Vammatar

La Reina-Bruja de Hyperborea

    Hechicera rival de Kulan-Gath, el stygiano. Al igual que él, gozaba de la eterna juventud. Su rivalidad los llevó a un enfrentamiento en las montañas Graaskal de Brythunia, que culminó con un acuerdo y el matrimonio de ambos, basado en la atracción física y la ambición por conquistar el mundo hyborio, resucitando al demonio Shuma-Gorath. Estudiaron los libros encuadernados en hierro, que contenían los encantamientos necesarios para resucitarlo, pero su intento fracasó por la intervención de Crom, divinidad rival de Shuma-Gorath. Los libros se perdieron en el Monte de Crom.

    Cien años después, Vammatar seguía reinando, siempre joven y hermosa, sobre Hyperborea, desde su morada en el Castillo Haloga. La reina pasó un invierno diseñando y creando el uniforme que llevarían sus Hombres-Brujos, cubriéndoles todo el cuerpo y el rostro, con el que sembraban el terror entre los hombres.

 
    Cerca de la frontera entre Aesgard e Hyperborea, un joven cimmerio llamado Conan, se había unido a una banda de aesir al mando del Jarl  Njal. Un día, fueron atacados por los traficantes de esclavos, que capturaron a los guerreros y a la joven Rann Njalsdatter, o hija de Njal. Los aesir al mando de Njal planearon el rescate, atacando el castillo Haloga, pero el impetuoso Conan se les adelantó, y durante la noche entró a la fortaleza, y logró liberar a la joven. Pero poco después fueron atacados por la Reina Vammatar y sus Legiones de los Muertos, ahora reforzadas por los mismos guerreros aesir que habían sido capturados, torturados, asesinados y revividos como zombis.

    En plena batalla, Conan salvó a Rann y humilló a la reina hechicera arrojándola a un charco de agua, pero fue dominado por la superioridad de los muertos vivientes y llevado con los sobrevivientes al Castillo Haloga.

    Conan fue separado de los demás prisioneros, y llevado ante Vammatar y su sacerdotisa Louhi. La reina lo quería para su diversión. El joven pasó una noche con ella, pero al día siguiente fue llevado a la arena, donde la reina le hizo presenciar cómo los prisioneros aesir eran atacados y asesinados por las Legiones de los Muertos. Los aesir notaron esto, y pensaron que Conan los había traicionado; pero al ver que los zombis atacaban a sus aliados, el cimmerio se lanzó al pozo para ayudarlos. En ese momento, el castillo fue atacado por una banda de aesir al mando de Rann Njalsdatter. La reina ordenó al último de los zombis que quedaba en pie, que fuera a defender el castillo, perdonando la vida de Conan y del viejo Gorm.

 
 
    Los dos aliados escaparon, y mientras los guerreros de Rann eran atacados por los Hombres Brujos, encontraron en las cavernas subterráneas las armas que necesitaban para matar a los muertos vivientes. Conan, aún encadenado, escapó habia el sur, llegando hasta la frontera con Brythunia, donde conoció al Dios Gris de la Guerra, Borri.

    Once años después, Conan llegó a una aldea de Koth, en la que tuvo un sueño que se repetía cada noche, en el que veía su aldea natal de Cimmeria consumida por el fuego que llovía del cielo Fue atacado por los Hombres Brujos, e incluso se le apareció Vammatar, para advertirle que se mantuviera fuera de su camino. Pero el bárbaro, decidido a salvar a su tribu, se dirigió hacia el norte.

 
    En la ciudad-estado de Zahmann, encontró al mago Kulan-Gath, que le propuso una alianza para acabar con su rival y esposa, que el bárbaro rechazó. Camino a Cimmeria, Conan, acompañado por Hobb de Corinthia, llegó a la ciudad perdida de Lanjau, donde fueron atacados nuevamente por los Hombres Brujos, que los infectaron con la Plaga Púrpura, un mal que hacía que la piel se pusiera de ese color mientras sus víctimas perdían la vitalidad. Conan se salvó al comer carne cruda, y derrotó a las seis Momias que custodiaban la cripta donde se guardaba la serpiente de jade que Conan había robado muchos años atrás con su camarada de armas, el soldado aquilonio Burgun. Eventualmente el bárbaro se vio forzado a aceptar la propuesta de Kulan-Gath.

    Conan, Kulan-Gath y Hobb llegaron hasta las montañas cimmerianas, donde sufrieron otro ataque de los Hombres Brujos. Conan cayó de su montura alada, pero fue rescatado por Ursla, la sacerdotisa de lo salvaje. Finalmente llegó al Monte de Crom, donde encontró a Vammatar y Kulan-Gath, que habían renovado su alianza, y a Hobb, que accidentalmente revivió al demonio Shuma-Gorath. Vammatar y su consorte trataron de dominar al demonio revivido, pero éste los destruyó a ambos, para ser derrotado y aprisionado nuevamente por su eterno rival, el dios cimmerio Crom.

    Al morir Vammatar, la corona pasó a manos de su sacerdotisa suprema Louhi, que años después se aliaría con el mago stygiano Thot-Amon y otros dos hechiceros, para buscar vergarse de Conan, entonces rey de Aquilonia. Juntos, los magos idearon un plan para capturar al Príncipe Conn, pero la sacerdotisa murió derrotada por Conan y consumida por las llamas.

 
 
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