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"Kibaltorpo" Cuento de ciencia ficción por ALFREDO FRANCISCO HUMBERTO JUILLET FRASCARA. 1992. CAPITULOS DE ESTA OBRA: I.- LA MONTAÑA NUBOSA II.- RAPTADOS POR LOS ARTURIANOS. &&&&&&&&&&& PERSONAJES DE LA OBRA: En nave "ALESSANDRI" = Comandante Porcel Astrogador Cornejo Profesor Coturno Copiloto Rafael Urquiza Radarista Manuel Iturbide Jargo Vargas En nave "Montaña Nubosa" = Robots : Deambero y Boortirbuch. CAPITULO I. "La Montaña Nubosa". La nave "Alessandri" se posó en el lugar elegido. Bajaron seis tripulantes y caminaron por entre las rocas, mientras caía la lluvia: algunos relámpagos se hacían visibles de rato en rato. El agua les cegaba, a veces. ya que los cascos eran imprescindibles, siendo el aire irrespirable. Sobre un claro entre las rocas vieron a la otra nave. Tenía forma de herradura, blancuzca, huesuda bajo la dupla lluvia - penumbras... Al llegar a uno de sus costados se pasmaron de ver lo inmensa que era. A no dudarlo, se trataba de un carguero inter- sistemas... Entraron a la nave a través de una esclusa inesperadamente abierta. Dentro, la oscuridad era taladrada por los focos que portaban sus cascos. Los exploradores se estaban comunicando entre sí a través de las radio emisoras que cada traje llevaba. Los tenebrosos pasillos eran impresionantes por lo ancho y alto, de dimensiones colosales. Indudable era que la nave correspondía al ingenio de seres gigantes y distintos al humano: el suelo tenía un ondulado cual olas de un mar petrificado; no era liso. Cada montículo medía unos cincuenta centímetros de longitud. Desembocaron en una sala. En su centro, un ser momificado, frente al apagado tablero. Parecía un insecto gigantesco que, al tocarlo, se rompería en pedazos terrosos... Lo sacaron de ese lugar, para depositarlo en el piso, ya que el copiloto Rafael Urquiza comenzó a tomar notas de los controles. El Profesor Coturno, el radarista Manuel Iturbide y los demás exploradores le dejaron solo en esa labor, prosiguiendo la exploración de la nave. Hallaron que el aparato era muy funcional en su diseño; grandes bodegas, con su carga en orden. En su mayor parte se trataba de minerales . Los cuartos para la tripulación se reducían a un complicado sistema de hibernación desconectado: los ocupantes de las vainas eran cadáveres desde hacía largos siglos... Hallaron una sala con libros metálicos... -" ¡Tenemos escrituras!"- Avisó el Astrogador Cornejo -"¿Podéis leerla?"- Inquirió el Comandante Porcel. -"¡Obvio! Con la ayuda de la micro computadora analítica geométrica polivalente sabremos lo que hay acá."- Informó Cornejo. -"Son muchísimos libros." -"Y la Bitácora". -"¿Y ya funciona la micro computadora?"- Preguntó el Comandante Porcel a Cornejo, quien estaba manipulando la PC de muñeca. -" Está lista: son trescientos libros. ¿Queréis oìr los libros primero, o la Bitácora?"- Preguntó éste. -"La Bitácora."- Dijo el Comandante. -"Listo...conectaré el sistema de audio para que oigan dentro de sus cascos."- Informó el astrogador. -"La forma oral es siempre la mejor."- Opinó Manuel Iturbide. -"COMPUTADORA HABLANDO: BITÁCORA DEL NAVÍO MONTAÑA NUBOSA. FABRICADO EN DEAMBUEGO, PUESTA EN ÓRBITA EN MBROO, USADA EN 70.323 MISIONES DE TRASLADO DE CARGA: 8.627 VECES ENTRE DREAMLARGO Y SILLADOOM; 3.643 VECES ENTRE PANTAPOT Y CORRILARDREAM ; 3.032 VECES ENTRE FRONTERIWARAFAEL URQUIZANE Y BUSHLIER; 2.843 VECES ENTRE JUILLTRUTH y OLRAFAEL URQUIZAPOTNA ; 15.325 VECES ENTRE MESONWHEEL y EINSBRAINIO; 33.470 VECES ENTRE PIPENS y ARAFAEL URQUIZALPENK. "FALLA EN EL EMBUTIDO PERISTALTICO AMANUEL ITURBIDEIAL: SE PROBO LA COLCHADURA Y CAMBIO DE EJE; FALLÓ. DESCENSO DE EMERGENCIA EN 3.032, ASTRO BMX- 10343; SE ENVIARON SEÑALES DE AUXILIO y AVISO; ALCANCE RADIAL IMPOSIBLE. TRIPULACIÓN MURIÓ DE INANICIÓN." FIN DEL MENSAJE A1." -"¿Se da cuenta? Estamos en 3032, astro BMX- 10343."- Dijo Manuel Iturbide. -"Para nosotros es Kibaltorpo."- Comentó Cornejo. -"En honor al pensador, sí."- Sonrió el profesor Coturno. -"¿Por qué no vendrían al rescate?"- Preguntó Rafael Urquiza, regresando de la cabina de mando. -"Preguntémosle a la Computadora, que tiene en su memoria todo el bagaje libresco de esta nave, llamada la " Montaña Nubosa".- Pidió el profesor. -"Teclearé..."- Informó Manuel Iturbide. -"Computadora al habla: La nave "Montaña Nubosa" es la única astronave de alto bordo existente y perteneciente al Conjunto Planetario Insectoribus. No hay nave que pueda venir a rescatar; ésta es la única." -"¡Increíble!"- Opinó Rafael Urquiza. -"¿Increíble? ¡Por supuesto que creíble! ¿Sabéis vosotros cuántos años lleva varada la "Montaña Nubosa"?- Interrogó Manuel Iturbide. -"Decidlo ya."- Dijo . -"¡Seis mil ochocientos noventa y tres años! Ya podría decirse que los constructores de esta nave jamás construyeron una segunda, ¿verdad? Han pasado siglos ; la han dado por perdida."- Comentó Manuel Iturbide. -"Según nuestros standard, sí."- Se resignó Rafael Urquiza. Dieron sepultura a los restos de los tripulantes extraterrestres, enterrándolos en el suelo planetario. La Computadora de la nave "Alessandri" fue atiborrada de datos acerca de diagramas del circuito general y supletorios de la nave "Montaña Nubosa". Se cotejaron planos con radiografías de circuitos. Un año demoró el estudio. La Computadora y los técnicos aprendieron todo lo relacionado con el sistema de propulsión, manejo y mantención de la nave " Montaña Nubosa". Se reparó la nave. Se cargaron sus generadores, se alimentó la Central de Fuerza y Poder. Se encendieron las luces de los tableros de la nave "Montaña Nubosa", se iluminaron sus pasillos. Se dejó oír el ritmo acompasado de la maquinaria en estado funcional latente. Tras 6.893 años de inmovilidad, se efectuó el primer vuelo de prueba. . El aparato - gran nave aérea milenaria - rugió con sus metales, bramó con sus cristales, vibró en sus planchas antiguas. El agua aposada en sus estanques se agitó, mientras los complicados mensajes volaban a través de las fibras ópticas, desde el Centro de Órdenes a los Gestores...y de regreso a los Verificadores, saltando hacia los Compensadores... -"Nave en el aire." -"Rumbo estable." -"Altitud cien metros y continúa el avance." -"Velocidad de escape en diez segundos." El polvo de cien siglos caía como leve llovizna , al moverse la pesada mole...elevándose. -"En órbita." -"Excéntrica." -" Bodegas 6, 20 y 34 con escapes. Enviar selladores." Dearbuck y Boortirbuch fueron reactivados. Con su caminar articulado, saltón; con sus ojos facetados, pedunculados, rojos, llenos de la alegría de vivir otra vez, fueron y sellaron las tres bodegas mencionadas. Rafael Urquiza les vio por la pantalla del corredor B- 02. Tragó saliva...¡Insectos en la nave! -"¡Profesor! Dueños de la nave en sector IV!" El Profesor se dirigió hacia allá, con uno de los Translatores Lingüísticos. Se encaró a los seres, que medían dos metros ochenta centímetros de estatura. Le marearon los movibles ojos de aquellos ingenios... -"¡Bienvenidos a la nave "Montaña Nubosa! Nosotros somos los Reactivadores."- Dijo el profesor, valiéndose del translator. Uno de los insectos tecleó la respuesta, con leve aletear de sus alas:-" Albricias, Salvadores!¡ Y contentos de su Aporte! Somos Dearbruck y Boortirbuch, integrantes del Equipo de Mantención de la nave." -"¿ Y qué reparáis vosotros?"- Preguntó el Profesor a los seres mecánicos. -"Conjuntos hipersensibles imposibilitadores de fallas prontamente detectadas. Reparadores. Revisores de fuselaje en vuelo, reparadores de planchas sueltas, circuitos universales, en fin, podemos mantener la nave en perfecto estado." -"¿Y por qué, voto a truenos, os habéis dejado estar tantos años?" -"Nos desactivaron."- Fue la asombrosa respuesta. -"¿Motivación?" -" Los tripulantes ya estaban cansados del vuelo de astro en astro, siempre trabajando, como era su condena. Prefirieron no seguir siendo esclavos de su destino." -"Podéis reiniciar vuestro trabajo, preferiblemente en el exterior; la cubierta del fuselaje necesitaba reparaciones urgentes."- Comentó el profesor. -"Bien, porque es bueno trabajar: así lo pulsan nuestros discos duros. No tenemos miedo al mañana, ni buscamos la verdadera finalidad de la vida orgánica, porque no somos animales pensantes, sino que minerales calculantes." Y se retiraron ambos, a sus labores. Rafael Urquiza conversaba con Manuel Iturbide, mientras observaban por las pantallas el trabajo que ejecutaban esos robots... -"Hay una gran necesidad de expresarse. Por eso hablamos y algunos leen y hasta escriben." -"Leí "La Mujer infiel", de Jules Roy."- Informó Manuel Iturbide. -"¡Increíble!" -"¿Increíble que yo lea?"- Preguntó Manuel Iturbide, amenazadoramente. -"No, increíble por el título. ¡Ya lo dice todo! ¿A qué leer el contenido?"- Bostezó Rafael Urquiza. -"¡No sabes nada! Se desarrolla la acción durante la II Guerra Mundial, entre pilotos de Francia y en sus aviones Douglas, de fabricación Estado Unidense. Es en Argelia, con el sol tórrido de techo y aquella hembra de ojos dominadores y sus amantes..."- Ilustró Manuel Iturbide. -"Erótico."