EL SECRETO MÁGICO
DE HABLAR CON LOS MUERTOS
Para poder tener una conversación familiar con
los habitantes del otro mundo, es absolutamente necesario asistir a la
misa del Gallo, a las doce en punto de la noche.
En el momento en que el sacerdote eleva la hostia, inclinarse y decir interiormente
con voz de persuasión:
EXURGUNT MORTUI ET AND VENIUNT
Apenas pronunciadas estas seis palabras, es necesario correr al
cementerio más cercano y, en la primera tumba que se encuentre,
decir esta plegaria:
POTENCIAS INFERNALES, VOSOTRAS QUE TRAEIS LA ALARMA
A TODO EL UNIVERSO, ABANDONAD VUESTRAS SOMBRIAS MORADAS E IDOS A REUNIR
A LA OTRA ORILLA DEL RIO STYX.
Al cabo de algunos momentos de silencio añadireis en seguida:
SI TENEIS BAJO VUESTRO PODER A AQUEL O AQUELLA POR
QUIEN YO ME INTERESO, OS CONJURO, EN NOMBRE DEL REY DE LOS REYES, PARA
QUE LE HAGAIS APARECER A LA HORA Y EN EL MOMENTO QUE OS INDIQUE
Después de hacer esta ceremonia indispensable, se coge un
puñado de tierra y se esparce por el suelo, diciendo en voz baja:
AQUEL QUE NO ES MAS QUE POLVO QUE SE LEVANTE DE SU
TUMBA, QUE SALGA DE SU CENIZA Y QUE RESPONDA A LAS OBJECIONES QUE LE VOY
A HACER EN NOMBRE DEL PADRE DE TODOS LOS HOMBRES
Se hincará entonces una rodilla en tierra y volviendo los
ojos hacia Oriente, esperar hasta que empiece el amanecer. Con los primeros
rayos del alba coger dos huesos de muerto que colocará formando
una cruz en aspa y los arrojará en el primer templo o iglesia que
se presente a sus ojos.
Tomadas todas las disposiciones anteriores, se encaminará hacia
el lado de Occidente, y en cuanto dé 4.119 pasos, se echará
uno al suelo, bien estirado, con las palmas de las manos contra los muslos,
los ojos hacia el cielo, y en esta postura llamará por su nombre
a aquel a quien desee ver, teniendo mucho cuidado en no turbarse cuando
vea aparecer el espectro.
Solicitar su presencia por medio de las palabras siguientes:
EGO SUM, TE PETO ET VIDERE, QUOERO.
En cuanto se hayan articulado estas palabras, se verá aparecer
el ser ivocado, y en cuanto se haya obtenido de la sombra que se ivoca
lo que nos haya parecido más propio para satisfacernos, la despediremos
diciendo con voz firme:
VUELVE AL REINO DE LOS ELEGIDOS, ESTOY SATISFECHO
DE TU PRESENCIA
Entonces, apartándonos del lugar y postura en que estábamos,
nos volveremos a la misma tumba en donde dirigimos la plegaria inicial,
y haremos en el suelo una cruz con la mano izquierda y con la punta de
un cuchillo de plata.
Es importante no omitir la menor circunstancia de lo que se halla aqui
prescrito, sin lo cual se corre peligro de ser uno mismo presa de todos
los poderes del infierno.