su gran resistencia al paso del tiempo. Tiene una altura de 112,5 cm. La figura se presenta armónicamente en todo su conjunto. María sostiene a su hijo en el brazo izquierdo, el cual con su mano derecha intenta apartar el velo que cubre el rostro de su madre. El pie izquierdo del niño se sujeta en el vientre de su madre e intenta impulsar su pequeño cuerpo para ponerse erguido. María contrarresta el peso de su hijo doblando la rodilla derecha, cosa que al mismo tiempo equilibra la figura. Un manto cubre la cabeza de la Virgen y lo lleva cruzado por delante de la falda de la túnica y el borde inferior del mismo pasa por encima del brazo derecho.
La policromía es rica en ornamentación, pero se trata de una restauración realizada en el siglo XVIII, donde probablemente, tras un incendio perdió su mano derecha, se decoró al gusto del momento sin respetar la policromía primitiva. La actual mano derecha no corresponde a la original. Cuando se produjo la restauración en 1994 se observaron indicios de que la figura había sufrido quemaduras, sobre todo en su parte derecha. Por tal motivo se le añadió una mano nueva.
Cuenta la tradición que durante la guerra de los cristianos contra los musulmanes, se apareció la imagen de la Virgen sobre las almenas del castillo y ante el caballo del rey. Así rezan los gozos antiguos, de los cuales tenemos noticias desde el siglo XVIII. Aunque dicha historia no deja de ser una leyenda popular, fruto de la devoción que los lugareños sienten por esta imagen, nos ha parecido interesante publicar esta historia piadosa para demostrar el amor que sienten los vecinos de Corbera por tal devota imagen.
Miguel Gómez Sahuquillo (Arqueólogo).