- Sonrió Rafael Urquiza. -"¡Y no tanto! Se lee allí lo que siente cada cual, no tanto lo que hace. Y ves allí, muchacho, cuánto de fortuito y casual hay en las relaciones humanas. Cuánto de irreal hay en nuestra propia vida. "Porque uno lee para aprender cosas que le ayuden a sobrellevar la pesada carga que es la existencia.... Te leeré un trozo: " NO - Respondió él - No estoy loco. La amo, sencillamente." -"¿Y Ud. cree que eso se produce así como así?" -"Cómo, entonces?" -"Amar a alguien..." Él sonrió. Ella parecía sólidamente adiestrada. Rousseau estaba bien seguro de que no la amaba; pero ¿Cómo decirle que sólo la deseaba, sin que esto significara una ofensa?"- Terminó leyendo Manuel Iturbide. -"Parece buen libro."- Opinó Rafael Urquiza, mirando codiciosamente el tomo. -"¡Lo es!"- Rió Manuel Iturbide.-"¡ Toma! Léelo; yo ya lo terminé." Tras unos momentos de atenta lectura, Rafael Urquiza comentó:-" Realmente, es increíble que haya gente que lea todas estas divagaciones." -"Entretienen. Me gustan." -"Sí, pero son puras mentiras. Imaginémonos que, por leer estas patrañas, los futuros científicos perdieran de estudiar, los futuros médicos de estudiar medicina; en fin, un real y verdadero cáncer mental, un Quinta Columna, para crear seres ignorantes. Una legión de soñadores, nada más. "- Se quejó Rafael Urquiza. -"¡Exageras! No van a estar todo el día leyendo ciencia ficción! Estas novelillas son como caramelos, cosa de emplear dos o tres horas en leerlas."- Defendió Manuel Iturbide a la literatura de escape. -" Preferiría ver a mis hijos estudiando en vez de echados en un diván usando este libro para crearse un mundo irreal e inútil en su cerebro."- Consideró el otro. -" Pero imagínate a ese hijo tuyo drogándose con Pasta Base, Coca, morfina, marihuana...¿será eso mejor que leer un libro un rato? "- Se burló Manuel Iturbide. -¡Ah, lo pones tan feo! Si fuera así, claro que prefiero que lea libros de aventuras."- Tiritó Rafael Urquiza. -"Yo, cuando joven, leía a Julio Verne; me gustaba "La Isla Misteriosa", y me iba con Pencroft a solucionar problemas allí. Prefería vivir entre esos personajes en la isla, que en mi casa, yendo a estudiar y hacer muebles al colegio. "- Sonrió el bibliómano. -"¿Conversan de libros?"- Preguntó el Profesor, entrando a la sala. -"Sí, maestro."- Respondió Manuel Iturbide. -"La vida se caracteriza por el castigo al error, si el que yerra lo hace ofendiendo su propio destino."- Comentó el intelectual. -"¿Y qué tiene que ver eso con el libro?"- Preguntó Manuel Iturbide. -"El libro hace errar al personaje principal, a los secundarios y les hace pagar caro sus errores. Y nada de ese castigo llega ni azota al lector. Este permanece incólume, aunque el río se haga sangre, en el relato. Así, él se atreve, pero no peca ni recibe dolor."- Comentó el profesor. -"Como ver una azotaina por la televisión."- Rió Manuel Iturbide. -"Exacto. La Televisión reemplaza al libro en 1950 y convive con él, haciendo valientes a los televidentes." -"Así le creo, Profesor. Yo le contaré mi caso matrimonial, que no fue un libro y que fue penosa realidad."- Dijo Rafael Urquiza. -"Cuenta, hijo."- Murmuró el Profesor, mirando en las pantallas de control. -"Me fui de la casa que había mantenido durante 25 años, dejando a la mujer con quien me casara hacía dos lustros y medio, junto a dos hijos. "Le daba inducido a comprar esa casa, diciendo que me iba a ayudar a pagarla." -"¿Y le ayudó?"- Preguntó el profesor, ajustando un registro. -"Me terminó de pagar la casa cuando jubiló. "- Se emocionó Rafael Urquiza. -"De mucho te sirve ahora, que andas por entre las estrellas. "- Comentó Manuel Iturbide. -"Yo me refugio en la ciencia; hay mucha poesía y trabajo en ella."- Afirmó el profesor. -"¡Ah, la poseía! ¿Les recito algo?"- Sonrió Manuel Iturbide. -"Si puedes, claro. me hace mal recordar mi pasado."- Dijo el lloroso Rafael Urquiza, enjugando un lagrimón. -"Ahí van mis poesías, como gotas de agua al fondo del estanque fresco: Renuevo. El amor nació con una mirada de esos ojos tan llenos de promesas. Un rostro agraciado, unos labios sonrientes, y los dientes más albos reluciendo cual perlas. Fue el hombre tras de ella, buscando la felicidad el sexo satisfecho la alegría de la libertad. Atrás dejó su hogar de años, mujer y dos hijos, atrás quedaron miles de horas y un ideal roto y viejo. Amaneció para él y fueron pasando los días; lo nuevo se hizo viejo, lo viejo se hizo un peso. A dos años de empezar con la nueva a caminar el sexo se reglamentó, se hizo poco, se achicó. La libertad se acabó con los celos de la nueva que cual cortina cerró los sueños que él acunó. Como en sopa caliente el hombre se sintió y con un revólver negro al infierno se mandó. Testigos fueron de ellos dos hijas que acarreó de otro hombre engendradas el amor achicó. Testigos esos ojos de hijas muy curiosas Se acabaron los arrumacos besos, abrazos y quejidos. Hoy deambula melancólico entre estrellas abúlicas que viajan sonámbulas por el cinturón de Orión... "¿Cómo estuve?"- Rió Manuel Iturbide. -"Improvisando...muy buen trabajo."- Sonrió el profesor, ajustando un visor. -"Prosigue, por favor. Me calma la ansia de morir."- Musitó Rafael Urquiza. -"Prosigo: "Fecha." Salpicando agua avanzo yo en mi auto cae la lluvia fina sobre los paltos. Es como viajar por un río avanzar bajo la lluvia en un raudo auto por sobre el asfalto. Como dentro de una quincallería me acompañan cientos de autos por la ancha vía bordeada de altos paltos. Tiran agua las ruedas y mojan la carrocería que transita por la vía que amplio río remeda Es un martes en diciembre y cae el agua......... Es la tarde gris primaveral y parece invierno..... En ese momento entraron a la nave el Comandante Porcel y el astrogador Cornejo. Al oír la recitación, el comandante dijo: - Bien, muchachos, basta de poesía por ahora. Ya que los robots originales de esta nave se encargan de las reparaciones, y la cosa funciona bien, vayamos a comer algo, para descansar. Las guardias hay que hacerlas, no es posible que durmamos todos juntos, mientras este viejo armatoste se da vueltas alrededor del planeta. Propongo guardias de tres horas cada una; Astrogador, establezca los turnos."- -"De inmediato, Comandante; avisaré por radio la lista de turnos y nombres ". Se dirigieron a la sala comedor, que era inmensa, y poseía un mesón para que los anteriores tripulantes pudieran servirse sus pantagruélicas comidas, que salían de caños sitos enfrente de cada banca, sobre la mesa. El sistema ya no estaba en funcionamiento, pero allí habían conectado una dispensadora de alimentos, la cual les proveyó de las pastas alimenticias y los jugos a que estaban acostumbrados a servirse en la nave "Alessandri". -"¿Cómo serían las comidas de estos seres? "- Preguntó Manuel Iturbide. -"Probablemente alimentos vegetales, si es que eran insectos. La maquinaria proveedora de alimentos estaba hecha un paquete de basura; la desconecté para aliviar el trabajo. Quizás ahora, con la ayuda de los robots integrados de la "Montaña Nubosa", éstos pudieran arreglar el sistema. ¡Capaz que se pueda modificar, para que nos alimente a nosotros!"- Razonó el Profesor Coturno. -"No creo que sea difícil, profesor, contado con su ayuda."- Sonrió el comandante, sirvièndose una segunda ración de pastel de manzana...artificial. -"Una vez leí un libro sobre la incomunicación humana."- Dijo Manuel Iturbide. -"Acá alguien habla con la verdad y no se le cree."- Profirió el Comandante Porcel, dando un largo trago a su jugo de pepinos. -" Así es. En una sociedad en la que la mentira sirve de cartílago entre persona y persona, la verdad molesta. Destruye al hombre y provoca su ira, corre la sangre al río."- Dictaminó el profesor, sirvièndose pensativamente una porción de puré de patatas. -"¿Es la mentira necesaria?"- Preguntó el Comandante. -"¿Lo es el engaño?"- Retrucó el profesor Coturno. -"Es malo, como sea."- Eructó el comandante, acomodándose en la dura banca. -"Pensad primero en el inicio alguien hace algo malo y luego lo oculta, para no sufrir el castigo. Ese ocultar la acción punible, es la mentira. Yo rompo un jarrón que ni es mío ni debo tocar, y no quiero pagarlo. Miento diciendo que yo no lo he quebrado. Miento, quedo de inocente, y el dueño del jarrón le sigue preguntando a los visitantes su ocupantes de su casa quién fue el que rompió el jarrón. "Y nace lo imposible: nadie lo rompió y el jarrón está roto. Los hechos acusan una imposibilidad. Nace el odio y la desesperación, el abatimiento y la pobreza moral. De la mentira nacen esas emociones, que son todas negativas."- Discurseó el Profesor Coturno. -"La mentira no es necesaria para los valientes que dicen la verdad, aceptando el castigo por sus faltas."- Aseveró el Comandante Porcel. -"El valiente no miente. Y mejor que el valiente es aquel que no peca. Aquel que usa correctamente lo que le pertenece y que no toca lo que no es suyo."