Era aún muy joven Conan el Cimmeriano cuando
encontró a Atali. En una feroz batalla entre cimmerianos y vanir,
en medio de las montañas norteñas cubiertas de nieve, se
enfrentaron los clanes de ambas razas hasta que sólo sobrevivió
Conan, matando al último de los guerreros de Vanaheim que quedaba
en pie, Hymdul.
Conan se alejó
del campo de batalla, pero agotado cayó en la nieve y se hundió
en la inconsciencia. De pronto, escuchó una dulce risa de mujer,
y al abrir los ojos la vio: era una hermosa muchacha rubia y de piel muy
blanca, desnuda y cubierta sólo con un delicado velo centelleante. |
La muchacha provocó burlona a Conan, y echó a correr para
que la siguiera. De pronto, detrás de unas rocas cubiertas de nieve,
aparecieron dos guerreros gigantescos, los hermanos de la muchacha. Atacaron
al bárbaro, para "arrancarle el corazón y servirlo a la mesa
de su padre". Pero Conan resultó ser más diestro y más
salvaje que ellos, y mató a ambos colosos. La muchacha dio un grito
de terror y echó a correr, mientras en el cielo aparecían
extrañas luces que saltaban de un lado a otro. |
Finalmente Conan alcanzó a la chica, y notó que su piel era
más helada que la nieve a su alrededor. Ella logró escapar
de su abrazo, corrió lejos del bárbaro, pero tropezó
y cayó en la nieve. Entonces alzó los brazos al cielo, y
gritó pidiendo ayuda a su padre. Conan boquiabierto vio cómo
un relámpago caía del cielo sobre ella, que desaparecía
envuelta en un fuego azulado. Se desató una tormenta y el firmamento
pareció estallar. Las montañas estallaban y se derrumbaban
alrededor del cimmeriano, y el cielo enloqueció en relámpagos
brotados de las profundidades celestiales. Conan se derrumbó y quedó
inconsciente.
Un tiempo después,
Conan despertó y vio frente a sí a Niord y los demás
hombres de su tribu. Les relató su aventura con la muchacha, pero
no le creyeron. Hasta que Gorn, un anciano de la tribu, les dijo que en
su juventud, él había visto a la misma mujer en la nieve,
pero estando herido, no había podido perseguirla; y había
sido testigo de cómo Atali llevaba a sus compañeros ante
sus hermanos para que los despedazaran con sus hachas. Atali, la hija del
Dios Ymir, el Gigante del Hielo.
Los cimmerianos pensaron
que Gorn había enloquecido y se burlaron de él. Pero en las
manos de Conan había un delicado velo de tela tan fina, que no podía
haber sido hilada por manos humanas. |