Zhadorr
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¿Víctima inocente... o cosa siniestra?
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Recién llegado a una aldea en medio del desierto que se extiende
entre Turan y Zamora, Conan salvó a la joven
Zhadorr de la muerte, ya que los pueblerinos la perseguían apedreándola.
Al ver que Conan la protegía, un grupo de hombres se acercó,
llevando a un muchacho llamado Phandar, que estaba poseído por la
locura, y se arrojó sobre la muchacha gritando que debía
matarla para librarse de sus murmullos que lo perseguían. Le enterró
una daga, ante lo cual, Conan lo mató con su espada. Pero Zhadorr
estaba ilesa; aparentemente, la daga de Phandar sólo había
rasgado su túnica. Los aldeanos atacaron al cimmerio, que se vio
obligado a huir al desierto con la muchacha.
Zhadorr convenció
a Conan de que debían ir al Oasis de Shar-Al-Tjinn, a dos días
de camino de donde se encontraban. Todos los días, la muchacha siempre
se levantaba antes que Conan, para realizar ciertos extraños ritos
de pie ante el sol, y se negaba a comer lo que Conan le ofrecía,
contestando con evasivas. |
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Poco antes de llegar al oasis, fueron atacados por un cuarteto de bandidos,
al mando de Haak-Shi. Lograron llegar al oasis, al que los bandidos temían
entrar. Conan se zambulló en un pequeño lago para refrescarse,
y al ver que el fondo del mismo estaba cubierto con esqueletos humanos,
recordó que en la lengua zamorana el nombre del oasis, Shar-Al-Tjinn,
significaba "Huesos de los Tontos".
Al salir a la superficie,
temiendo que el agua estuviera envenenada, encontró a Zhadorr sentada
a la sombra de un árbol distinto a los demás, al mismo tiempo
que Haak-Shi y sus bandidos llegaban al oasis. Conan fue dominado con fuertes
golpes en la cabeza, y después de atarlo y curar las heridas del
cimmerio, ya que su intención era venderlos a él y a la muchacha
en el mercado de esclavos, Haak-Shi decidió pasar la noche en el
oasis.
Al acercarse la medianoche,
Zhadorr comenzó a murmurar un extraño canto, que exasperó
a Haak-Shi mientras los otros dormían protegidos por las llamas
de una fogata. El bandido se llevó a la muchacha para violarla y
castigarla. Mientras tanto, Conan logró cortar sus ataduras, y notó
un extraño y gigantesco fruto que pendía del árbol
que antes había llamado su atención. |
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El bárbaro encontró a Zhadorr moribunda, pero sin rastros
físicos de haber sido maltratada. Había soportado las torturas
de Haak-Shi en silencio, para proteger al cimmerio. A su lado estaba la
espada del bandido, desenvainada pero sin manchas de sangre, y un esqueleto
humano sin nada de carne. La muchacha murió en los brazos de Conan,
que la sepultó inmediatamente, sin notar que las ramas del árbol
se movían acechándolo. Al escuchar los gritos de los hombres
de Haak-Shi, echó a correr en dirección al lago, y vio cómo
el extraño árbol los apresaba entre sus ramas y los devoraba
por un agujero que había en su tronco. El bárbaro también
fue capturado, pero antes de ser engullido, cogió una rama encendida
de la fogata y la arrojó al tronco del árbol, que ardió
inmediatamente. Las ramas soltaron al cimmerio, que al caer, se golpeó
la cabeza y perdió el conocimiento. |
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Cuando Conan despertó, al amanecer, vio que no quedaba nada del
extraño árbol, salvo el enorme fruto que había visto
al llegar al oasis, y que ahora se abría, maduro. El cimmerio contempló
horrorizado que de su interior, brotaba una muchacha idéntica a
Zhadorr, y lo llamaba "Mi Conan" como ella solía hacer cuando
estaban camino a Shar-Al-Tjinn. Conan se negó a aceptar que aquella
cosa fuera la joven que pocas horas antes había sepultado, y dominado
por el pánico, la despedazó, golpeándola una y otra
vez con el filo de su espada. Ni una gota de sangre brotó del cuerpo
de la muchacha.
Dejando una masa sin
forma tras de sí, Conan siguió su camino hacia Zamora. Pero
se dio cuenta que pasaría mucho tiempo antes de que pudiera olvidar
la singular experiencia vivida con Zhadorr. |
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