- Opinó Rafael Urquiza, bostezando. Se fueron a dormir, cansados, mientras por los altavoces se oía lo siguiente:-" Por orden del Comandante Porcel, se establecerán los turnos de tres horas para supervigilar el rumbo y estado general de la nave, a cumplirse en la sala de mandos de la nave. Los siguientes turnos son para esta noche, a partir de este momento: Cornejo, Rafael Urquiza y Manuel Iturbide. Para mañana serán cumplidos por el Comandante Porcel, Jargo Vargas y el profesor Coturno." Se cumplieron los turnos sin incidentes, mientras los infatigables robots de la nave continuaban su labor de reparación de casco. El Comandante sacó de la órbita estacionaria a la nave, al ver que ésta respondía bien a los mandos, y la dirigió hacia el Conjunto planetario Insectoribus. Reunió esa noche a los tripulantes en la sala de mandos, para decirles:-" Hemos establecido rumbo al Sistema Insectoribus, ayudados por la memoria de la Computadora Central de esta nave. "Se ha calculado una demora de cien años, por lo que será indispensable hibernarse." -"¡Pero los hibernadores de esta nave no están operacionales!"- Se quejó Manuel Iturbide, dando un paso adelante. -"Usaremos los de la nave "Alessandri", que están en la bodega central. Ya Jargo Vargas la tiene a punto, trabajando sin descanso desde que nos subimos a bordo. La tiene conectada al centro energético de la "Montaña Nubosa", por lo que no faltará la energía."- Dijo el Comandante Porcel. Los tripulantes aceptaron de buen grado la noticia, ya que desgraciadamente la distancia era mucha y tenían que resignarse a viajar a menor velocidad que la de la luz, por aquello de tornarse en energía, si aceleraban demasiado el navío. Dos días después, todos estaban Criogenizados dentro de las cápsulas. La gran máquina corría por los dédalos del tiempo y del espacio sin inteligencia humana que registrara su transcurso. Los robots Deambero y Boortirbuch de la terminaron su labor de reparación de cascos a los cincuenta años de viaje. Prosiguieron con los comandos interiores, reparando y cambiando elementos durante otros veinticinco años, para luego limitarse a esporádicos trabajos de poca monta, hasta el día en que sonaron apagados timbres por todos los ámbitos interiores, avisando de que se despertaría a los humanos... Éstos recuperaron su circulación sanguínea, sus latidos del corazón acompasados, su crepitar de pensamientos en la caja craneana...abrieron sus ojos y renacieron. Las cápsulas se entreabrieron, para permitir a sus cuerpos sentir la atmósfera interior de la " Montaña Nubosa", y luego de media hora, los masajeadores mecánicos detuvieron su labor, para que los humanos abandonaran su encierro de un siglo. Se dirigieron a la Sala de Control, sonriendo entre ellos, felices de saberse todos a salvo de la muerte, que había estado merodeando entre tanto circuito, sin poder hacer presa en ninguno de ellos... -"Faltan dos días para llegar al Conjunto planetario Insectoribus."- Comentó el radarista Manuel Iturbide, tras observar los instrumentos a su cargo. -"¡Increíble! Creí que nunca llegaríamos."- Dijo Rafael Urquiza, mirando por los visores enfocados a ese astro y sus planetas. - Todo en la vida tiene su final. Así es la Ley Del que duerme."- Informó el profesor Coturno. -"¿Cuántos planetas tiene el Sistema?"- Inquirió el Comandante. -"Cinco planetas en total, circunvalando una estrella amarilla."- Respondió el Astrogador. -"¿Indicios de naves planetarias?"- Preguntó el Profesor. -"Nada."- Bostezó Manuel Iturbide. En dos días de viaje llegaron al más exterior de los planetas. Era voluminoso, helado. Vieron construcciones en una llanura y decidieron bajar de inmediato. -"Jargo: queda Ud. de guardia. El resto bajará conmigo."- Ordenó el comandante Porcel, colocándose su traje estanco. Bajaron por la rampa, pisando terreno pedregoso. Más adelante levantaban su mole algunos edificios inmensos, taladradas sus murallas por innumerables ventanas sin luz. Las puertas de entrada estaban abiertas... -"¡No se ve a nadie!"- Balbuceó Manuel Iturbide, asestando la potente luz de un foco contra aquellos muros ciclópeos. -"Quizás estén dentro, observándonos."- Aventuró Rafael Urquiza, palpando el revólver que colgaba de su cinto. Entraron al edifico más cercano. Los diferentes pisos comunicaban por una rampa central, que subía en espiral. Con las linternas funcionando, fueron avanzando por sobre polvorientos pasillos. Penetraron en innumerables salas. En algunas habían esqueletos ya muy corroídos y desarmados por los siglos pasados. Un temblor de superficie se dejó sentir y nubes de polvo y ruido de cosas que caían llegaron a sus sentidos. -"¡Temblores! Les tengo pánico."- Refunfuñó Manuel Iturbide, usando el canal radial que todos estaban usando para comunicarse. Nadie habló. Ahora la visión era peor: las luces de las linternas mostraban torbellinos de polvo danzando lentamente. Salieron fuera del edificio desolado. -"Aquí ya no queda nadie de esta raza con vida. Volvamos a la nave."- Ordenó el Comandante. Al día siguiente se permitieron exploraciones voluntarias, y Rafael Urquiza se encontró un gran número de estatuillas hechas en metal, que representaban a los insectiformes en variadas ocupaciones. Cada figura medía veinte centímetros y fueron llevadas a la nave, en donde fueron repartidas entre todos. Esa noche llegó un mensaje desde la lejana Tierra. Decía así: "De: Central Administrativa de Naves Exploratorias A: Comandante Porcel, de nave "Alessandri". Con nave recuperada funcionando a buena velocidad, diríjase urgentemente al sistema planetario originario de los constructores del navío " Montaña Nubosa". Establezca relaciones comerciales; indíquese que se devolverá la nave tras un necesario viaje a la Tierra." El Comandante Porcel dijo al Profesor Coturno:-" Ya hemos cumplido, sin saberlo, la mitad de la orden recibida. Nos falta por revisar los demás planetas del sistema Insectoribus. " -" Es de esperar que tengamos éxito en todo."- Comentó Coturno, mientras pulía una de las estatuillas halladas en ese lugar. El Comandante llamó al Astrogador Cornejo, ordenándole:-" Programe despegue al planeta Cuarto. Visitaremos los cinco planetas del sistema, a ver si hallamos a los constructores de la " Montaña Nubosa" con vida." -"A la orden, comandante."- Respondió Cornejo, cuadrándose. El Capitán avisó por radio a los exploradores, para que reingresaran a la nave, ya que varios andaban de excursión por los abandonados edificios de los seres ciclópeos... Una vez todos a bordo, se elevaron en la nave, abandonando el planeta gélido. Por dos días viajaron del planeta 5º al 4º. Éste era el más pequeño del Sistema. Realizaron un perfecto descenso en un abandonado astropuerto. El día estaba oscuro, debido a las nubes bajas y al astro, distante 3.030.432 kilómetros . -"No se ve a nadie."- Dijo Rafael Urquiza. -"Parece un planeta de muertos."- Acotó Manuel Iturbide. -"Me parece insalubre."- Insinuó el Profesor Coturno. Estaban sobre la losa agrietada de un Espacio Puerto milenario. Sobre ellos, las nubes pasaban raudas, cual velos de viudas, desgajados harapos de sueños olvidados. Alcanzaron el edificio más cercano, una pirámide mojada por la lluvia, que había nacido y crecido en minutos. Como estaba usando sus cascos, las luces de los mismos producían miríadas de cristales brillantes ante sus ojos. -"¡Oh, por fin!"- Exclamó Manuel Iturbide, al llegar bajo techo. Era una gran arcada, un pasillo enorme, construido por los gigantescos insectos. Pasaron por sobre un piso metálico y se encendieron las luces, una música majestuosa y aterradora les llegó a los oídos. -"¡Buen recibimiento!"- Acotó el profesor Coturno, con mirada asustada. Entraron a un amplio anfiteatro. Allá abajo, tras miles de asientos ciclópeos, se veía un escenario. Luces rojas y amarillas se encendieron, parpadeando. Una música diferente llenó la sala, sus cuerpos, sus corazones. Un rayo vivísimo taladró sus mentes, leyó su lenguaje, analizó la gramática, la sintaxis del idioma castellano... Poco después, el equipo de holografía comenzó a funcionar y un ser humano, vestido con una túnica color malva, pareció flotar y detenerse en medio del inmenso escenario. Era una mujer, con ojos luminosos, cabellera oscura y lustrosa, que habló recitando, con un tono agradable lo que parecía una melodía de amor. Los recién llegados se sentaron en una de las butacas existentes - cabina todos en una de esos asientos - y escucharon, fascinados lo que ella exclamaba: "Comeré del recuerdo de estos días que se van cuando llegue mi otoño y se termine este afán. Recordaré la piedra porfiada el mismo que no quería morir, el ambiente de fantasmas y estas ganas de vivir. Les doy la bienvenida al país de los Mbrooitas; ellos se han muerto vuestros son sus restos." La silueta de la mujer se desvaneció, se apagaron las luces, y el profesor pidió:-" ¡Vayamos a otro lugar!" Pasaron a una sala de grandes baldosas negras y blancas. De pronto, una de ellas se hundió bajo sus pies, cayendo los cuatro por un túnel. Aterrados, veían pasar piso tras piso, con luces encendidas, adornados todos con barreras de bronce. Era maravilloso y demencial, y tras algunos segundos pudieron darse cuenta de que, aunque el gran pozo giraba a derecha e izquierda, ellos no golpeaban sus lados, sino que se mantenían cayendo por el mismo centro. Vieron acercarse el piso, pero antes de tocarlo, fueron detenidos por una fuerza, que les hizo poner los pies suavemente en las frías baldosas . Apenas daban los primeros pasos allí, cuando un cyborg apareció caminando sobre tres delgadas patas, mientras una voz salía por un altavoz incorporado a su pecho:-" ¡Soy un Osmosis V ! Debo sacar de sus cerebros la información disponible acerca de sus planetas de origen." Con dedos terminados en ventosas, que llevaban cables conectados a grabadoras dentro del robot, le sacó el casco protector al Profesor Coturno de su cabeza, depositando ventosas por toda la periferia craneal. Con la otra " mano" lo sujetaba por el cuello, impidiendo que huyera... -"¡Basta!"