Mikal de Zotos |
El Príncipe que Renunció a su Trono |
Juntos llegaron a un misterioso lago, donde contemplaron boquiabiertos cómo se separaban las aguas, y del fondo emergía una procesión de criaturas humanoides pero con rasgos de animales familiares. Los seres se dirigieron a la ciudad que acababan de abandonar los aventureros, que curiosos los siguieron hasta un teatro donde se exhibía un sangriento espectáculo, en el que los animales semihumanos se mataban unos a otros ante los gritos de la multitud exaltada, que clamaba sangre. Sonja aceptó participar, invitada por uno de los extraños seres, con la ntención de acabar con el derramamiento de sangre inocente. Pero se vio forzada a matar a un hombre-sapo que la atacaba continuamente. |
Cyphan pidió a Sonja que liberara al líder perdido de su pueblo, que era retenido prisionero en la llamada "Torre que Canta". Al terminar su relato, Cyphax fue atacado a traición por su propio pueblo. Mikal y Sonja se enfrentaron a una horda de hombres-bestia, y finalmente tuvieron que huir con Cyphan en brazos, que antes de morir les hizo prometer que rescatarían a su líder perdidos. Juntos, Sonja y Mikal se encaminaron hacia la Torre. |
En las Colinas de Argos,
fueron atacados por una horda de Truands, pequeños hombrecillos que
no representaron ninguna amenaza para los aventureros. Al interrogarlos,
les dijeron que para llegar a la Torre deberían seguir el rastro de
los Jinetes Oscuros, Así lo hicieron, sabiendo que sólo eran
señuelos para atraerlos. En el palacio, Sonja se liberó y escapó, pro el hechicero Orubu, que dominaba la ciudad, liberó a un enorme reptil de dos cabezas para que fuera tras ella. Sin embargo a Sonja no le costó mucho derrotar al monstruo, separando sus dos cuellos con un fuerte golpe de su espada. Sonja se encontró en medio del palacio, y se enteró de que Orubu era en realidad el hermano de Cyphax, que después de tanto tiempo fuera de la ciudad subterránea había adquirido rasgos casi humanos, gracias al poder de la Torre que Canta. Orubu condujo a Sonja a una parte de la ciudad que casi nadie había visto: una torre donde pendían enormes campanas. En el camino, Orubu reveló a Sonja que Mikal el Vagabundo era en realidad el Heredero del Trono de Zotoz, y su destino ya no estaba en sus manos, pues había sido llevado a la Torre que se dejaba ver en el horizonte, más allá de los límites de Bor-Ti-Ki. |
Sonja salió de la ciudad montada en su córcel, con dirección a la Torre que Canta. Al pie del edificio, fue seducida por la belleza y el perfume de las flores que crecían a sus pies, y cayó inconsciente, víctima del venenoso y seductor aroma. Fue llevada al interior en brazos de dos seres extraños, mitad humanos y mitad insectos, que eran los guardianes de la Torre. Cuando estaban por encadenarla, Sonja se liberó y los atacó; en lugar de defenderse, los seres insectoides se escudaron dentro de capullos de seda. |
Entró el Guardián de las Abejas, un extraño hombre-bestia, con Mikal encadenado. Al ver a Sonja, se lanzó sobre el Guardián, pero fue derribado con su extraña arma. Sonja le escuchó decir que mientras bebiera el néctar, no podría escapar. Así, la siguiente vez que los hombres-abeja le llenaron la boca de néctar, lo escupió, y al cabo de un rato logró liberarse. Al ver esto, la mujer gigante le pidió que la matara, ya que ésta sería la única forma de liberarse. Sin estar muy convencida, la pelirroja finalmente lo hizo. Al morir la Reina, los pequeños hombres-insecto cayeron al suelo sin vida, y Sonja se arrojó sobre el Guardia. Éste se defendió con el arma con que había derrotado a Mikal, pero Sonja le arrojó encima lo único que encontró a la mano: un capullo de seda que, al romperse, liberó cientos de orugas que se abalanzaron sobre el cuerpo del guardián. |
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