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Folleto entregado en la Casa Abierta
La Casa Abierta del Templo de Caracas - Venezuela

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

5 de Agosto al 12 de Agosto de 2000. Domingo 6: Cerrado.

9 a.m. - 9 p.m.


RECEPCIÓN AL PÚBLICO EN EL TEMPLO
LA CASA DEL SEÑOR

El templo es, para los miembros de nuestra Iglesia, el lugar más sagrado de la Tierra.

El templo es una fuente de fortaleza espiritual para los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Es un lugar apartado del mundo, es la Casa del Señor.

Para los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos días, el templo es la Casa del Señor: el lugar más sagrado de la tierra. Es un lugar santo, apartado del mundo exterior, mientras que nuestros centros de reuniones son lugares en donde se llevan a cabo actividades de entre semana y reuniones dominicales de adoración. En el templo, se realizan ordenanzas sagradas del Evangelio de Jesucristo; por lo tanto, los Santos de los Últimos Días ven el templo como un centro espiritual donde cada persona puede sentir una cercanía especial con Dios.

Por motivo de que el templo es un lugar único, para su construcción se utilizan solamente los materiales más finos y la más experta mano de obra. Una vez efectuada la dedicación del templo, los miembros de la Iglesia que entren aquí vestirán ropa blanca como símbolo de la pureza, de la pulcritud y del dejar a un lado las cosas mundanales.

Los que entren en el templo podrán hallar la apacible serenidad que nuestro Salvador prometió a Sus discípulos en el Nuevo Testamento: "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da" (Juan 14:27).


Lo que aprendemos en el templo da significado y orientación a nuestra vida

En la sala de investidura se imparte instrucción acerca del plan de salvación del Señor para todos los hijos de Dios.

En alguna ocasión, la mayoría de nosotros se ha preguntado acerca del propósito de la vida: ¿Quiénes somos? ¿De dónde procedemos? ¿Por qué razón estamos en este mundo? ¿Hacia donde vamos después de la muerte?

En el templo recibimos la respuesta a cada una de esas importantes preguntas; allí aprendemos que la vida terrenal es parte de una jornada eterna que emprendimos mucho antes de nuestro nacimiento en la carne, cuando morábamos con Dios como Sus hijos espirituales. Hemos venido a la tierra para ser probados, para demostrar si obedeceríamos los mandamientos de Dios. Por tal razón, los que entran en el templo hacen sagradas promesas de honradez, de castidad y de servicio a Dios y al prójimo. Esas promesas se convierten en firmes anclas que dan estabilidad a nuestra vida diaria y en senderos que conducen hacia las bendiciones eternas de Dios.

Todos los hijos de Dios tendrán la oportunidad de oir y de aceptar el Evangelio de Jesucristo en esta vida o en la venidera; por lo tanto, la gracia de Jesucristo llega a toda la humanidad y se darála vida eterna en Su hogar celestial a todos los que acepten esa gracia mediante la obediencia fiel.


En el templo se perpetúan eternamente los lazos familiares.

En la sala para sellar, el hombre y la mujer se unen en matrimonio, no sólo por esta bida sino también por la eternidad.

En el templo se une a las familias en la más sagrada de todas las relaciones - como marido y mujer y como padres e hijos - de una manera que el tiempo no puede limitar y a la que la muerte no puede poner fin.

Por medio de la autoridad del sacerdocio de Dios se realizan casamientos por esta vida y por la eternidad. Los hijos son "sellados" a los padres, creando así familias eternas. A fin de compartir estas bendiciones con nuestros antepasados, también efectuamos en favor de ellos estas ordenanzas del templo.

El comprender la naturaleza eterna de la familia nos hace más fácil soportar las pruebas de la vida, incluso la muerte de nuestros seres queridos. Como dijo Jesús: "Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos" (Mateo 16:19). Los templos, al posibilitar la promesa de la vida eterna y de las relaciones perdurables con nuestros seres queridos, son una manifestación terrenal de que, en verdad, Dios es amor.


La adoración en el templo centra nuestra vida en Jesucristo.

La sala celestial simboliza la vida como familias eternas en la presencia de nuestro Padre Celestial y de Su Hijo Jesucristo.

El templo es un lugar de adoración que está dedicado al Señor. Todo lo que se lleva a cabo en el templo - las ordenanzas, la instrucción, las promesas y la oración - se hace en el nombre de Jesucristo, porque nuestro Salvador y Su sacrificio expiatorio hacen posible toda esperanza y cada una de las bendiciones de la expiación de Cristo. Tanto las pinturas como los murales que hay en el templo representan la vida y las enseñanzas del Salvador. Y la sala celestial simboliza nuestro hogar eterno en el Reino de Dios e ilustra las recompensas de una existencia fiel. La invitación del Señor es para todos: "Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia" (Juan 10:10).

 


Las obras de historia familiar y del templo.