- Pidió el profesor, al cabo de media hora, desmayándose del esfuerzo al que estuvo sometido, ya que el robot le extraía de su cerebro la vibración mnemónica . Manuel Iturbide se agachó al costado del Profesor. Rafael Urquiza sintió que algo hurgaba su cerebro, y oyó al Cyborg decir:-" ¡Ahora te toca a ti !" Acto seguido, el Cyborg lo sujetó y auscultó del mismo modo que hubiera hecho antes con el desmayado y exangüe Profesor. -"¡Oh!"- Gritó Rafael Urquiza, cayendo desmayado al punto. El robot se dirigió hacia Manuel Iturbide. Éste sonrió. Sentía un cosquilleo en su cabeza. Las luces del robot se abrillantaron y con un estallido cayó al suelo, tras chisporroteos que incendiaron su estructura. El Profesor abrió sus ojos, recuperándose. Se dió cuenta del incendio, y Preguntó :-"¿ Qué le pasa al mecanismo cibernético? " -"¡Parece que mis pensamientos le indigestaron su estómago!"- Rió Manuel Iturbide. Rafael Urquiza se puso de pie poco después, adolorido. Se enteró de lo sucedido, y dijo:-" Este no es el lugar tranquilo que se suponía que era. Mejor buscamos el modo de regresar a la superficie, o nos veremos en problemas." -"Hay aire respirable acá. Pero mejor nos volvemos a colocar nuestras escafandras, ya que más arriba puede estar el aire irrespirable del planeta."- Opinó el profesor. Hallaron un ascensor en el pasillo que seguía de esa sala. Teclearon en unos grandes botones, subiendo Rafael Urquiza en hombros de Manuel Iturbide para hacerlo, ya que el dicho aparato era desproporcionado para sus estaturas. -"¡Y tengo hambre!"- Se quejó Manuel Iturbide, mientras subían en el artefacto. Salieron a un corredor, y pronto hallaron la puerta de salida al exterior. Caminaron rápidamente hacia la nave "Montaña Nubosa", mientras el profesor comunicaba de lo sucedido, por la radio emisora, al Comandante Porcel, quien les había estado llamando infructuosamente por aquel medio. Ya dentro del navío, el profesor dijo:-" Está desolado el edificio, aunque hay aún robots que funcionan, y que nos pueden causar más de un serio problema. Sugiero que demos por terminada la exploración aquí, y levantemos vuelo de inmediato." -" Para pronto es tarde."- Farfulló el comandante, dando la orden al Astrogador para que pusiera a punto la nave, mientras el copiloto Rafael Urquiza se aprestaba a elevar el artilugio. Emprendieron vuelo y se estabilizaron en una órbita excéntrica polar, durante tres días. -"Calmaremos los nervios. Llame a la Tierra y explique lo visto."- Pidió el Comandante a Jago Vargas. Jago Vargas radió el mensaje, que demoraría años en llegar a la lejana Tierra. Los datos de que se disponían serían de casi nula utilidad para los terrestres, ya que los planetas estaban desprovistos de aire respirable, lo que los haría inservibles para la colonización. Días después viajaron al Tercer Planeta. Desde lo alto, usando los sensores, pudieron ver sólo ruinas en donde antes hubieran florecientes megaciudades. Se toparon con un satélite militar, que llenó el espectro auditivo con mensajes para que se identificaran, cosa que hicieron , ayudados por el Computador Central de la nave. Les dispararon tres torpedos, uno de ellos dió en el blanco, pero aparte de un abollón, ningún otro daño hizo, ya que su carga estaba inutilizada por el largo tiempo transcurrido desde su fabricación. -"Retirémonos."- Pidió el transpirado Comandante Porcel, y el copiloto Rafael Urquiza maniobró el navío, alejándolo de la superficie planetaria y enfilando hacia el exterior del sistema Insectoribus... El Comandante ordenó acelerar la máquina y salieron del Sistema en cinco días. Ubicaron a Sol, dentro de la miríada de astros refulgentes, y con esos datos en la Computadora de la ex nave de los Insectoribus, aceleraron al máximo, operación que duró veinte días. Luego, se hibernaron en las cápsulas criogenizadoras y entraron al No - Ser, por espacio de ciento dieciocho años. La nave voló en forma silenciosa y vertiginosa a través del abismo espacial, pasando a veces por las cercanías de ardientes estrellas, para desembocar finalmente frente a la órbita del planeta Plutón, punto en el cual el calendario de a bordo indicaba exactamente como correspondiente al 2 de enero del año 3.018. Desde las cápsulas salieron los tripulantes, es a decir, el Comandante Porcel, el astrogador Cornejo, el copiloto Rafael Urquiza, el técnico Jargo Vargas, el Profesor Coturno y Manuel Iturbide el Radarista. Algo mareados, se sentaron quietamente en las butacas de la Sala de mandos, que habían sido adecuadas para su tamaño por los robots Deambero y Boortirbuch. Por las pantallas de proa se podía ver el planeta Plutón, al que se acercaban velozmente. -"Rumbo de colisión."- Avisó Manuel Iturbide, observando sus controles. Con dedos aún torpes por el largo sueño, el Astrogador varió el rumbo, lo que les hizo girar y quedar en órbita ecuatorial en torno a Plutón. Prontamente, dos naves de batalla, negras y amenazantes, se les aproximaron instantáneamente. Por la radio - televisión, un uniformado, con galones de Capitán, les dijo:-" Nave desconocida, identifíquese, por favor." -"¡Naves terrestres en Plutón! ¡Vaya que hemos avanzado en la exploración del Sistema Solar!"- Comentó Manuel Iturbide. El Comandante Porcel respondió, a través de la radio:-" Nave "Montaña Nubosa" se identifica; tripulada por el Comandante Porcel, registro Nº 2773892- 92. Proveniente del alto espacio, rumbo a la Tierra." Segundos después, la voz del comandante de la flotilla de naves llegó por los parlantes a ellos, diciendo:-" Aliste escotilla superior; arpeos de abordaje en camino. Reciba patrulla espacial." -"Comprendido."- Dijo el Comandante, aprestando lo necesario. Poco después, la oscura mole de una de las naves se aproximó, quedándose la otra a prudente distancia. Un conducto llevó desde una nave a la otra la mencionada patrulla. Una vez dentro de la nave, los seis militares se despojaron de sus cascos. Uno de ellos habló:-" Soy Alofre Juix, Capitán de la "AJ- 44". Pido permiso para abordar." -"Concedido, capitán Juix. Sea bienvenido Ud. y su contingente a bordo de la "Montaña Nubosa"; soy el comandante Porcel."- Expresó éste. -"¡Mucho gusto en conocerle! Corroboré vuestra información, y puede Ud. proseguir hacia la Tierra. Será escoltado por mi nave hasta llegar a la órbita terrestre; ha de saber Ud. que lamentablemente existen piratas en las rutas a seguir."- Dijo Juix. -"¡ Penoso que hayan piratas! Y agradezco su oferta."- Sonrió Porcel. -"Dejaré dos de mis hombres con Ud.: Elvis Dean y Brito Barzal, maquinista."- Decidió Juix. -"¡A sus órdenes!"- Accedió Porcel, resignándose. Se le mostró lo más importante de la nave "Montaña Nubosa" al capitán Juix, quien quedó muy bien impresionado de ver la gran capacidad de carga de la pantagruélica nave de los Insectoribus... Alojaron en camarotes individuales a los dos militares del capitán Juix, quienes tenían cerca de treinta años cada uno. Las dos naves enfilaron, por la vía más corta, hacia la Tierra, invisible desde esa gran distancia, que hacía aparecer al Sol como una apagada estrella más en el piélago oscuro del cosmos... Al llegar el período de descanso, se escuchó un estrépito en el camarote de los militares adjuntos. Manuel Iturbide se dirigió allá, para averiguar qué pasaba, y al abrírsele la puerta, vio a Elvis Dean sollozando sentado en el borde de su litera. -"Está así desde que se divorció."- Indicó Brito Barzal, moviendo la cabeza. -"Tenemos un experto en divorcios...le iré a buscar. Dos enfermos del mismo mal de seguro se comprenderán."- Afirmó Manuel Iturbide, y fue a buscar a Rafael Urquiza, quien estaba por acostarse. -"¿Y a título de qué tengo que ir yo a consolar hombres hechos y derechos?"- Preguntó Rafael Urquiza, pero siguió a Manuel Iturbide al camarote de los "attaché" militares. -"Déjenme solo con él."- Pidió Rafael Urquiza. -"¿Vayamos a servirnos algo al Casino?"- Invitó Manuel Iturbide a Brito Barzal. -"Vayamos."- Sonrió éste, aliviado de alejarse de los problemas psíquicos de su compañero. -"Soy Rafael Urquiza, y tuve un problema de separación, antes de este viaje."- Informó el mencionado a Elvis Dean. -"¡Pero no creo que tan terrible como el mío!"- Farfulló Elvis Dean.-" Resulta que yo me separé de la mujer que había elegido como modelo de fidelidad, tras 23 años de casado. Ella imbuyó el odio en mis dos hijos y ahora ni me miran." -" Eso es corriente." -"Será corriente, pero lo hallo muy de roto, de mal educado. No piensan en que me deben la vida y los estudios alcanzados. Es más: uno de ellos es aún menor de edad y yo estoy dando dinero para su manutención." -"Seguramente su ex mujer es quien armó todo ese tinglado de odio y revancha." -"¡ Así es! Me lo han dicho familiares, que la han visto en acción." -"Hay mujeres muy vengativas. Con una mano reciben el pan y con la otra dan el cuchillazo." -"Ya le he explicado mi problema, Rafael Urquiza, y me convendría sobremanera que Ud. me diera la solución a mis problemas." -"¡ Péguele un balazo por encargo! Sus hijos perderán, así, la mala influencia que esa vieja bruja ejerce sobre ellos. Solos limpiarán sus corazones del odio inculcado y le verán a Ud. como un padre verdadero." -"¿ Cree Ud?"