Costranno |
El Hechicero que volvió de la muerte |
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Conan y Sonja siguieron juntos por los callejones, y más adelante vieron un cuerpo muerto tendido sobre un círculo con inscripciones máginas. Sonja lo reconoció como Costranno, un hechicero argosseano cuya ejecución ella había presenciado en la plaza esa misma mañana. |
![]() El día de la ejecución, ante una enardecida turba en la plaza, sus últimas palabras fueron para maldecir a Berthilda, que se encontraba entre la multitud. La prostituta había descubierto que el anillo de oro que el mago llevaba en la mano derecha era la fuente de su enorme poder, y durante la noche le había cortado el dedo índice para apoderarse de la joya. Antes de terminar de pronunciar la Maldición del Hombre No-Muerto, fue silenciado brutalmente por el verdugo, que luego le ató las manos con una cadena y cumplió su macabra tarea. Red Sonja se encontraba en la plaza, y presenció esta ejecución. Al concluir, se alejó asqueada por las enardecidas exclamaciones del público asistente. Pero también notó que Berthilda se alejaba sigilosamente, con una expresión de alivio en el rostro. |
![]() En la taberna, fueron interrumpidos por una de las prostitutas que habían provocado a Conan en los callejones. Celosa de Sonja, se acercó a provocarlos, pero la hyrkania se libró de ella rápidamente, dándole un golpe en la cara. Luego los dos aventureros se sentaron a recordar hazañas pasadas. En plena conversación, notaron que un extraño y alto hombre encapuchado entraba a la taberna, y preguntaba al tendero la ubicación exacta de la casa de la cortesana llamada Berthilda, pues sus pensamientos eran turbios y no podía recordarlo. Una vez obtenida la información que buscaba, pareción recordarla, y salió de la taberna pasando cerca de Conan. |
Al cimmerio se le heló la sangre, al notar que el misterioso encapuchado llevaba un anillo de oro en el dedo índice de su mano derecha... el anillo de Costranno. Pero en ese momento, volvió a entrar la prostituta que había sido agredida por Sonja, esta vez acompañada por los guardias de la ciudad; había denunciado a la hyrkania y a su compañero, alegando haberlos visto al lado de un cadáver entre los callejones. Lograron escapar, volcando una enorme mesa sobre los guardias, y marcharon a la casa de Berthilda. |
![]() El mago estaba ofreciendo a la cortesana brythunia como sacrificio a dioses oscuros y olvidados, como Gol-Goroth y Yog-Sothoth. La ceremonia fue interrumpida por Conan y Sonja. El cimmerio se lanzó a defender a Berthilda, pues fuera lo que fuese, seguía siendo humana, mientras que Costranno era ahora un no-muerto reanimado. Conan atravesó al mago con su espada, pero no le hizo ningún daño. Mientras tanto, Sonja se defendía fieramente de los encapuchados, hasta que quedó ella sola, al borde de un oscuro pozo sin fondo, del cual emergió una siniestra garra que la cogió por un pie. |
![]() Conan y Sonja salieron de la casa de Berthilda, llevando a la prostituta consigo. Pero la mujer se enfureció en los brazos de Conan, hizo que la bajara, echó a sus salvadores de su casa y volvió a entrar en ella, para buscar el anillo de Costranno, que valía una pequeña fortuna. |
Los dos aventureros se alejaron confundidos por la codicia de la mujer. Sonja le dijo dónde había terminado la mano del hechicero, y en ese precioso momento ambos escucharon un estremecedor grito de Berthilda. Había caído en manos de Costranno, que una vez más, había vuelto a la vida para cobrar finalmente su venganza y poder descansar en paz. Conan y Sonja siguieron impasibles su camino, para más adelante compartir una nueva aventura al enfrentarse a una pareja de vampiros. |
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