Fibra óptica, fibra o varilla de
vidrio -u otro material transparente con un índice de refracción
alto- que se emplea para transmitir luz. Cuando la luz entra por uno de
los extremos de la fibra, se transmite con muy pocas pérdidas incluso
aunque la fibra esté curvada.
El principio en que se basa la transmisión
de luz por la fibra es la reflexión interna total; la luz que viaja
por el centro o núcleo de la fibra incide sobre la superficie externa
con un ángulo mayor que el ángulo crítico (véase
Óptica), de forma que toda la luz se refleja sin pérdidas
hacia el interior de la fibra. Así, la luz puede transmitirse a
larga distancia reflejándose miles de veces. Para evitar pérdidas
por dispersión de luz debida a impurezas de la superficie de la
fibra, el núcleo de la fibra óptica está recubierto
por una capa de vidrio con un índice de refracción mucho
menor; las reflexiones se producen en la superficie que separa la fibra
de vidrio y el recubrimiento.
La fibra óptica se emplea cada vez
más en la comunicación, debido a que las ondas de luz tienen
una frecuencia alta y la capacidad de una señal para transportar
información aumenta con la frecuencia. En las redes de comunicaciones
se emplean sistemas de láser con fibra óptica. Hoy funcionan
muchas redes de fibra para comunicación a larga distancia, que proporcionan
conexiones transcontinentales y transoceánicas. Una ventaja de los
sistemas de fibra óptica es la gran distancia que puede recorrer
una señal antes de necesitar un repetidor para recuperar su intensidad.
En la actualidad, los repetidores de fibra óptica están separados
entre sí unos 100 km, frente a aproximadamente 1,5 km en los sistemas
eléctricos. Los amplificadores de fibra óptica recientemente
desarrollados pueden aumentar todavía más esta distancia.
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