- Se asustó el militar. -"¡ Estoy seguro! Un balazo y asunto terminado." -"Sólo me falta saber quién podrá darle el pasaje al Otro Mundo."- Sonrió Elvis Dean. -"¡ Ah, yo le doy a Ud. el dato, pero no puedo andar pegando balazos yo mismo! Recuerde que vengo llegando del espacio exterior."- Se disculpó Rafael Urquiza, poniéndose de pie y dejando muy asustado al militar. Tres días después, en el Espacio puerto Orbital de la Tierra, el capitán Alofre despedía a la tripulación de la nave " Montaña Nubosa", diciendo:-" No se preocupen Uds. por el navío que han traído; quedará resguardada por el Ministerio de la Guerra." Bajaron al planeta en una nave atmosférica, que les dejó en El Monte, Chile. Desde allí les llevaron en una limosina aérea hasta Renca, en donde estaba el gran y lujoso edificio del Ministerio de Asuntos Extra - planetarios. Les recibió Pinolwin, un funcionario de carrera, en su suntuoso despacho. -"¡ Tomen asiento!"- Les invitó, y se sentaron en mullidos sillones . Les proporcionó habanos sin nicotina, mientras ponía en sus manos vasos con Whisky analcohólico. -" Han cumplido Uds. a la perfección su cometido: han traído en una pieza ese armatoste Alien. Esperamos reproducir sus maravillosos motores y cada uno de sus inventos que en su interior contenga."- Afirmó Pinolwin. -"¿ Hay dinero para nosotros?"- Preguntó Manuel Iturbide. El funcionario enarcó sus cejas, sorprendido. Aseveró:-" ¡Por supuesto que no! Pero recibirán Uds. trato V.I.P. durante un mes; estadía en el hotel Hyott Cósmico, de la capital. Pueden pedir lo que deseen de comer, vestir, beber, en ese Hotel; todo por cuenta de este Ministerio." -" Eso cambia las cosas."- Opinó Rafael Urquiza. Fueron trasladados al Hotel Hyott Cósmico, ocupando allí dos suites. En una alojaron el Comandante Porcel, el astrogador Cornejo y el profesor Coturno. En la suite del piso superior alojaron Jargo, Rafael Urquiza y Manuel Iturbide. -"¡Excelente! ¡Frutas!"- Opinó Manuel Iturbide, cogiendo una brillante y grande pera, desde un adornado frutero. Rafael Urquiza observó la ciudad, desde el amplio balcón. A lo lejos, se veían las montañas de la Cordillera de la Costa. Alrededor se podía admirar la llanura sembrada de hortalizas, con algunos árboles frutales. -"Es muy hermoso todo esto."- Opinó Manuel Iturbide, dándole un mordisco a la jugosa fruta. En la suite del piso Nº 31 el profesor Coturno pidió dos botellas de buen Whisky y bajó a la calle en un ascensor, caminando con paso elástico por las atiborradas calles, en que se veían deambular a miles de personas. Por mientras, el resto de la tripulación de la nave "Montaña Nubosa" se acicaló para bajar al comedor del Hotel en donde solicitaron un exquisito banquete. Estaban en el tercer plato, cuando vieron regresar al Profesor, con la cara encendida. Le acomodaron en una silla, ya que venía completamente ebrio. Sonrió a todos, dijo estar muy bien, y enterró su cara en una ensalada de camarones, dormido como un tronco. Entre dos mozos le llevaron a su suite, dejándolo sobre su cama. -" ¡ Qué rara la actitud del Profesor!"- Comentó el gordo Comandante Porcel.-" ¡Nunca le vi en ese estado!" -"¡Déjenlo! Trabajó mucho en la nave. Se merecía una liberación momentánea."- Opinó Manuel Iturbide, tragando un buen trozo de venado con mayonesa. -"Hay piscina nocturna."- Comentó Porcel. -"¡ Magnifico! Iré. No pienso perderme ninguna maravilla de este magnífico Hotel en que nos han alojado los del Ministerio."- Rió Manuel Iturbide, atacando la fuente de las aceitunas verdes. -"¡ Hay que pasarla bien, después de haber andado sobre tanto peñasco!"- Comentó Rafael Urquiza, entretenido con su copa de vino Gato Blanco. A las 03:00 hrs Rafael Urquiza, Manuel Iturbide, Jargo, el Comandante Porcel y el Astrogador Cornejo descansaban sobre sillas reclinables a la vera de la concurrida piscina arriñonada del Hotel, bien provistos con vasos de licores finos. -" Mañana iré a darme una vuelta por el sindicato de la Espacial Mercante.¿ Vienes conmigo, Cornejo?"- Inquirió Porcel. -"Perfecto."- Eructó éste. -"Uds. los astronautas sí que lo pasan bien, allá en el espacio."- Dijo Rafael Urquiza, dirigiéndose a ambos. -"¿ Está loco? ¿Enlatados en viejas naves comerciales, sin mujer, sin aire puro, sin vegetales frescos? ¡Meses de encierro!"- Se quejo el Comandante Porcel. -"¡Qué raro! Yo creí que le gustaba."- Se extrañó Rafael Urquiza. Ambos astronautas no respondieron a su comentario, encerrándose en un mutismo de borrachos, amenizado con eructos esporádicos. A las cuatro de la madrugada se fueron a sus dormitorios, trastabillando por los alfombrados corredores. Al día siguiente, Porcel, Cornejo y Jargo hallaron plazas en la "Compañía Astral", que hacia el vieja Tierra - Asteroides, transportando pasajeros y minerales. Hablaron con Pinolwin, a fin de permutar los días que les faltaran de estadía en el Hotel Hyott, por dinero... -"¡ Imposible!"- Exclamó el funcionario aludido. Como ya habían firmado Contratos de Embarque, debieron subir al transporte " Megatón" y despegaron desde la Tierra cinco días después, tras una fría despedida del profesor Coturno y del resto de los ex tripulantes de la "Montaña Nubosa"... Coturno y sus amigos continuaron dándose la gran vida en el hotel, descubriendo todos los días alguna cualidad insospechada del hotel. Por fin, a los treinta días, les fue notificado el término de su estadía en el Hotel. -"¡ Vayamos a reclamarle al funcionario Pinolwin!"- Se enfadó Manuel Iturbide, cuando no le sirvieron su vaso de whisky matinal en el bar del hotel. Una vez ante el funcionario del Ministerio, éste escuchó pacientemente las reclamaciones del grupo, y respondió:-" ¡Todo se acaba en la vida, amigos! Pero, no se preocupen: están jubilados de por vida. Y sus cheques estarán esperándoles los fines de mes en la caja de pagos de este edificio." -"¿Y tenemos acumulados mucho dinero?"- Se entusiasmó Manuel Iturbide. -"No lo sé. Tienen que Uds. apersonarse en las oficinas pertinentes. "- Sonrió Pinolwin, poniéndose de pie, dando por terminada la entrevista. Tras las apresuradas inquisiciones, que debían hacer a la carrera, ya que atendían sólo medio día, quedaron ingresadas sus solicitudes de retiro de dinero por pagos atrasados. Debieron esperar hasta el día siguiente, por lo que durmieron en los escaños de una plaza, reclamando contra el gobierno... Al día siguiente estaban ya en el edificio apenas se abrieron las puertas. A media mañana estaban cursadas las autorizaciones de cancelaciones atrasadas. En conjunto sumaban 37.000.000 de Garantes (moneda en curso), que venía significando bastante poder adquisitivo, en dicha era. Se les indicó que podrían cobrar sus pensiones todos los meses, en los días 30... Viajaron a la costa chilena, y compraron una casa para los tres. -"¡ Fue buena idea venirse a la costa!"- Opinó Rafael Urquiza. -" Cartagena es tranquila en esta época del año."- Afirmó el profesor Coturno. Estaban en su casa, ubicada en los cerros del norte de la ciudad. -" Hoy es 19 de diciembre del 3.018. La gente, allá en la capital, está nerviosa : compran regalos y comida, para el fin de año que se avecinda." -" Igual que antiguamente."- Recordó Rafael Urquiza. -"Exacto. Sólo que hoy hay tanto adelanto, que es como estar en otro planeta."- Aseveró el profesor Coturno. -"Y ya no nos quedan pari‚ƒ„…†‡ˆ‰Š‹ŒŽ‘’“”•–—˜™š›œžŸ ¡¢£¤¥¦§¨©ª«¬­®¯°±²³þÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿentes: murieron hace ya más de diez siglos..."- Comentó Manuel Iturbide. Se bañaron en el mar, y regresaron tiritando, por la frialdad de las aguas. -"¿Qué opinas de las iglesias cristianas, con sus estatuas de Jesús, la Virgen María y los Santos?"- Preguntó Manuel Iturbide a Rafael Urquiza, quien se friccionaba vigorosamente con su toalla, para restablecer la circulación capilar. - Me remito al libro del Éxodo, en esa parte que dice clara y concisamente: Yo soy Jehová tu Dios, que te ha sacado de la tierra de Egipto, de la casa de esclavos. No debes tener otros dioses contra mi rostro." "No debes hacerte una imagen tallada ni una forma parecida a cosa alguna que esté en los cielos arriba o que esté en la tierra debajo o que esté en las aguas debajo de la tierra. No debes inclinarte ante ellas ni ser inducido a servirles, porque Jehová tu Dios soy un Dios que exige devoción exclusiva, que trae castigo por el error de padres sobre hijos, sobre la tercera generación y sobre la cuarta generación en el caso de los que me odian; pero que ejerce bondad amorosa para con la milésima generación en el caso de los que me aman y guardan mis mandamientos."- Expresó Rafael Urquiza. - "Está claro: nada de imágenes, cruces, santos, signos, nada. Y las Iglesias Católicas están repletas de imágenes y signos."- Comentó el profesor Coturno. -"Señal del error."- Agregó Manuel Iturbide. De vez en cuando, naves de la policía sobrevolaban silenciosamente a las masas de gentes que se bañaban en las heladas aguas del Océano Pacífico. - Es raro que nadie comente de los Yaksunes." -"La gente vive preocupada de sí misma. Sólo si ven alguna ganancia se preocupan."