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G RUPO de INVESTIGACIÓN ESCÉPTICAS OBRE EMISIONES de OVNIS. |
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Extracto del libro: OVNIS, Una Posibilidad Con Antecedentes. |
Por Luis Alberto Marín |
INTRODUCCIÓN (Parte II)
Ya hemos dicho que desde hace siglos el hombre ha especulado en teorías sobre la existencia de él mismo en el planeta, y durante años algunas de estas teorías han sido aceptadas como ciertas, siempre basadas en la mezcla de pruebas y especulaciones. Si hemos aceptado esto, ¿porqué no hacemos un ejercicio y aceptamos otra teoría como hecho?. Pensemos por un momento que Erich Von Däniken está en lo cierto, de la misma como lo hemos hecho por años con algunas teorías de Darwin, que civilizaciones más desarrolladas que la nuestra han visitado el planeta y han ayudado a nuestros ancestros a acelerar su desarrollo, habiendo serias e irrefutables pruebas que inducen de ello.
El Señor PAKAL de Palenque, del que se desprende un gran misterio, y que hasta ahora solo se puede atribuir al de un viajero caído de los cielos, tal vez un cosmonauta del espacio; la Calavera de Cristal de Cuarzo encontrada en Belice, cuya perfección no ha sido posible imitar ni por la más alta tecnología de hoy; los Pushpaka o Vimanas, carros espaciales que los semidioses utilizaban para descender a La Tierra, descritos en los poemas sagrados de la India Ramayana y Mahabharata, así como en los textos del Samarangana Subtrahara, libro sagrado de la India; la pirámide de Keops, cuyo misterio no ha sido descubierto aún, ya que como se sabe, no fue una tumba, al no ser hayado nunca un faraón enterrado alli, además su tamaño, muestras de radiación, y concentraciones de electricidad estática, así como su antigüedad dan a pensar que era mas bién un aparato de alguna índole. Estas, entre muchísimas otras, son pruebas, aún por corroborar, de la posibilidad de que el planeta haya sido visitado en el pasado por seres con conocimientos y tecnología mucho mas avanzada que la del hombre de la Tierra en la actualidad. Si a esto sumamos, las constantes muestras fílmicas y materiales, presentadas en suiza, durante los años 70´s y 80´s, por Edward "Billy" Meier, las cuales no han podido ser desenmascaradas aún como falsas o anómalas, por ningún organismo, de los muchos, que las han analizado, nos dan a pensar que aún pudiesen estar visitándonos.
La evidencia deja mucho que pensar.
Como se mencionó previamente, desde milenios el hombre ha supuesto la presencia de seres más allá de las fronteras del planeta y ha encontrado muchísimas señales que corroboran la posibilidad de tal especulación, y aunque se ha cuestionado la veracidad de estas señales y pruebas por falta de afirmación de la totalidad de la comunidad científica mundial, se ha logrado dejar una brecha sobre la posibilidad de la existencia de estas civilizaciones aparentemente más desarrolladas tecnológica, social y espiritualmente que la nuestra, y las incursiones en más de una ocasión, de estas civilizaciones a la Tierra no solo en el pasado, sino también en nuestros días. Conduciendo a la formación de grupos de investigación tales como la Sociedad Planetaria, de Carl Sagan, y de los proyectos gubernamentales METI, así como el programa Phoenix del Instituto SETI,
Cualquiera se preguntará como el autor se atreve a asegurar, arriesgando su reputación, la presencia de seres de origen desconocido, posiblemente extraterrestre, en el desarrollo de nuestra humanidad. Pues, con el aporte de evidencias que han sido bien fundamentadas y que han generado en la comunidad científica una gran división, entre los científicos que aceptan y comparten, debido a la contundencia de argumentos probatorios, el criterio de la veracidad de estos hechos y evidencias, y los opositores a esto, quienes basan su posición a la falta de, según su criterio, suficientes pruebas.
Durante los años sesenta que se nos enseñaba en la escuela primaria que la Tierra era un cuerpo celeste distinto a los demás planetas del Sistema Solar, ya que, según se nos decía, ésta era abultada por el Ecuador y achatada en los Polos, debido al proceso de rotación y al fuerza centrípeta ejercida por los campos electromagnéticos de las zonas polares, algo así como una gigantesca mandarina. Ya en mismos sesenta, algunos los científicos sabían de las fotografías de la nave soviética que puso en órbita a Yuri Gagarin y que demostró que, como los demás cuerpos estelares que giran alrededor del sol, la Tierra es una esfera perfecta. Todavía recuerdo una discusión con mi maestra de quinto grado, que a pesar que le indiqué y hasta mostré los periódicos y revistas de ciencias que hablaban de este hecho, ella insistía, que aún no había suficientes pruebas científicas para ratificar que la Tierra era una perfecta esfera, lo que me recuerda la posición de los científicos opositores a aceptar la llegada de seres de otros planetas a la Tierra como un hecho, que tal vez esperen que un ser de otro planeta aparezca en la puerta de su laboratorio vendiendo bienes raíces en alguna luna de Júpiter.
Fin.
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