Al seguir el ejemplo de servicio abnegado del Salvador, podemos llevar a cabo el bautismo y otras ordenanzas sagradas en favor de nuestros antepasados fallecidos.

El templo es el único lugar donde pueden efectuarse ordenanzas sagradas, tales como: el bautismo y el matrimonio eterno en favor de personas que hayan fallecido. Tales ordenanzas son una parte importante del plan eterno de Dios para sus hijos. El apóstol Pablo se refirió a esta importante obra redentora por los muertos cuando dijo: "De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si en ningna manera los muertos resucitan? ¿Por qué, pues, se bautizan por los muertos?" (1 Corintios 15:29).

Es por esa razón que los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se interesan tanto en la investigación genealógica. La Iglesia utiliza diversos métodos modernos de investigación para poner a disposición de la gente información genealógica. Al valerse de esa información, los miembros pueden buscar el nombre y los datos de sus antepasados y encargarse entonces de que se efectúen las ordenanzas del templo por ellos. Naturalmente, queda a criterio de cada una de las personas que hayan pasado a la vida venidera el aceptar o no las ordenanzas del Evangelio que se hayan efectuado en su nombre. Si las aceptan, se habrá realizado la obra por ellas y se habrán creado lazos familiares eternos.


La Casa del Señor

Todo lo del templo testifica de la divinidad y del sacrificio de JEsucristo y nos enseña a seguir Su ejemplo de amor y servicio.

Los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días consideran el templo como la Casa del Señor: un lugar de santidad y de paz separado del mundo. El Salvador mismo estimó el templo como Su propia casa (véase Mateo 21:13).

La Biblia registra que el templo era el lugar más sagrado del antiguo Israel. Durante los años que anduvieron errantes, los israelitas adoraron en un tabernáculo, una especie de templo portátil. Tiempo más tarde, Salomón mandó construir un magnífico templo en Jerusalen, el cual estuvo en pie durante más de 400 años y fue para el antiguo Israel el lugar central de adoración y de la realización de convenios con Dios.

En el año 70 de nuestra era fue destruido el último templo de Jerusalen, cesando con ello la adoración en el templo hasta que la Iglesia y la autoridad del sacerdocio de Dios fueron restauradas por medio del profeta José Smith. Hoy día, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días construye templos en todo el mundo. En ellos, los miembros fieles de la Iglesia reciben instrucción, hacen convenios y se acercan más al Señor.

Esperamos que disfrute de su visita al templo y sienta la paz y el espíritu que emanan de esta casa del Señor.


Gira por el interior del Templo

El vestívulo y el mostrador de recomendaciones

Después de que el templo sea dedicado oficialmente, sólo los miembros de la Iglesia que viven principios cristianos y elevadas normas morales son admitidos en él. Una pequeña tarjeta de recomendación firmada por un líder eclesiástico local y que certifica la dignidad personal de su poseedor es presentada en el mostrador de recomendaciones.

La pila bautismal

La pila bautismal descansa sobre el lomo de doce bueyes que representan a las doce tribus de Israel. En esta pila se llevan a cabo bautismos vicarios por los parientes fallecidos, ordenanzas de las que se habla en la Biblia. "De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si en ningna manera los muertos resucitan? ¿Por qué, pues, se bautizan por los muertos?" (1 Corintios 15:29).

Vestuarios para hombres y para mujeres

Los hombres y las mujeres que asisten al templo se cambian en vestuarios separados la ropa de calle por una ropa blanca, sencilla y modesta. Todos visten igual, dando a entender que todos somos iguales ante Dios. El color blanco es símbolo de limpieza y de pureza.

La sala de investidura

En la sala de investidura se da instrucción del plan que Dios ha instituido para Sus hijos e hijas. Los Santos de los Últimos Días aprenden en cuanto a su vida preterrenal como hijos e hijas espirituales de Dios, en cuanto al propósito de la vida mortal y a las bendiciones que pueden recibir en la vida venidera. Se hace una presentación oral y en video para enseñar sobre la Creación de la tierra, el comienzo de la vida mortal gracias a Adán y Eva, y la función central de Jesucristo como el Redentor de todos los hijos de Dios. Al hacer convenios con Dios y guardar Sus mandamientos, los fieles son "investidos", o bendecidos, con la influencia de Dios y con Su Espíritu.

La sala para sellar

La familia es ordenada por Dios. En la sala para sellar del templo, los cónyuges y los padres e hijos son unidos, o "sellados", como una familia eterna. Por medio de la autoridad del sacerdocio, en la sala para sellar se realizan casamientos que duran no tan sólo por esta vida sino por la eternidad. El matrimonio entre el hombre y la mujer es esencial para el plan eterno de nuestro Padre Celestial.

La sala celestial

La sala celestial simboliza el estado elevado y reverente que todas las personas pueden obtener al vivir el Evangelio de Jesucristo. Esta sala representa el contento, la armonía interior y la paz que se pueden lograr como familias eternas en la presencia de nuestro Padre Celestial y de su Hijo Jesucristo.

 

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