- Comentó el profesor, tapándose del sol con su toalla, para no insolarse. -"No hay mucho que ganar, con esos tipos. Y esos viejos pajarracos priekes, un aborto de la Naturaleza."- Opinó Rafael Urquiza. -"Lo mismo deben pensar ellos de nosotros."- Rió Manuel Iturbide. -"Somos mamíferos, ellos plumíferos. Me pregunto si a algún Yaksun se le ocurrió echar huevos de priekes a la sartén. Son un atado de melindrosos, fondeados dentro de esa gran ciudad. Cosbross..¡ Es la única grande que tienen!"- Recordó Rafael Urquiza. -"¿Cree Ud. que el terrestre halló pájaros como ése y les dió el bajo, profesor?"- Inquirió Manuel Iturbide. -"Es muy posible."- Sonrió éste. -"¡Es seguro!"- Afirmó Rafael Urquiza, parándose sobre la candente arena. -"Quizás Noé lo dejó fuera del Arca cuando Jehová Dios le permitió salvar animales, al dejar caer las aguas."- Comentó Manuel Iturbide. Rafael Urquiza se apresuró a hablar:-" Pero, recuerda que en Génesis dice:..."ellos y toda bestia salvaje según su género y todo animal doméstico según su género y todo animal moviente que se mueve sobre la tierra según su género, y toda criatura volátil de los cielos según su género, todo pájaro, toda criatura alada." -"O sea, acá no hubieron Priekes."- Dijo Manuel Iturbide. -"No creo; al menos, no cuando Noé recibió la orden." -"Recuerda los millones de dinosaurios que habitaban la Tierra. Grandes organismos, montañas de carne, con fuertes armazones óseas." - Debe haber sido todo un espectáculo ver tanta bestia suelta." -"Aterrador siendo el hombre tan pequeño y frágil ante aquellos monstruos antediluvianos."- Afirmó Manuel Iturbide. -"La iglesia católica dictaminó que el sábado se trabaja y el domingo se descansa."- Comentó el profesor, mirando a Rafael Urquiza, quien inmediatamente dijo: -" Otra vez me remito a la Biblia: en Éxodo dice lo siguiente: "Acordándote del día del sábado para tenerlo sagrado, seis días has de rendir servicio y tienes que hacer todo tu trabajo. Pero el séptimo día es un sábado a Jehová tu Dios. No debes hacer ningún trabajo tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu animal domestico, ni tu residente forastero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos y procedió a descansar en el séptimo día. Es por eso que bendijo Jehová el día del sábado y procedió a hacerlo sagrado." -"Está claro: nada de domingos como días de descanso: sólo el sábado, y entonces la poderosa iglesia católica tergiversa y hace pecar a los hombres, enemistándolos con Dios Jehová." -"¿Por qué lo hará?" Tendría que ser la maldad que, de algún medio astuto, se metió dentro y tomó el timón y lleva a todo el que se sube arriba de ese buque a los escollos de la perdición eterna." -"No de otro modo se justificará tanta aberración."- Comentó Manuel Iturbide. Al oscurecer se retiraron a su casa; hacía viento fuera y el mar azotaba las pétreas costas y anegaba las playas con su marea negra y sin estrellas. -"¡Golpean la puerta!" Efectivamente, alguien la golpeaba. Abrió Manuel Iturbide y un hombre como de cincuenta años, 69 kg.. de peso, blanco, de cabellos castaños, vestido con vestón azul, pantalones grises y camisa blanca, dijo:-" Soy Moisés Figueroa. Buenas noches." -"Buenas noches."- Respondió Manuel Iturbide, y le cerró la puerta. El tipo volvió a golpear y al abrírsele agregó :-" Disculpe, pero aparte de venir a saludarles vengo también a tener una conversación con Uds." -" Deja pasar al caballero."- Tosió Rafael Urquiza, llegando hasta la puerta de entrada. Entró el hombre, y Manuel Iturbide le dijo:-" Pasemos al comedor; allí estaremos más cómodos." -"Perfecto"- Sonrió Moisés Figueroa. Sentados ya ante la despejada mesa y bajo la cruda luz de una sola ampolleta, Moisés Figueroa, gesticulando, les informó:-" Yo soy un seguidor de vuestras aventuras. He gozado viéndoles, en su accionar, en el planeta 3032- astro BMX- 10.343, Kibaltorpo, junto al Comandante Porcel ." -"¿Tiene una máquina visoria del acontecer cósmico, acaso?"- Se maravilló Manuel Iturbide. -"Algo mejor, pero déjeme seguirles contando: vi cómo Osmosis V reventó, siendo una inteligencia artificial, al leer los líos mentales del Sr. Manuel Iturbide. Les seguí en su viaje en estado de hibernación hasta llegar a este planeta. "- Contó Moisés Figueroa. -"¿Es Ud. un ángel?"- Se inquietó Manuel Iturbide. -"No, sólo tengo contactos con el numen de un escritor." Un largo silencio se hizo patente. Rafael Urquiza dijo:-" ¿Un escritor? Y entonces, ¿cómo sabe Ud. tanto, si los escritores generalmente viven entre cuatro paredes?" -" El numen de que hablamos se une a vuestras mentes esotéricamente."- Fue la sorprendente respuesta del recién llegado. -"¡Imposible!"- Rió el profesor Coturno, sentándose entre ellos. -" Miles de cosas me han ido sucediendo...¡ningún numen de escritor podría registrarlas!" -"Lo mismo digo yo."- Opinó Manuel Iturbide.-" Hasta me hice hacer un árbol genealógico...¡Remonto mis antepasados hasta Luis II de Francia!" -"¿Un noble?"- Se maravilló Rafael Urquiza, mirándolo asustado. -"Pariente del rey!"- Se vanaglorió Manuel Iturbide. -"El escritor captó ya esos recuerdos, vía Numen."- Informó Moisés Figueroa. Golpearon nuevamente la puerta de calle, y Manuel Iturbide gritó. Un olor nauseabundo se hizo dentro de la casa. -"¿Qué pasa?"- Gritó Rafael Urquiza. Dos seres monstruosos entraron a la casa y cogieron a Manuel Iturbide, arrastrándolo fuera. -"¡ Arturianos!"- Gritó Moisés Figueroa. -"¡ Pulpos! ¡Invasión del mar!"- Aulló Rafael Urquiza, parándose de un salto de la silla. Más pulpos llegaron y les sacaron fuera de la casa cogiéndolos con sus tentáculos apestosos... Al salir fuera, pudieron ver una nave espacial, iluminada brillantemente con sus luces propias. Tenía una forma de caparazón de quelonio, y estaba levitando a dos metros del suelo arenoso. Los pulpos entraban a una zona de luz anaranjada, que les elevaba hacia dentro de la nave, pasando por una abertura circular... Pronto, estuvieron todos dentro. Se sintió un gemido mecánico y cayeron al suelo, debido a la presión ejercida hacia abajo, mientras la nave hendía el aire, en una espiral ascendente. De improviso, la fuerza que les empujaba hacia el piso cesó, pudiendo pararse normalmente. -"¡ Raptados!"- Aulló Rafael Urquiza, tratando de zafarse del correoso contacto con los pulpos, que les arrastraron hasta una celda, en la cual quedaron encerrados los cuatro. -"¡ Nos comerán!"- Se quejó Manuel Iturbide, sentándose en el piso. -"¡ Esto es espantoso!"- Se quejó Coturno, tomándose la cabeza a dos manos. Desde uno de los muros comenzó a brotar un gas amarillento, que terminó por narcotizarlos... &&&&&&&&&& CAPITULO Nº II.- "RAPTADOS POR LOS ARTURIANOS." Horas después despertaron, y flotaban en el aire de la cabina, que ya estaba libre de los gases narcotizantes, extraído por medio de conductos de ventilación. -"¡ Nos adormecieron! Me duele la cabeza..."- Se quejó Manuel Iturbide. Fueron pasando los minutos, en los cuales se fueron adecuando a moverse sin gravedad que los sujetara al piso. -"Parece que se olvidaron de nosotros."- Comentó Moisés Figueroa - Tuve un sueño bíblico."- Comentó Rafael Urquiza. -"¡Feliz tú! Yo soñé con mi suegra."- Rió Manuel Iturbide. -"¿Para qué nos querrán estos bichos?"- Se preguntó el profesor Coturno. -"¡ Vivisección!"- Se imaginó Moisés Figueroa. -"¿ Qué quiere decir eso ?"- Se alarmó Manuel Iturbide. -"Te van cortando a pedazos, para ver cómo funciona tu cuerpo. Mejor que cortar muertos. Más rápido."- Ilustró el profesor Coturno, dirigiéndose al aterrado Manuel Iturbide. -"¡ Ah, salvajes pulpos!" Apareció uno de ellos, y les pasó unas mangueras, que sobresalían desde una esfera. Cuando vio que todos disponían de su tubo, movió una llave en la esfera y de las mangueras comenzó a brotar una sustancia espesa... -"¡ Comida!"- Ilustró el profesor Coturno, tras oler aquello. -"¡Qué asco!"- Hizo un gesto de repulsión Moisés Figueroa. -"¡Coma!"- Recomendó Rafael Urquiza .-" No sabemos cuándo nos darán otra ración". El líquido pastoso tenía gusto a carne rancia, pero era comible...si se tenía mucha hambre. Tras diez minutos de esto, el pulpo cortó el suministro, retiró las mangueras y se llevó el artefacto tras suyo. -"¡Se parece a los mozos del "Hyott"!- Rió Manuel Iturbide, y aquello hizo nacer la hilaridad en todos, lo cual les ayudó a pasar tan críticos momentos... Al poco rato volvió aquel pulpo ( o su hermano gemelo, pues todos lucían iguales) y les arrojó una lluvia de libros, yéndose acto seguido. -"¿Nos tiran libros? ¿Qué se creen, que somos ratones?"- Se burló Manuel Iturbide. Moisés Figueroa cogió uno, y leyó:-"3 Malaquías: Estoy enviando mi mensajero y él tiene que despejar un camino delante de mí. Y súbitamente vendrá a su templo el Señor a quienes Uds. buscan y el mensajero del pacto en quien se deleitan. ¡Miren! Ciertamente vendrá. Y ciertamente me acercaré a Uds. para el juicio y ciertamente llegaré a ser testigo veloz contra los hechiceros, y contra los adúlteros y contra los que juran falsamente y contra los que actúan fraudulentamente con el salario del trabajador asalariado, con la viuda y con huérfano de padre y los que apartan al residente forastero, mientras que no me han temido" -"¡La Biblia!"