Las nuevas tecnologías avanzan más que uno, y a ciertas edades en las que las primeras calculadoras electrónicas eran lo máximo a que se podía aspirar, pues mucho más. De éste modo aprendiendo a "navegar" por Internet es lógico toparse, entre la curiosidad y el escepticismo, con corrientes de pensamiento más ampliamente expuestas y fáciles de acceder.

Es con ésta facilidad que brinda la tecnología como puede comprobarse que la Ufología (entre tantas cosas) no escapa a la organización crítica del fenómeno, ampliándolo, si puede entenderse así, aun más. Supuestas organizaciones y tendencias se aúnan a la hora de arremeter contra una fenomenología relativamente evidente así como a los seguidores e investigadores desparramados por todo el Planeta. Los argumentos empleados son, en ocasiones, tan hirientes que rozan el esperpento y el despropósito, quizás justificando ésta actitud en contrapartida al esperpento y despropósito claro y manifiesto de algunos llamados Ufólogos. En parte podría entenderse, sólo en parte, pues los métodos empleados por los autodenominados "Críticos" rozan el gangsterismo ante quienes intentan arremeter, hurgando en sus vidas privadas, si es necesario, con el propósito de abrir una brecha con la que dinamitar los cimientos de hechos insoslayables.

Accédase pues a la Red y se podrá comprobar como "entidades" como la denominada "Alternativa Racional a las Pseudociencias" (ARP), "Skeptical Inquirer", "El ojo escéptico", "Centro Argentino para la Refutación de las Pseudociencias", etc., arremeten cual apisonadoras contra todo aquello que consideren hiriente a sus juicios, status o corporativismo más explícito. De éste modo vienen a mi mente personajes de nuestra Historia como Giordano Bruno, C.R. Darwin, N. Copérnico y tantos otros a los que quisieron (y en ocasiones consiguieron) mandar a la hoguera, poniendo bajo sus pies la leña de la intransigencia avivada por el oscurantismo reaccionario de aquellos que, creídos en la razón, no dudaron en sentirse satisfechos de librar a la Humanidad de elementos subversivos que atentaban a instituciones e intereses creados. Es así, como en la actualidad, a modo de un nuevo Tribunal de la Santa Inquisición, el escepticismo institucionalizado se acerca al fenómeno Ufológico, Parapsicológico y Desconocido haciendo oídos sordos a aquellos que sólo les mueve el afán de comprender el mundo que les rodea aunque para ello no existan caminos trazados y los espejismos nublen momentáneamente las razones más bienintencionadas.