- Se maravilló Rafael Urquiza, buscando entre los demás libros, pero éstos eran de autores humanos, tales como Shakespeare, Cervantes, Defoe... Tras dos horas de ansiedad, flotando en la celda, se abrió nuevamente la puerta, entrando varios pulpos, que traían una caja llena de protuberancias...Los enfocaron con una corneta, y uno de ellos silbó, siendo aquel ruido traducido por la maquina al castellano, por lo que pudieron entenderlo: -"¡ Hombres de la Tierra! Han sido elegidos para entretener y servir con ocasión del gran banquete que dará nuestro Rey MBesh. "Seréis entrenados, al llegar al Gran Planeta del Reino de Arturo. Por ahora, mantened la calma y comportáos dócilmente y seréis tratados bien. De lo contrario, sufriréis. "Estamos ahora en plena travesía. El viaje es lento, debido a los rodeos que se deben efectuar para evitar los peligros. Seis semanas más y llegaremos a destino." El pulpo dejó de silbar, retiraron la caja y salieron de la celda. -"¡ Menudo lío! ¡Ahora somos bufones!"- Se quejó Manuel Iturbide. -"¡Más lío tenemos por la falta de baño! Esa porquería que comí me ha dado una serie de retorcijones de estómago, que me temo terminarán mal..."- Se quejó el profesor, y efectivamente así fue, pues al rato debió evacuar, no sirviendo de nada que aporreasen la puerta para informar de las necesidades biológicas humanas... Dos meses después los cuatro terrestres desembarcaban en el planeta de los pulpos pensantes. Era un ambiente húmedo y cálido; el agua estaba por todas partes; pozas y canales reemplazaban a las acostumbradas aceras terrestres,y los oscuros cuerpos de los tentaculados parecían hacer hervir las aguas de los canales. -"¡Apenas puedo caminar!"- Se quejaba Manuel Iturbide, y en ese predicamento estaban todos los terrestres, ya que la permanencia en gravedad 0 les había hecho perder mucha movilidad. -"Ssrt ss!"- Silbaban los pulpos, guiándolos por las canaletas pavimentadas; el agua estaba grasienta, y aprovecharon de sacarse la ropa, pues hedían de una manera terrible, al no haberse podido asear en dos meses ... -"¡No me vestiré con esos trapos inmundos!"- Opinó Manuel Iturbide, arrojando lejos sus ropas, que se hundieron prontamente en las aguas turbias. Avanzaron cosa de tres kilómetros, cruzando algunas vías de agua realmente anchas, en que se veían barcazas repletas de cefalópodos .... -"¡ Parece una pesadilla!"- Reclamaba Manuel Iturbide, constantemente. Por fin, entraron a una gran edificación directamente, usando para ello una de las compuertas . -"¡Nunca había nadado tanto en mi vida!"- Boqueaba el profesor, apoyándose en los gruesos tentáculos de los pulpos que les guiaban, que siempre estuvieron ayudándoles en el avance. Dentro, era de maravilla: canaletas subían y bajaban hacia todos lados, adentrándose en habitaciones y pasadizos en los cuales el agua se escurría, sirviéndoles maravillosamente bien a los pulpos, que así mantenían húmedas sus epidermis. El material era translúcido, aunque algo amohosado por el uso. Les llevaron al fondo de la mansión, en donde les alojaron en piezas secas, en compañía de otros dos seres con forma humanoide, aunque sólo gruñían para comunicarse. -"¡Hombres pitecántropos!"- Diagnosticó el profesor, y todos los días dedicaba un cuarto de hora a tratar de hacerse entender de ellos, no lográndolo nunca. Se les asignó el llevar viandas desde las cocinas hasta las salas de banquetes. El propietario de la casa era MBesh, con sus tres hembras gordas que rara vez salían de la mansión, caracterizándose por tener sus ojos realmente grandes e inflamados. Les habían dado túnicas plásticas color celeste, pues la vista de sus cuerpos desnudos provocaban agudos silbidos de las damas, que agitaban sus tentáculos al verles. A los banquetes asistían muchos comensales, y llegaban asistidos por enjambres de pulpos asalariados, que les transportaban para que no se cansaran los tentáculos en el prosaico trabajo de reptar por los pasillos. En esas ocasiones las aguas venían levemente perfumadas, y era una delicia estar allí, a media pierna en el agua, llevando bandejas con delicadezas que los pulpos adinerados cogían con glotonería en la punta de sus finas terminaciones tentaculares... Orquestas de pulpos amenizaban las cenas, generalmente usando pequeños platillos metálicos y tambores de roncos sonidos. Gozaban de buen sentido del ritmo, por lo que el ambiente era de jolgorio y alegría. Los pulpos del Reino de Arturo habían alcanzado el grado de inteligencia necesaria para emitir la ya famosa frase " Pienso, luego existo." Y sea habían hecho mineros, metalúrgicos, mineros, médicos, abogados, políticos, militares, sabios, pedagogos, mentirosos, ladrones, asesinos, científicos, músicos, humoristas, escritores... tal como la inteligencia llega a ser en donde llega a tener la suerte de brotar. Tenían dominados seis sistemas planetarios, y colonizados cuatro. La fiestas era muy joviales. Los arturianos que asistían a la mansión en que desarrollaban sus actividades los terrestres eran cortesanos y trataban bien a las diecisiete razas que les estaban sirviendo allí, compuesta por 843 mozos, 200 cocineros, 150 músicos y cantantes. Opinaban los terrestres: -"Dan ganas de que no acabe nunca esta fiesta. Hay viandas que hasta nosotros podemos ingerir." -"Es alegre oír la música, pero es pesadillesco ver tanto tentáculo suelto, tanto ojo glauco dándose vuelta, tanto chirrido inarticulado. Parece Pandemónium." -"Tienes razón, chico, dan ganas de salir corriendo, pero todo este planeta está lleno de pulpos iguales a éstos." Un día se celebró un casamiento entre cortesanos de alcurnia, y Moisés Figueroa dijo a sus amigos:-" ¡Ahora podríamos escapar!" -"¿Y ya sabes para dónde hay que correr?"- Se mofó Manuel Iturbide, pero el Profesor estaba ya cansado del trajín diario, y apoyó la iniciativa de Moisés Figueroa, diciendo:-"¡ Hay que hacer algo! ¡No vamos a estar sirviendo tentaculados toda la vida!" El día del casamiento sonaron las trompetas antes del ingreso de la pareja a la mansión, y los pulpos invitados atestaban hasta los corredores interiores; tantos había. Pasaron los recién casados, cargados en parihuelas por unos seres anfibios, de gran tamaño y feroz apariencia. Todos chirriaban, agitaban tentáculos, avivándolos con silbidos prodigiosos. En medio de un círculo de flores se aparearon, a la vista y regocijo de todos, Luego, prosiguió la fiesta, con redoblada alegría y algunos apareamientos que provocaban silbatinas ensordecedoras. Moisés Figueroa subió a uno de los muchos vehículos aéreos, aparcados fuera del palacio, y tras mucho mover diales y presionar botones, pudo hacer elevar una de las esferas voladoras de los arturianos invitados. Regresó a buscar a sus compañeros, que aceptaron ir de buen o mal grado... -"¡Volaremos lejos!"- Deseó. Hizo elevarse al aparato y se perdieron en la noche. Pronto iban volando por sobre valles y montes, sobre pequeños pueblos y anchurosos ríos, señales de plata en el piélago nocturno. -"¡Apenas se divisa nada!"- Se quejó Manuel Iturbide. -"¡Ya amanecerá, y podremos ver y ser vistos!"- Comentó el Profesor, sentado al lado del piloto. Amaneció. Un gran mar se pudo admirar en dirección a proa, y pronto estaban sobrevolando la costa que era escarpada y rocosa. Pasaron por sobre un balneario, y divisaron algunos cefalópodos retozando ya en sus aguas... En un sector boscoso descendieron en un claro de sesenta metros. Bajo la fronda de ramas y hojas el ambiente era muy agradable. Al bajar del vehículo se sentía un rumor cercano, y tras una corta caminata, hallaron un torrente que bajaba por sobre un lecho de rocas hasta una pileta. Cerca de allí una armazón sujetaba una campana, de la cual colgaba un cordel... Rafael Urquiza tiró de la cuerda, arrancando cristalinos sones a la campana. Todos sonrieron, al recordar la lejana patria... -"¡ Podríamos asearnos en esta espumante pileta!"- Insinuó Moisés Figueroa. Se dieron un chapuzón, y tras éste, se tendieron a secarse bajo los rayos del astro, mientras Rafael Urquiza y Manuel Iturbide iban a la nave, que refulgía en el verdor del bosque. Revisaron los compartimentos, buscando armas o comida, y hallaron algunos tubos alimenticios, pero ningún arma. -"¡ Comida! Ya me acostumbré a comer estas pastas con sabor a mariscos. "- Sonrió Rafael Urquiza. -" Llevémosle a nuestros amigos. deben estar con hambre."- Opinó Manuel Iturbide. Mientras caminaban de regreso, Rafael Urquiza dijo:-" Yo tenía dos sobrinos a quienes pude ayudar, pero lo dejaba para después, y ya sabes, vino aquello del divorcio, luego me embarqué y no les ayudé jamás." -"Acá arriba entre las estrellas ya es un poco tarde para pensar en ello."- -"Es verdad." -"Por eso, hay que actuar cuando es tiempo de actuar, para no arrepentirse después." -"Yo aprendí a retacarme cuando los demás están esperando que les dé algo."- Confidenció Rafael Urquiza. -"Egoísmo." En ese instante arribaron a la poza, y el profesor escuchó aquella palabra, por lo que se puso de pie, diciendo:-" Ego quiere decir yo. Ismo es igual a condición. Condición del Yo es no dar nada y cogerlo todo." Enrojeció Rafael Urquiza, y repartieron los tubos alimenticios. Las flores crecían por doquier, amarillas y rojas, entre el follaje verde, conformado por grandes hojas. El agua corría en una ancha canal hacia el cercano océano, con bordes de pasto fino. Muchos insectos revoloteaban por sobre el humus. Caminaron con ánimo exploratorio por entre los matorrales y aquellos árboles frondosos. Hubo un instante en que, mirando hacia atrás, se veía caer el torrente en reguero blanco de espuma, cortando los oscuros ramajes, hundiéndose en la poza, reventando en gotas y burbujas de aire. Hallaron un grupo de pequeños pulpos bañándose en el canal, los cuales les miraron asustados, mientras silbaban en su peculiar modo de comunicación. Se alejaron prontamente de allí, hacia el costado del mar. -"¡ Es de esperar que no haya un pueblo por acá!"- Deseó Moisés Figueroa.-" O nos delatarán." -"¡ Qué vá! Estos son pulpos salvajes."- Rió Manuel Iturbide, no dándole importancia al asunto. Anocheció, y los terrestres durmieron bajo una enramada que hicieron cerca del arroyo. Al amanecer, un grupo de pulpos armados irrumpió en el lugar, y fueron llevados a sus naves aéreas, que se elevaron al punto. -"¡Se acabaron las vacaciones!"- Se lamentaba Manuel Iturbide. Bajaron en un aeropuerto. Fueron llevados a una oficina circular, y un pulpo rosado les miró con sus tres ojos glaucos, mientras silbaba algunas órdenes a sus subalternos, quienes regresaron trayendo una de aquellas esferas traductoras, a través de la cual sus silbidos prontamente se hicieron inteligibles para los terrestres. Decía:-" ¡Malo lo que hicieron, abandonando vuestros puestos de trabajo, en la cena de los festejos del Rey!" -"Disculpe Ud."- Farfulló Manuel Iturbide, asustado. -"¡ No soy yo quien deberá disculparlos! Pero deben darme las razones de vuestra escapatoria, a fin de transmitirlas al Juez." -"Nos fuimos para gozar de libertad."- Acotó el profesor Coturno. -"He oído vuestras razones y ahora deberéis esperar el veredicto judicial."- Comentó aquel rosado ente. Tres días estuvieron en una celda húmeda, y luego fueron llevados ante el Juez, sin ropas, ya que la pestilencia se había adueñado de sus ropajes, al no permitírseles un servicio higiénico adecuado. -"¡Presentes tres fugitivos del Palacio Real para su juzgamiento!"- Dijo un pulpo verdoso y de gruesos tentáculos, usando aquella maravillosa máquina traductora de lenguajes. -"El reino de Arturo ha escuchado los descargos de estos cuatro terrestres por haber huido de la mansión en que ejecutaban labores de servidumbre. No ha lugar a su alegato de querer ser libres, por cuanto no pertenecen a la raza elegida de los Htetsr, dueños de toda criatura viviente, y por tanto, naturales amos de la creación. "Les condeno a seguir siendo mozos del Rey de por vida."- Dictaminó el Juez, y un ayudante hizo sonar una pequeña campana, dando por terminada la audiencia. -"¡Quiero decir tres cosas!"- Gritó el profesor Coturno, y estando encendido el aparato, su voz fue traducida a los silbidos característicos con que se comunicaban aquellos moluscos. -"¡ Oiré su alegato adjunto, pero la sentencia ya está dictada!"- Dijo el pulpo Juez, agitando sus tentáculos ante sus caras. -"¡ Fuimos raptados desde un planeta en que éramos libres de nacimiento, amos del entorno ! Nos trajeron por la fuerza, y servimos por compulsión. Exigimos se nos retorne al punto de origen."- Gritó el profesor, con encendido rostro. -"Es la costumbre traer seres inferiores a servir a nuestro mundo. Tiempo de dar por finalizada la audiencia."- Cloqueó el octópodo. Fueron sacados de allí y trasladados a un edificio cercano, en donde esperaron por el transporte aéreo, que llegó a las dos horas. Tras un rápido viaje arribaron al palacio en que habían estado sirviendo desde un comienzo, y les llevaron a las cocinas, en donde tres pulpos les esperaban y que, con gestos, se hicieron ayudar en el pelado de legumbres y fregado de botellas y vasijas. No hubo tiempo para lamentaciones: dotados de dormitorios cerca de las cocinas, disponían de siete horas de descanso, ocho de trabajo y dos de libre disposición. Esas últimas las dedicaron al aprendizaje del idioma arturiano, aburridos de tener que pasar largos minutos tratando de adivinar qué se les quería significar con movimientos de tentáculos e irritados silbidos... Tras dos meses, ya eran capaces de hablar medianamente y fueron catalogados como aprendices de cocina: pelaban y lavaban legumbres y productos del mar, vigilaban horarios de cocciones. Se les permitía comer de todo, sin restricciones. Engordaron y andaban ya de buen talante. -"¡ Un trabajo fácil!"- Sonreía Manuel Iturbide.-"¡ Deberíamos haber empezado preocupándonos de aprender el idioma desde un comienzo!" Cada diez días disponían ahora de uno libre, que usaban para lavarse la ropa o pasear por la semi acuática urbe. Lo que les sorprendía era ver que los arturianos no parecían preocuparse en absoluto de su presencia en las canales y veredas. Así, ganaron confianza y pronto se paseaban a sus anchas, percibiendo que, además, no eran los únicos homìnidos presentes allí. Otras razas humanoides estaban concurrentes, usadas de esclavos por los tentaculados amos... Los pulpos arturianos poseían lindas construcciones antiguas, y algunas casas de Oración, hechas en piedra. Visitaron varias de ellas, hallando que servían de cementerios para los pulpos de la clase dirigente. Se dió otra gran recepción, en honor al Conde Turpedon, oriundo de otra ciudad arturiana, que visitaba a su primo el rey MBesh. Rafael Urquiza y los demás, en medio de calderos hirvientes , se afanaban por dar en el gusto a los chefs. Estos medían, probaban, sazonaban las diversas sopas contenidas en aquellos calderos y también rellenaban peces, aves, animales, con huevos, otras clases de carnes, verduras y cocidos. A medio transcurrir el período de fiesta, llovían los parabienes hacia los maestros de cocina, provenientes de los aristocráticos comensales. Un alegre optimismo flotaba en el ambiente. -" Y todo esto es irrelevante."- Comentaba el Profesor, revolviendo un puchero. -"Casi siempre todo es así."- Opinó Moisés Figueroa, rellenando unos peces con pasta de crustáceos hervidos.-" Pareciera que vivimos para esperar. Como sentarse bajo un árbol y ver pasar a las nubes por el cielo. Cuando trabajamos, la vida cobra sentido. Es el trabajo el que le da sentido a la hormiga. "Imagínese Ud. a una hormiga sentada al sol, meditando en el mar. ¿Qué cosa más inútil! Sus pensamientos y conclusiones, ¿quién las vá a aprovechar? Tampoco al hombre le vá a aprovechar elucubrar sin un sentido práctico." Intercedió en la cháchara Rafael Urquiza, diciendo:-" Vivimos para trabajar y disfrutar del descanso. Una vida de descanso no es de utilidad para nadie. " -"¡ Nadie es totalmente inútil!"- Gritó Manuel Iturbide, llevándose una bandeja hacia los salones en que los invitados del rey danzaban tentaculados meneos... Tras el banquete, el Rey MBesh premió a sus servidores, tocándoles a los terrestres una casa en las afueras... Continuaron sirviendo en las cocinas, y tras dos años de esto, llegó un navío espacial del sector habitado por humanos, con un nuevo cargamento de esclavos. Varias mujeres fueron asignadas a las cocinas reales, y por fin pudieron Rafael Urquiza y sus compañeros asignarse parejas. Así comenzó también una segundilla de problemas menores: peleas, discusiones entre ellos, por chismes entre ellas. La casa en que habitaban se pobló de los hijos que les iban naciendo, cuidados por turnos entre ellas, ya que el servicio al rey así lo exigía. Por las noches, en las horas libres, a veces se sentaban en el techo de la casa, a mirar las estrellas, que se extendían en congregaciones brillantes, hasta que el mar de luz era continuado en innumerables nebulosas más allá del borde de aquella Galaxia. Un fuego continuo que sobrepasaba la imaginación. Rafael Urquiza eructó. Recordaba la Tierra y le daban deseos de regresar...Regresar al combate, al odio, la intriga y la traición. Regresar a estar en peligro de ser asaltado, robado, mutilado, chocado cuando viajase en vehículos, insultado. Tomó un sorbo del líquido contenido en un vaso que le ofreciera su mujer, y dió un mordisco a un emparedado de legumbres. No estaba tan mal en el planeta Grande, del rey MBesh, aquel pulpo grande y alegre que gustaba tanto de los banquetes , el baile y la diversión....... A su lado se situaba el Profesor Coturno, quien dijo :"Estamos formando una raza de esclavos para los pulpos arturianos." -"Por ahora. Más adelante seremos sus iguales. Dependerán cada vez más de nosotros . Recuerde la historia de nuestro mismo mundo y me dará la razón."- Expresó Moisés Figueroa. -"Vislumbro mucho sufrimiento para nuestra raza acá ."- Respondió el Profesor Coturno. -"El sufrimiento se soporta con la paciencia."- Dictaminó el chileno. Al cabo de treinta años eran funcionarios importantes en la sociedad de los pulpos arturianos, reconocidos y respetados por el conjunto de las razas allí presentes. Uno a uno fueron falleciendo, jubilados ya de sus tareas. Pero la tarea más grande fue el haber perpetuado su raza en aquel rincón tan alejado del cosmos... fin 24/11/1995 pase al limpio.ajf (OH GLORIOUS TIMES !)

BUZON CASA JUILLET


UPDATE AGOUST 2001.ALIVE AND ALMOST KICKING !

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